Capitulo 26

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Las barcazas descansaban a la orilla del enorme rió Bazion y al resguardo de la cordillera de Sannius. Una fogata cocinaba varias truchas pescadas por Langrid a la vez que le obsequiaba calor al grupo. Jennifer cambiaba los vendajes de la herida de un pensativo Ulises. El capitán no había tomado alimento alguno desde el combate, solo se mantenía callado.

—Debe intentar comer algo capitán, le ayudará a recuperarse—dijo ella ofreciéndole una pieza de pan.

—Se lo agradezco, pero mi apetito me ha abandonado por el momento—respondió Ulises.

El hombre movió el hombro herido impresionado aun por lo hecho por Dazadiel. Su intervención lo había ayudado aunque todavía necesitaría tiempo para sanar por completo. Kalya se acercó a ellos tomando un poco de agua de una vieja cantimplora. La media sangre se sentó cerca de ellos disfrutando el aroma a pescado que percibía. Al sentir un leve brillo dirigió su atención hacia la orilla del rió. En ella decenas de pequeños seres anaranjados luminosos nadaban contra la corriente. Sus cabezas de mayor tamaño que el resto de sus cuerpos les daba la apariencia de perder el balance. A pesar de eso jugaban entre la corriente tratando de atrapar las gotas de agua que salían por los aires. Kalya sonrió cambiando su mirada hacia la fogata tomando un gran sorbo de agua.

—¿Y como se siente capitán? —preguntó ella.

—Mucho mejor joven y usted—respondió el.

—Me encuentro bien, solo tuve que reparar un poco los rasguños en mis ropas. Por suerte no sufrí heridas serias.

—Es un milagro que nadie haya perdido la vida—mencionó Jennifer.

—No fue un milagro hermana, la joven Kalya y Dextius son buenos guerreros—comentó Ulises—. El caído acertó al traerla con nosotros. Es un honor considerarla una hermana de armas.

Sorprendida por esas palabras Kalya miró la fogata un poco abochornada y otro tanto alagada. Una leve sonrisa se formo en su rostro al sentirse quizás por primera vez respetada por sus habilidades y no menospreciada por su sangre.

—Le agradezco esas palabras—admitió Kalya sonriendo—. Por lo normal solo me insultan.

—Solo digo la verdad—respondió él—. Hizo un gran trabajo en ese combate. ¿No lo cree así caído?

A pocos metros de ellos recostado en un pedazo de un grueso tronco observando hacia la cordillera el caído se mantenía silencioso. No reacciono a lo dicho por Ulises casi pareciendo estar sin vida. Dazadiel se cubrió con su capa sin perder su mirada de las montañas que esa noche se hacían presentes como silenciosos gigantes.

—¿Desde cuando actúa de esa forma? —preguntó Kalya tomando de la cantimplora.

—Desde que llegamos—respondió Jennifer revisándole la herida en el hombro a Ulises.

—Debe estar muy tenso por todo lo ocurrido—mencionó Kalya observando al caído detenidamente.

—No solo es eso, parece que tratara de sentir la reliquia, por eso se concentra tanto.

—¿Como esta segura de eso? —preguntó Kalya.

—No puedo asegurarlo, pero sospecho que debe ser eso.

—Lo hecho por Dextius y su encuentro con ese reptil también lo han inquietado—comentó Ulises acomodándose un poco.

—¿Y hablando del gran imbécil, dónde esta?—preguntó Kalya.

—Por favor no le diga así, ya se siente mal con todo esto—lo defendió Jennifer.

—Es lo menos que debería—respondió Kalya seria y cruzando sus brazos.

Las Reliquias Del Antiguo: El Resurgir De Los CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora