PARTE SESENTA Y CINCO

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La oscuridad del cuarto fue siendo cada vez más profunda.

Leo no quería salir de ahí a menos que Won Sik le dijera lo que quería oír. Pensó que era algo imposible, sus esperanzas estaban latentes.

Ravi quería solo decirle la verdad, pero ¿Cómo hacerlo de manera que no quedes como un estúpido?

Se armó de valor, era ahora o nunca.

-Taek, mírame.

Leo levantó la vista de sus manos sobre las rodillas, seguían moviéndose frenéticas. Lo miró tranquilo con una media sonrisa que lo hacia ver muy lindo.

-Prenderé las luces, ya casi no te ves. -Se levantó rápido y se apoyó en el interruptor. La luz era bastante mas brillante que la del propio día.

Aún no se volteaba cuando la voz de su pequeño lo detuvo.

-Yo... te amo.

El pecho de Ravi seguía apresurado. Lo poco que había en su estómago se revolvió.

No se quiso detener y siguió hablando mientras Leo aún le daba la espalda.

-Te amo, pero no puedo olvidar a N. No sé por que no puedo, me ha dañado mucho y me ha demostrado más de una vez que mi bienestar no le importa y aún así estoy de idiota sin deshacerme de estos sentimientos. Pienso que han sido tantos años juntos que lo que queda entre nosotros solo es una dependencia. Yo no sé que hacer. Te amo a ti pero me es imposible alejarme de él... perdóname.

Leo ya lo había pensado, era fácil deducir por lo que ya había escuchado de N, pero no quitaba lo desgarrador que era.

Obtuvo fuerzas y se giró para encararlo, Ravi no lo veía, solo miraba por la ventana la oscuridad del cielo.

-No hay nada que perdonar, solo dime si alguna vez estaré por completo en tu corazón. -Caminó y se sentó a su lado. El otro se volteó.

Ravi no lo pensó mucho.

-Ya lo estás. Y quiero que todos esos temores donde crees que no vale la pena que tus sentimientos me los entregues, los desaparezcas. En verdad te amo, estoy loco por ti, lo único que necesito de ti es paciencia. Arrancarse a alguien como él es difícil.

Toda esa amalgama de sentimientos eran mucho.

Estiró la mano y tomó la de Won Sik que descansaba sobre su abdomen mientras se tronaba los dedos. Sintió mucha alegría ver a su amado hacer eso.

-Entonces ¿Estarás junto a mi? ¿Me ayudarás a olvidar? Te necesito.

Leo no sintió felicidad, ni orgullo, ni mucho menos amor.

Solo sentía como si un pequeño triunfo había sido obtenido.

-¿Qué puedo hacer yo? -Respondió Leo. - Lo que ustedes vivieron es mas que solo una dependencia, los dos se conocen muy bien como para saber que estarán atados para siempre, a menos que te vengas conmigo a vivir a las afueras de la ciudad o del país, ¿Estarías dispuesto a irte conmigo? Olvidaremos todo y solo seremos tu y yo. Comenzar de cero.

Ravi meneo la cabeza en negación.

-No, nunca he huido. La única vez que lo hice las cosas salieron mal. No quiero que nada se repita.

-No pasará. Ya no estás con él.

Taek quitó las manos de las suyas y regreso a la misma posición donde miraba hacia sus rodillas. Quería hacerle una pregunta que no lo dejaba en paz.

-¿Por qué te sigues acostando con él?

La interrogante fue sorpresiva y difícil, ni él mismo lo sabía. Era un golpe bajo.

"Arriésgate y dí la verdad, o acaso ¿Quieres nuevamente perderlo?" Pensó el atolondrado Ravi.

-Ese día que tu nos viste... había regresado a mi casa, pero no me di cuenta que él estaba dentro, esperándome con un arma. -La sorpresa hizo a Leo mirarlo. -Me amenazó, dijo que el dolor que le había ocasionado era tanto que necesitaba matarme... por que había roto su corazón.

-¿Y solo por eso te acostaste con él? -Rechistó Leo.

-Ambos estábamos vulnerables, el con el corazón roto y yo temeroso de morir sin haberte dicho que te amaba. -Pausa, nuevas nauseas lo atacaron. Respiró profundo, su Taek lo observaba con ojos fríos. -Él y yo tenemos un pasado muy largo, lleno de todo lo que quisiera olvidar. Pero debo decirte que, para mi todo eso quedó atrás y tienes razón. Vayámonos de aquí, vamos lejos de todo y todos... -Leo no mostraba ningún signo de aprobación, era como hablar con una escultura de mármol. Se sintió cohibido. -Yo... yo no sé que hacer. Soy tan estúpido, tan tonto y luego estás tu sufriendo por una vida que no te pertenece. Me apresuré, te metí dentro de toda la porquería que soy, vienes de una familia de dinero, dinero que yo jamás podré darte. Soy un adicto, borracho y mal educado hombre. Tu debes tener a tu lado a alguien que iguale tu estatus, tu vida. No eres la persona que debe terminar con un sujeto como yo, yo no nací para tener siquiera la oportunidad de amar a alguien tan maravilloso como tu. Te hago daño de todas las maneras posibles. Deberías mejor alejarte de mi, toma el consejo que de seguro te dijo el imbécil de N y no me busques... ya no lo hagas.

Dentro de él algo se rompió y lágrimas de temor aparecieron.

Se tapó la cara con las manos y sollozó en silencio.

-Hablas mucho Won Sik.

Ravi lloraba despacio, avergonzado y aterrado. Sus palabras podrían hacer perderlo. No quería eso.

-Soy un idiota.

-Sí, lo eres. Tus palabras son crueles pero tampoco tienen sentido. No pienso alejarme de ti ni aunque tu me lo pidas. Esa decisión la tomo solo yo. -Ravi seguía llorando con ambas manos en el rostro. -Vendré por ti en la madrugada, nos iremos juntos de vacaciones. Te esperaré en la recepción y debes estar listo, además mañana te dan de alta, nadie debe vernos, menos tu ex. Sería capaz de matarnos.

-Nos torturaría hasta la muerte...

Won Sik había dejado de llorar y ahora lo contemplaba con ojos acuosos.

-Nos torturaría hasta la muerte. -Repitió Ravi.

-¿Por qué es así? ¿Que hubo entre ustedes para que su relación sea tan tóxica?

-Dos chicos maltratados por la vida aprendiendo a amar entre muerte... tal vez.

Se quedaron en silencio. Sus corazones palpitaban al unísono.

-¿Vendrás conmigo de vacaciones? -Leo se levantó de la silla y estiró su mano para que la tomara.

En esos momentos a Ravi le dio miedo el futuro. Seguía tan atrapado en ese pasado, que el solo pensar en un futuro junto con su querido Taek, le hicieron titubear.

"Deja de hacerte sentir miserable, ya todo lo que te rodea lo hace, no permitas que tu estupidez te hunda más". Pensó.

Ravi se resistió a tomarlo de la mano, Leo se quedó inmóvil viendo como la expresión de su rostro se transformaba en una mueca de dolor.

-¿Vendrás?

- Por supuesto que sí.


TORTURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora