PARTE CINCUENTA Y CUATRO

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La noche estaba llegando a la madrugada cuando su teléfono vibró.

Leo dormitaba por el efecto sedante de las pastillas suministradas en el hospital. El sonido del respirador se confundió con el vibrar de su celular por lo que pensó que se lo imaginaba, además, era casi imposible que se pudiera mover, estaba tan débil que cada que movía sus manos, la cabeza le daba punzadas por el esfuerzo. Había perdido cerca de 5 kilos más desde que le entró una crisis en la casa de Hong Bin y desde entonces estuvo internado. Su padre no se paró en su cuarto ni una sola vez y su madre solo lo hacía para regañarle y echarle en cara lo que su padre le confesó sobre su homosexualidad y el novio que tenía.

Hong y la enfermera eran los únicos que le animaban dentro de lo que podían, el doctor que lo atendía le dijo que si no tranquilizaba sus nervios y seguía el tratamiento, podría estar en serios problemas ya que su cuerpo se estaba haciendo tan débil por la falta de sueño y el estrés que tenía.

Su terapeuta había ido cada semana para hablar con él y era fácil suponer y diagnosticar que él estaba deprimido. No era algo distinto que no supiera pero la recomendaciones eran las mismas, debía relajarse y tratar de tomar las cosas con calma, recuperarse de un corazón roto es un camino muy largo y más si el amor fue sincero.

El cuarto tenía solo la lampara de su mesilla de noche encendida, lo que le proporcionaba cierto confort. Dormir en el hospital jamás fue de su agrado, su madre siempre había estado junto a él en esos momentos pero ahora que estaba enojados, nadie lo acompañaba. Pensó en llamar a la enfermera y tener algo de compañía, pero el sedante lo tenía en un limbo entre la conciencia y la inconsciencia. 

El sonido de su celular vibrando comenzó a ser más real, debía revisar que pasaba.

Se movió con cuidado y estiro el brazo hacia la mesa del lado derecho. El aparato se movía en señal de llamada.

Lo acerco a su cara y con los ojos semi cerrados, intentó leer quien llamaba. Era un número que no reconocía.

Contestó.

-Sí, diga.

-...

-Diga.

-¿Bueno? Lamento llamar a esta hora pero ¿Es usted amigo de Ravi? 

Sintió como bajaba un escalofrío por su columna.

-Sí. -Contestó en un jadeo.

-Hola, soy un amigo y bueno, eres el único número registrado en la lista... lo que pasa es que Ravi tuvo una sobredosis y está en el hospital del norte, yo soy muy joven para firmar los papeles... y no puedo firmar para que lo internen correctamente y no hay nadie a quien pueda recurrir. ¿Podrás ayudarme?

El corazón tamborileó con fuerza en su apecho. Intentó levantarse con calma para evitar el mareo pero se sintió muy débil y le costó trabajo siquiera sentarse en la cama.

-¿Pero él está bien?

El sonido del hospital del otro lado de la línea era autentico, no era una broma. La voz del hombre que le llamaba se escuchaba sumamente joven. Su propia mente le estaba mandando una señal de alerta, comenzó a preocuparse y a sentirse ansioso.

-No me han dicho nada, lo metieron inconsciente hace un rato y, eso es todo. Dígame si puede venir o llamo a alguien mas.

-¡No! yo iré para allá, si tienes noticias antes, llámame de inmediato, ¿Entendido? 

La respiración del chico del otro lado sonó tranquila, como si fuera de gran alivio saber que sí iría a ayudarlo.

-Está bien, aquí lo espero.

-Mándame tu ubicación por mensaje. Voy en camino.

-Sí

Y dicho ésto último, ambos colgaron.

La respiración de Leo se volvió irregular, faltandole el aire. Se levantó con cuidado y llamó a su chófer, le hizo ir sin que le avisara a sus padres.

La necesidad por poder correr e ir por él, la preocupación y el temor se estaban apoderando de su mente.

Tomó su ropa y se cambió con lentitud, el mareo del sedante era muy fuerte, tenia que ser cauteloso de no provocarse una caída.

Se escabulló en silencio hacia la puerta de salida del hospital evitando ser atrapado, si lo veían serían capaces de detenerlo y llamar a sus padres, pero tuvo suerte y salió sin ser visto.

Espero a su chófer sentado en el parque que quedaba frente al hospital, trató de relajarse y de no entrar en pánico, no podía estar nervioso a pesar de saber que una sobredosis es sumamente peligrosa y mortal. Pensó en todo aquello que llevó a Won Sik a cometer semejante tontería pero luego supuso que la causa podría ser algo un poco más profundo.

Recordó cuando le confesó que consumía metanfetaminas, varias veces intentó hacerlo entrar en un centro de rehabilitación que lo ayudara pero era muy terco y solo le decía que él la controlaba. 

El auto tocó el claxon y Leo caminó deprisa para irse de inmediato.



Las calles de la ciudad estaban vacías, el cielo negro lleno de estrellas y una luna blanquecina acompañándolo hasta el hospital, donde sus esperanzas iban creciendo ante una oportunidad de volver a verlo y de que la preocupación desapareciera. 

"¿Y si muere?"

Una vocecilla apareció dejándolo con esa pregunta mortificándolo. 

"¿Y si muere, qué harás?"

Le temblaron las manos. 

Una situación así con drogas era algo serio y más si no eres atendido a tiempo.

Se le nubló la vista en señal de alarma. Se estaba poniendo tan nervioso que su propio cuerpo lo estaba comenzando a abandonar.

-No, no ahora por favor. Debo ser fuerte.- Susurró para sí mismo.

La luces del enorme hospital lo recibieron, haciéndolo despertar.

Bajó aún con mucho mas cuidado y subió las escaleras con el estómago revuelto.

De repente le habían entrado unas ganas enormes de verlo, de abrazarlo y besarlo mientras le decía que todo estaría bien y que juntos podrían luchar contra su adicción.

En la recepción solo estaban la enfermera de turno y un chico sentado en la entrada.

Sus miradas chocaron y se reconocieron de inmediato. La cara de sorpresa de Hyuk fue notoria, era obvio que era el mismo hombre que buscaba a Ravi aquella vez solo que no parecía el mismo, ésta persona tenia las ojeras profundas y la piel amarillenta, nada que ver con la hermosa cara y perfecta piel que recordaba.

-¿Eres el chico que me marcó del celular de Won Sik?

-¿De Ravi?

-Ravi, sí. -Olvidaba que la gente de por donde vivía lo conocían por ese nombre.

-Sí, soy yo. Me llamo Hyuk. ¿Tú como conoces a Ravi?

Leo percibió mucha hostilidad de su parte. No le gustó para nada.

-Soy Taek Woon y soy su novio.

TORTURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora