PARTE CINCUENTA

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-Así de simple. -Siguió hablando el sr. Jung. -Déjalo y jamás lo busques. Desaparece por completo de nuestra vista. ¿Está claro?

Ravi se imagino huyendo del padre de Taek. Pero no hizo mayor caso a la advertencia del Sr. simplemente se obligó a asentir a todo lo que decía.

Nadie lo haría separarse de su novio.

"Está loco".

Una vez que terminaron de hablar, salió de la biblioteca y camino hasta la entrada, ahí lo esperaba la ama de llaves.

-Joven, el señor Taek Woon si esta en la casa de los Lee. Me lo confirmo el jefe de los empleados.

A Ravi le dio un dolor en el estómago, aún sentía un ligero mareo y algo de asco por la meta.

-Muchas gracias, me marcho.

Le abrieron la puerta y caminó por el extenso patio hasta la entrada. Siguió caminando toda la calle hasta la avenida. Se detuvo en la esquina mientras el semáforo se ponía en rojo. Miró la gente caminar por la banqueta y a los autos apresurados pasar frente a él. Un sentimiento de derrota se apoderó de él, ¿Por que las cosas estaban saliendose de control?

"Por que eres un gran imbécil. ¿Qué te hizo pensar que la familia de tu novio rico se atrevería siquiera a aceptarte?"

Por algo Taek nunca lo presentó correctamente... ¿Se avergonzaba de él?

"Y después te descubre en la cama con tu ex... que pendejo".

Un dolor parecido a la falta de oxigeno le estaba haciendo que la cabeza le punzara. Los ojos le ardieron y a continuación comenzó a llorar como ya tenía mucho que no lo hacía. La vista se le puso borrosa mientras las lágrimas caían rodando por sus mejillas hasta desaparecer en su mandíbula.

Error tras error, no podía verse en un futuro con alguien tan maravilloso como Taek, había sido una gran fortuna siquiera haberlo conocido, que lo aceptara con todo y su porquería de vida y que además no le importara su pasado, que no estaba del todo resuelto.

Se mantuvo quieto esperando a que dejara de llorar. Pero el nudo en la garganta no se lo permitía.

La calle se volvió cada vez más silenciosa, se hacía muy tarde. La lluvia solo había dejado frío el ambiente y rota su esperanza.

Decidió que no podía perder más el tiempo, que si en verdad quería a Taek debería pelear por él, hacerle saber lo que pasaba. No era justo para nadie. No era justo.

Tomó otro taxi y con lo poco de sus recuerdos y la meta aun en su sistema, le dio al chófer la dirección de Hongbin.

El auto avanzaba lento mientras salían de la zona comercial y entraban a una residencial. No era la primera vez que venía, una vez, el mejor amigo de su novio hizo una fiesta solo por el gusto de hacerlo. Taek lo llevo a rastras, tenía miedo de estar rodeado de gente con dinero y un tipo de vida muy diferente a la suya.

"Eres un chico excepcional Wonsikkie". Le había dicho Su querido esa vez.

Las palabras taladraron su cerebro haciéndole más daño. Recordar lo maravilloso que era su novio lo hizo ver la forma tan ridícula con la que lo trató.

Las luces de la enorme casa de Bin le dieron un respiro, sabía que al menos no incomodaria con su presencia por la hora.

Bajo del taxi y subió corriendo las escaleras hacia la entrada principal. El timbre le pareció desesperante.

El mayordomo de cara estirada lo recibió con educación.

-Por favor, se que Taek Woon esta aquí, por favor, se lo suplico. Permitame entrar para verlo. -Ravi miraba con ojos lastimeros al hombre.

-Llamaré al joven Lee para que lo atienda, por favor espere en silencio. -Lo dejó entrar al recibidor y le indico que no se moviera del tapete de bienvenida.

El señor se le perdió de vista en cuanto miro a su alrededor. Una casa muy lujosa, no la recordaba así, más bien parecía que habían cambiado todos los muebles.

"Lo que hace el dinero".

De repente, escucho unos pasos corriendo hacia el. Se quedó quieto en espera por descubrir quien venía a su encuentro. Imagino que Leo correría hasta sus brazos y lo abrazaria mientras le daba besos...

-Deberías irte.

La fría voz lo alertó.

Dirigió su atención hacia donde había salido y se encontró con la cara de odio de Hongbin. Lo miraba enojado, parado imponente con los brazos doblados en señal de desagrado.

-Deberías irte. -Repitió.

Ravi no supo que contestarle. Lo miro con detenimiento mientras que de su pecho su maltratado corazón tamborileaba en señal de alerta.

-No iré a ningún lado, necesito hablar con él.

Bin camino hasta quedar muy cerca, se miraron con mucha paciencia y con cierto reto en sus miradas.

-No, no lo harás. Te iras en este momento y no te acercaras nuevamente. Déjalo, solo le haces daño.

La frialdad en ese hermoso rostro hicieron a Ravi sentirse incómodo, lo que le decía tenía mucho sentido si recordaba lo mal que había llevado las cosas, pero de cierta manera le dieron una extraña mezcla de celos y tristeza saber que su Taek corrió a su casa para esconderse, sabía que Hong Bin era su único amigo y eso le hizo verlo diferente.

-No puedes prohibirme verlo.

-Puedo y lo haré. Vete ahora mismo o llamo a la policía.

La amenza era muy clara.

-Maldita sea, no me hagas esto. Por favor necesito verlo Hong, dejame al menos disculparme.

Los ojos del otro seguían siendo de odio. Mantenía la postura de rechazo hacia su presencia.

-Eres un gran idiota, ¿Lo sabes? No se de donde sacas las agallas para venir hasta acá para pedir su perdón. Deberías desaparecer de su vida, solo le has traído más dolor y sufrimiento. ¿No has notado incluso que su insomnio se ha vuelto más severo? Ha empeorado desde que esta contigo. Leo ha puesto todo su esfuerzo y su poca fuerza para tenerte feliz y hacer de tu vida algo mejor, se está quedando sin energías solo por ti y mira la manera en la que se lo pagas. Si salieras de su vida, Leo volvería a tener un poco de paz.

Ravi se quedó quieto escuchando, pensando, recordando. Bin tenía razón, su novio estaba todo el tiempo sobre el preocupándose de todo y olvidando su propia salud, había visto como poco a poco sus huesos se dejaban ver más sobre su piel, los ojos bajaron en brillo y el cabello se le volvió más fino y escaso... sintió e imagino que estaba robándole la vida.

Bajo los ojos y sin decir palabra, salió de la casa de Hong Bin.

TORTURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora