Capitulo 5

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El Grundam transitaba a paso lento bajo un tibio atardecer por una vereda que lo conducía hacia la entrada principal de la ciudad de Thorian. A su lado, varias criaturas también utilizadas para el transporte se movían con gran agilidad. Estos Laggias, reptiles bípedos con hocicos largos, distintas tonalidades claras de piel y cerca de siete pies de altura, podían duplicar la velocidad de las demás bestias de carga. Solo los limitaba el poco peso que podían transportar. Eran cuatro de estos animales, que pasaban rápido por el lado izquierdo del Grundam. La bestia molesta gruñía con sus fauces expandidas al ellas pasar. El reptil se movió un poco más rápido al entrar en la ancha pero concurrida avenida principal. Se sacudió de lado a lado continuando su marcha entre las decenas de personas que transitaban la calle.

—Acaso esta bestia no puede dejar de moverse tanto—suplicó Jennifer incomoda.

—Lo siento hermana, no puedo evitar que lo haga—respondió Dextius.

—¿Qué le ocurre mujer? Acostumbrada a los carruajes lujosos—comentó Dazadiel.

Jennifer giro su pálido rostro tratando de recuperar su semblante e ignorarlo. La joven en ese momento se percató que en cada lado del camino se encontraban decenas de humanos y otros seres que gritaban anunciando los artículos que tenían para la venta. Los troles mercaderes eran los más reconocibles, por la forma agitada de ofrecer sus mercancías. Su color verde pálido, una estatura de no más de cinco pies, un físico regordete y su costumbre de vestir ropas humanas, los hacían fáciles de identificar. Su carácter agresivo, se hizo presente cuando dos de ellos se enfrascaron en una pelea por la venta de utensilios de cocina. Dazadiel cruzó sus brazos al ver cómo estos pequeños seres se golpeaban entre si.

—Algunas cosas no cambian—admitió Dazadiel—. Son capaces de todo por dinero, venderían a sus madres si eso les diera ganancias.

—Siempre serán así—afirmó Ulises—. Se han vuelto una molestia en esta región.

El Grundam se alejó de esos seres, no sin antes poderse observar como uno de ellos atacó con una hoya a su contrincante. La bestia continúo su viaje por la avenida entre los maltrechos y opacos edificios de la ciudad. Que en pocas ocasiones sobrepasaban los cinco pisos de altura. Algunos poseían puentes colgantes que los unían a otros, facilitando así el movimiento entre ellos.

—Que ciudad tan sucia y descuidada—comentó Jennifer.

—Ese es el interés que tiene su Orden con las demás regiones bajo su control—respondió Dazadiel.

—A la Orden le interesa el bienestar de todos sus creyentes.

—Si es así, esta ciudad no recibiría su crítica. Su Orden la gobierna.

Incómoda, Jennifer se recostó en su asiento cambiando su mirada hacia el camino. Prefirió no decir nada y contener un poco su molestia ante el comentario. Dextius condujo al Grundam en dirección de la catedral atacada. La bestia gruño al pasar cerca de otro macho de su especie de un color más claro. Esto hizo que ambas bestias rugieran con fuerza tratando de imponer su presencia. Pero el Grundam en el cual viajaban era de mayor tamaño, lo que hizo que el otro bajara su cabeza en derrota.

Enséñale quien manda—mencionó Dazadiel, pasándole la mano al Grundam que movía victorioso su cuerpo de lado a lado.

—Hermano Dextius, falta mucho para llegar, estoy ansiosa de bajar de esta bestia—admitió Jennifer—. Este viaje ha sido una tortura, lo único que me faltaría es que me cayera de esta lagartija.

—¿Acaso nunca había viajado fuera de su templo? —preguntó Dazadiel.

—Si he viajado, es solo que el movimiento de estas criaturas me hace sentir mal.

Las Reliquias Del Antiguo: El Resurgir De Los CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora