PARTE CINCUENTA Y SIETE

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-Ho... la. -Tartamudeó Hyuk.

Hong Bin sonrió mostrando todos los dientes y enseñando sus bonitos hoyuelos.

El pequeño sintió una explosión en su estómago mientras que una boba sonrisa salió de sus labios. No podía dejar de mirar a ese chico, nunca había visto a nadie tan guapo como él.

-Busco a un chico alto, de cabello negro, delgado y con mirada triste, o enojada suponiendo de qué humor esté. ¿Le has visto?

El pequeño solo vio como movía esa boca tan seductora sin escuchar lo que decía.

-¿Me estás escuchando? -Hong Bin solo vio el embobamiento en su rostro sin obtener respuesta. De inmediato se dio cuenta de que había caído ante su belleza, siempre le pasaba. No era nada nuevo, estaba harto de que sucediera, por tales motivos a veces ni lo tomaban en serio.

Suspiró y miró a su alrededor.

-Fue por un café, si es que te refieres a uno de los novios de Ravi.

Bin regresó la vista al chico, se sorprendió al verlo nuevamente mirando fijo al celular ignorándolo nuevamente y eso lo descolocó. 

"¿Así de rápido dejaste de interesarte en mi?" Pensó. No le importaba.

-Exacto, a ese mismo busco. ¿Crees que tarde?

-No, fue hace un rato, estará por regresar. Siéntate y espéralo.

Bin le hizo caso y sin decir más, acomodó la maleta con la ropa en el suelo, dejó los cafés sobre la mesita que tenían de frente llena de revistas viejas y periódicos  y se sentó dejando un lugar entre el chico y él.

También sacó el celular y le marco a su amigo.

-Bueno para nada, ¿Donde estás? ¿Para que vas a comprar café si bien me pediste que te trajera? 

-¿Ya estás ahí? Voy para allá. -La suave voz de Leo se escuchó apagada, mucho más de lo normal.

**************

Estaba a nada de terminarse el café que se había comprado y había comenzado su regreso para ver a Hong y hablar con él. Caminó con la cabeza agachada y el semblante derrotado, estaba muy cansado, sus extremidades le fallaban y sabía que si no tenía cuidado podría tropezar y caer al suelo. 

En su andar se sostenía de las paredes del pasillo mientras traba de controlar y deshacerse del dolor de espalda que lo estaba matando. 

-Tú no tienes por qué estar aquí.

Al mirar el piso mientras andaba, solo vio los zapatos de terciopelo azul marino del chico moreno.

Alzó la vista con desinterés. Era obvio que se dirigía a él.

Lo miró con soberbia mientras que N con furia a través de esos bonitos ojos tan expresivos.

-Soy su... amigo, además estoy a su cargo, recuerda que firme como responsable.

-Eso se puede arreglar, yo firmo en tu lugar y puedes irte. No eres nadie que tenga que estar aquí. Nadie te conoce. Ravi  no te necesita.

-Él me conoce y no me iré. -Dejó de recargarse en la pared y con el uso de todo su orgullo, se irguió en pose de superioridad y pasó a un lado del enojado N.

-No me hagas enojar niño rico, no quieras comenzar un juego donde serás el perdedor.

Leo detuvo su andar en seco y sin voltear a verlo añadió.

-Perro que ladra, no muerde. 

**************

-¡Hong! tardaste mucho.

Bin dejó de hojear una revista para ponerle atención a su amigo.

-Me hablaste a la mera hora, ya tenia planes pero mira, aquí estoy y te traje tu café.

-Gracias. Necesitamos hablar en privado.

Ambos miraron en dirección de Hyuk que parecía que no escuchaba o ponía atención a lo que decían a pesar de estar bien atento a cada uno de sus movimientos.

-Sí, vamos a que te cambies, apestas a hospital.

Fueron a los baños del tercer piso para evitar que los cacharan o los escucharan.

Leo se metió a uno de los cubículos para cambiarse mientras que Hong se miraba en el espejo preguntándose por que el chico de la recepción dejó de interesarse en él a pesar de saber que si se había interesado en el, no era nada de importancia, él podía tener a la mujer o al hombre que quisiera. Tenía que dejar de pensar en eso.

-Ahora sí, estamos solos. Cuéntame que demonios pasa.

La ropa que le había llevado su amigo era exactamente el tipo de conjunto que él no escogería. El pantalón era negro y ceñido, la camisa roja y una chaqueta negra de piel que le hacía ver más fornido de lo que en realidad era. Parecía un mafioso.

-Mi armario tiene suficiente ropa como para poder abrir una tienda y no tener que abastecerla al menos en 1 mes, y tu vas y me traes la ropa mas sencilla que tengo. Ah si, sin olvidar que con esto parezco un matón.

Se acercó a Hong y se paró a su lado para verse a través del espejo y mirarse.

-Te ves exactamente como quería que te vieras, como un chico rudo. De eso se trataba. Ahora agradéceme.

-Hong, ¿Para qué quiero parecer a alguien así? quería algo cómodo. Estoy en una sala de espera en un hospital, no voy a ir a pelearme.

-Tienes que verte así para que a esos sujetos no les entre ganas de molestarte. Piénsalo, con esta imagen y esos ojos con los que me estas mirando en estos momentos, no dan ganas de llevarte la contraria. Ahora sí, agradéceme.

Taek suspiró y regreso su vista al espejo para darse otra mirada.

Su amigo tenía razón. Se veía alguien a quien no quisieras hacer enojar.

-Gracias.

-Pero mírate, deberías hacer que un doctor de aquí te vea. Estás loco. por cierto, ¿Cómo sigue Won Sik?

Leo se lavó la cara y los dientes, peinó su fino cabello como mejor pudo y se echó desodorante.

-Solo tuvo una congestión alcohólica, está en reposo, nada grave. Pero es preocupante.

-¿Ya lo viste?

-No, dijeron que esperáramos hasta que recobrara la conciencia.

-Y ¿Quién es ese chico de la recepción?

-Es empleado de una tienda del barrio donde vive Won Sik, no se que clase de relación tenga con él pero fue el que me llamo desde su celular para venir y firmar los papeles, como es menor de edad no se lo permitieron. Parece ser su amigo o algo así. 

-¿Donde está el otro? ¿El que dijo ser su novio? -Hong miró con cierto interés sus expresiones, sabía que eso era un golpe más a su corazón deteriorado.

-Me lo acabo de encontrar, me dijo que me largara, que yo no tenia nada que hacer aquí, que no era nadie para Won Sik. Me amenazó. -Soltó una risa tranquila. -Se comportó como una novia celosa y eso solo me hace darme cuenta que él es alguien muy cercano, tal vez y sí sean pareja o...

-¿Crees que ese sea el chico con el que lo viste?

Leo no lo pensó mucho.

-Sí, estoy seguro que fue con él.

-¿Y qué vas a hacer?

El pecho lleno de espinas le dolió.

-Morirme.

TORTURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora