Capitulo 49

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Dos oscuros seres intentaban despedazarse ante la mirada de un adolorido Exodus, quien se cubría con su mano izquierda una profunda herida en el pecho. Observando sin perder un segundo de la batalla, rompió lo que le quedaba de la manga izquierda de sus ropas la cual fue quemada por el ataque.

—Nunca te darás por vencido, ah Dazadiel—se dijo para si mismo.

Los combatientes forcejeaban con gran violencia y se estrellaron contra una pared atravesándola con facilidad. Los escombros y el polvo cubrieron a ambos luchadores, dejando ver solo los destellos de sus ojos, como si fueran antorchas en la niebla. Dazadiel gruño y con todas sus fuerzas arremetió contra su contrincante, dándole un potente cabezazo obligándolo a retroceder. Luego lo impacto varias veces en el rostro logrando derribarlo. Los golpes le desencajaron la quijada a Granzul, quien reacciono lanzando una ráfaga de fuego. Esta impacto al caído haciéndolo detener su ataque. Granzul se incorporo y de un fuerte tiron se acomodo la quijada.

—Así es como se lucha—dijo Granzul.

—Retrocede antes de que te mate, solo lo quiero a él—advirtió Dazadiel.

Granzul sonrío y se abalanzo contra Dazadiel, quien corriendo hacia él le conecto varios golpes. Furioso lanzo una potente descarga de energía que envió a Granzul hacia la recamara en donde Exodus se encontraba. Los ojos del caído liberaban destellos violentos al caminar hacia la habitación mirando a su rival que sangraba por su boca.

—Necesitaras más que eso para vencerme—afirmó Granzul levantándose.

—Hay mas si lo deseas—gruño Dazadiel con su voz gruesa—. Ahora muere.

Dazadiel desenvaino su espada preparándose para terminar el combate. Granzul sonrío mientras que lo observaba levantar el arma. El golpe del caído fue detenido cuando varias ráfagas de energía lo impactaron en su espalda. Giro tratando de protegerse con su espada pero los ataques lo estrellaron contra una de las paredes. La agresión surgía de las manos de Exodus, quien respiraba con dificultad por el esfuerzo. A pesar de su habilidad de regenerarse, estas heridas tardaban en curarse.

—No permitiré que arruines mis planes—comento Exodus lanzando mas ataques.

Las descargas destrozaron la pared y provocaron que pedazos de ella cayeran pesadamente sobre Dazadiel. Exodus respiro agitado mientras que trataba de recupera sus fuerzas. Granzul se incorporo desenvainando su gruesa espada y camino hacia Dazadiel acomodarse la quijada nuevamente. Su rival intentaba levantarse entre los escombros, tarea que se le hacia difícil por los golpes recibidos. Furioso, Granzul lo pateo con todas sus fuerzas logrando arrebatarle la espada de sus manos. Cada golpe que acertaba le causaba un gran placer a este demonio.

—¡Suficiente Granzul!, ya tienes tu oportunidad de venganza—advirtió Exodus.

—Suficiente dices, deseo hacerlo sufrir lo más posible.

—No te descuides con él, solo debes asegurarte que no me interfiera.

—No tienes el brazalete completo y tu mujerzuela no ha regresado con la gema.

—Mujerzuela, debió ser tu madre—respondió Claudia entrando a la recamara con su provocativo contoneo—. Y si, la he conseguido, una guerrera y dos religiosos no son un reto.

Claudia se dirigió hacia su adorado Exodus enseñándole la joya, lo que hizo que este sonriera. La mujer lo beso apasionadamente, gesto que devolvió sin dudarlo.

—Sabia que no serian un problema—aseguro Exodus tomando la gema y caminando hacia el círculo.

—Mas bien una desilusión, pero al menos la Orden tiene un miembro de menos.

Las Reliquias Del Antiguo: El Resurgir De Los CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora