Capitulo 50

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Sin haber podido escuchar la orden de Exodus y observando la batalla, Jennifer se alejo unos pasos de Kalya. La joven guerrera estaba tan distraída y quizás un poco débil, que no detecto a Claudia acercarse a ellas. Jennifer fue pateada en el abdomen siendo derivada con fuerza. Kalya intento detenerla, pero la malvada mujer aprovecho su debilidad y la golpeo en el rostro derribándola. La media sangre dejo caer el arma la cual fue tomada por su enemiga quien la lanzo varios pies de distancia. Sin darle oportunidad Claudia se trepo sobre ella golpeándola con certeros golpes. Al notar la herida en el costado de Kalya, le clavo sus uñas en ella disfrutando como la joven se retorcía por el dolor.

—Primero te eliminare a ti y luego le cortare la garganta a esa perra religiosa—aseguró Claudia apretándole el cuello con sus manos.

Desesperada Kalya trato de liberarse del agarre, pero su debilidad no se lo permitía. Jennifer se incorporo viendo a Claudia sobre ella sin saber que hacer. Sus ojos verdes en ese instante notaron algo conocido cerca de ella.

—Dile adiós a tu amiga, de la misma forma que tuviste que hacerlo con el maldito guardián—le grito a Jennifer una segura Claudia.

Claudia paso su lengua entre sus rojos labios disfrutando como le arrebata la vida a su indefensa enemiga. Apretó el cuello de la media sangre quien sentía como el aire era arrebatado de ella. Los ojos de Kalya comenzaban a cerrarse sin que ella pudiera evitarlo.

—Shhhh, todo ha terminado, no te resistas—dijo Claudia sonriendo.

Una detonación se escucho, lo que llamo la atención de Claudia quien expandió sus pupilas. Liberando el cuello de Kalya, la mujer bajo la mirada hacia su rival quien con sus dedos se limpiaba algo que le había caído en el rostro. En ese momento se percato de lo rojo del líquido sobre la cara de la media sangre. Con lentitud se incorporo con todo su cuerpo tembloroso. Al tocarse el abdomen cubrió sus manos con una gran cantidad de sangre. La mujer giro, viendo a Jennifer con el arma de Langrid en sus manos, que liberaba un poco de humo blanco de su cañón.

—No puede ser, asesinada por una maldita monja—dijo ella mirando a Jennifer.

La mujer retrocedió varios pasos desplomándose de espaldas en el suelo. Con sus ojos a punto de reventar del terror, Jennifer observo como Claudia respiraba por última vez. Temblando dejo caer el arma y se arrodillo mirando sus manos abiertas. Kalya se toco el cuello y tosiendo se acerco con dificultad a ella.

—Que mi alma sea perdonada, acabo de quitar una vida—mencionó alterada y temblando Jennifer—. No se por que lo hice, sentí tanta rabia y miedo de que matara.

—Lo hizo para salvarme la vida—respondió Kalya tomándola de las manos.

Sin percatarse en ese momento de lo que había ocurrido, Exodus condensaba entre sus manos energía pura hasta crear una esfera de tono verde oscuro. Dazadiel forcejeaba con Granzul pero logro percatarse de la luz proveniente de su hermano.

No saldrás con vida de aquí—gritó Granzul atacándolo.

Lo que este demonio ni Exodus se habían percatado, era de cierto capitán que se había incorporado. Tomando su mazo del suelo lo lanzo con todas sus fuerzas hacia Exodus quien justo a tiempo lo esquivo. Pero al hacerlo su ataque fue liberado un poco descontrolado. El mazo cayo al suelo mientras que reaccionando con rapidez Dazadiel clavo sus garras en el pecho de Granzul y girándolo lo utilizo como un escudo. La energía impacto al demonio en la espalda desintegrándole la piel y carne.

—Siempre serás una mala imitación de un caído—dijo Dazadiel mientras que mantenía a Granzul enfrente de él.

Un grito de agonía se escucho cuando el cuerpo de Granzul se desvaneció en una explosión que hizo temblar la recamara. Jennifer y Kalya se cubrieron siendo socorridas por un recién incorporado pero maltrecho Tylios quien se coloco sobre ellas para cubrirlas. Por unos segundos el silencio invadió la enorme habitación sin poderse ver algún movimiento entre el polvo levantado. Como un fantasma, Exodus surgió y observando sus alrededores no diviso a ninguno de sus enemigos. Camino hacia la salida no sin antes percatarse del cuerpo sin vida de Claudia, que por la explosión había caído a varios metros cerca de la salida. Se acerco bajando su mirada sin decir palabra alguna. Con su dedo índice le hizo un símbolo en la frente que se ilumino por unos segundos antes de desaparecer. Tomando en su mano derecha la daga y mirando el brazalete en su brazo izquierdo, se dirigió por los pasillos hasta la puerta principal la cual tenia un agujero en ella. Al parecer utilizando su hacha, el minotauro había logrado crear esa entrada. Dirigió su mirada hacia la luna que había comenzado a debilitarse lo que pronto significaría la desaparición de la montaña.

Las Reliquias Del Antiguo: El Resurgir De Los CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora