PARTE SETENTA

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¿En qué momento se aferraron a esa tonta idea?

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El sr. Jung y su esposa no se encontraban en la casa de Leo la noche que llegaron.


Se metieron hasta la cocina y comieron las frituras y dulces que había en la alacena. El ama de llaves los había querido hacer comer algo de verdadera comida, pero ambos la ignoraron y subieron a la habitación de Leo.

El lugar estaba tal cual lo había dejado la noche que tuvo la crisis en su casa y fue necesario ser hospitalizado de urgencia.

Ravi se aventó a la cama quedando boca abajo, el olor de esas sábanas le encantaba, era enloquecedor, aspiro con fuerza el dulce aroma del cuerpo de su chico.

-¿Qué haces pervertido?

Leo se acostó encima suyo y comenzó a besarle la nuca. El otro sintió escalofríos en toda la columna.

-Me encanta como hueles. Es como oler un sin fin de diminutos frascos de especias y flores. Lo adoro.

El mayor no pudo evitarlo y rió en su oreja, el calor de su aliento le agradaron a Ravi quien estaba comenzando a perder el aliento por el peso sobre de él.

-Me estas cortando la respiración.

Se rieron bajito.

Leo se levantó pero no dejo que el pequeño se incorporara, le alzó la playera de la parte de atrás y le besó la espalda junto con las caderas. Dejaba rastros de su saliva en la blanquecina piel.

Bajo esa luz, pudo ver diminutas cicatrices de todas formas y tamaños, con el dedo índice acarició cada una mientras continuaba besando esa bonita piel.

Ravi sentía lo que hacía, le daba un poco de vergüenza si llegaba a preguntar por las marcas pero no lo hizo, le siguió besando cada rincón de su espalda provocándole calor en sus extremidades.

-Deja eso y desnúdate. -Ordenó Ravi.

Se incorporó con cuidado y tomó a Leo de las manos para levantarlo igual. Quitó su playera y desabotono el pantalón para bajarlo por completo, dejando ese hermoso cuerpo solo con el bóxer negro.

Leo sonreía mientras se dejaba desnudar. Utilizo sus propias manos para dejar sin ropa a su chico y con una sensualidad que jamás había mostrado, se agachó quedando de frente al pene de Ravi. Acarició sus piernas mientras alzaba los ojos para mirar sus expresiones, el chico solo se mordía el labio.

-Chupalo. -Volvió a ordenar con esa ronca y profunda voz.

Leo lamió sus labios y con esos dedos largos, bajo con calma la ropa interior de su pequeño. Su miembro estaba semi despierto. Lo tomo solo con una mano y besó la punta.

Ravi tomo su mandíbula con fuerza y lo obligo a hacerlo que mirara hacía arriba, lo observó con los labios rosados y húmedos por la saliva. Sus ojos brillaban por la excitación. 

Le gustaba tanto verlo de esa manera, débil e inocente pero con la sensualidad que todo su cuerpo transmitía. Su verga estaba ya más que dispuesta para tomarlo, así que lo empujó a la cama, quedó con las piernas abiertas y dejando a la vista ese hermoso orificio que lo volvía tan incapaz de pensar por si mismo.

-Tengo que hacértelo rudo, por favor déjame hacerlo con fuerza.

Leo se asustó, siempre había sido bastante rico hacerlo a un ritmo tranquilo pero veía como la mirada de Won Sik estaba enloquecida. 

TORTURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora