¿Que?

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Me estoy muriendo, en mi vida había entrenado tan duro como hoy, pero tendré que acostumbrarme, ahora soy un chico.
-¿Te cansaste? Desde cuando Caleb Müller se cansa- me pregunta Louis.
-Creo que desde hoy-. Ya me voy, cuando me dirijo a mi carro Louis me detiene.
-¿A dónde vas?- me pregunta.
-Pues a casa- digo con cierto tono sarcástico.
-No sé si leíste bien tu carta pero nos asignaron cuartos y me toco compartirlo contigo ¿Recuerdas?-.
Pero qué demonios, Caleb no me dijo nada, no me dijo nada de que tenía que quedarme y ahora que haré, no tengo maleta ni ropa suficiente para quedarme aquí.
-Oh! Cierto, ya lo había olvidado-.
-¿En serio estás bien?- me pregunta.
-¿Por qué la pregunta? Sigo siendo el mismo Caleb de siempre.
-Si claro- me barre y se va, ósea un hombre barriéndome con esos ojos verdes es... Irresistible.
Esta es mi situación, no tengo ropa para los siguientes días, pero claro, le diré a Marx que me preste un poco de su ropa o que me traiga alguna de Caleb. Le marco al teléfono.
-Marx, necesito tu ayuda-.
-¿Qué pasa? ¿cómo te fue?- me responde.
-Lo que pasa es que es como un campamento, ósea me quedaré aquí, tienen cuartos y no sé qué otra cosa más y no tengo una maleta-.
-Oh-.
-Necesito que me traigas una maleta y que me prestes alguna ropa o de Caleb-.
-No crees que es demasiado arriesgado que te quedes ahí a dormir, alguien puede descubrirte y además compartirás cuarto con chicos- dice algo preocupado.
-Se que es arriesgado pero al menos tendré mi viaje a Milán-.
-Esta idea tuya no me gusta para nada, pero está bien, llegaré allá dentro de 2 horas-
-Gracias, no sabes cuánto te quiero- le agradezco.
-Yo también te quiero-. Cuelga.
-Perfecto- grito. Caleb eres un idiota. Le hablo por teléfono.
-¿Caleb?- preguntó con cierta ternura.
-Flooy, ¿cómo te fue hoy?- me pregunta.
-Excelente, sabes lo mejor de todo fue la cara de todos cuando descubrieron que era una chica-. Este es mi momento de venganza.
-¡¿Qué?!- se altera -¡Floy que acabas de hacer, te dije que fueras cuidadosa!-. Disfruto escucharlo así.
-Lo sé pero creo que no funcionó- digo entre risas.
-¡Te voy a matar cuando vuelvas a casa!-
-Pero que idiota eres, obvio no me descubrieron, solo jugaba contigo-.
-Te odio-.
-Hay, justo en el cora- me pongo a "llorar".
-Floy no era en serio, sabes que es una broma, te quiero y te regalare tu viaje a Milán, pero por favor ya no llores-. Disfruto esto cada vez más.
-Caleb Müller Rosenzweig, en realidad te hablo para decirte que... ¡porque no me dijiste que tenía que quedarme!, no traje nada y ahora me quedaré aquí toda la semana, porque son las pruebas definitivas y solo aceptan a 5- digo frustrada.
-Tengo que estar en esos primeros 5 lugares, Floy no la cagues-.
-Caleb...-.
-Perdón, se me olvido, con tanta cosa que tengo metida en la cabeza, se me olvido-.
-Caleb no tienes nada en la cabeza, como se te va a olvidar-.
-Por cierto ahora que ya sabes todo esto, quiero terminar con Nixie y nunca le dije que me quedaría en un maldito curso y ella piensa que estoy allá así que lo más seguro que que quiera verme, solo te pido un favor-.
-Ahora que- digo enojada.
-Que no te vea demasiado la cara, te reconocería y si puedes termínala-.
-Caleb es en serio, porque no la terminas tu, es tu novia no la mía- digo irritada.
-Solo esta vez y otra cosa, que no te descubran, si alguno sabe la verdad me sacaran para siempre y tendré muchos problemas, sabes que este club es una gran palanca a muchos equipos de fútbol en Alemania, tiene expedientes y los mandan a los clubes profesionales, si te descubren no me aceptaran jamás, ten cuidado por favor-.
-Sabes no me importa te acepten o no, solamente estoy aquí por ese viaje a Milán, ahora ya déjame de repetir lo mismo, tú terminaras con Nixie, tú vendrás a hacer las pruebas y yo me largo de aquí-. Cuelgo.
No lo puedo creer, después de todo lo que hago por el, pensándolo bien no debí hacer esto, es raro y sin sentido, me iré mañana por la mañana.
-Floy- susurra alguien.
-¡Marx!- grito.
-Aquí está tu maleta- me la entrega.
-Gracias- digo aliviada.
-¿Que tal el entrenamiento?- me pregunta.
-Cansado, ya no quiero estar aquí, solo lo hago por el viaje a Milán-.
-Me impresionas- dice entre risas.
-Prométeme que te quedaras aquí toda la semana, por favor, no sabría qué hacer si tú no estás aquí, ayúdame- le ruego.
-Estás loca, no me quedaré aquí-.
-Marx, por favor, te prometo que te llevare a Milán conmigo- le propongo. Por unos segundos lo piensa.
-Trato-.
Creo que ya sé una cosa más en las que Caleb y yo tenemos en común, cuando necesitamos ayuda proponemos tratos.

El es ¿Una chica? |Erik Durm & Bárbara Palvin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora