Capitulo 48

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El hacha se incrusto en el pecho de la bestia derramando sangre negra y aceitosa en el suelo. Su cuerpo cayó al lado de una de sus hermanas que había sido partida en dos por un potente golpe de giro. Ambas se desvanecieron en cenizas oscuras liberando un olor a azufre. El blanco minotauro rugía expandiendo sus gruesos brazos. Dirigió su atención hacia su último rival que se elevaba intentando evadir los ataques de este cornudo guerrero.

—¡Ven acá y deja que te arranque la cabeza!—grito furioso Tylios.

A corta distancia, los guardianes de la Orden lograban eliminar a varias de las gárgolas dejando solo a las enormes gárgolas sin alas que lanzaban flamas. Uniendo sus ataques como solo la experiencia y gran habilidad de combate que poseían les permitía, lograron eliminar a estas dos enormes criaturas. Las flechas certeras de Dextius encontraron blanco fácil en el pecho y cuello de una de ellas. El mazo del capitán Ulises destrozo las patas de la otra, para luego terminar incrustado en la enorme cabeza de la bestia. Su combate los había acercado de forma peligrosa a la pendiente rocosa del camino. Ulises levanto su mazo lleno de sangre cuando se percato que Leónidas y su gárgola Jinzo se acercaban a ellos. Este leal sirviente de Exodus había decidido enfrentarlos de una vez y por todas. Jinzo gruño con fuerza desenvainando su espada gruesa y filosa.

—No cedas terreno y ataca sus puntos vitales—ordenó Ulises—. Esa gárgola es más hábil que las demás y no debemos permitir que ataquen unidos.

—Lo entiendo, pero debemos apresurarnos, me preocupa Jennifer—dijo Dextius apuntándoles con su arco.

—Concéntrate primero en sobrevivir—aconsejo Ulises, tomando su mazo con ambas manos.

Leónidas se detuvo delante de ellos con un semblante frió y desafiante. Desenvaino su espada curva y plateada con un pomo oscuro. Su fiel gárgola se tenso lista para el combate, solo esperaba que su amo diera la orden de atacar.

—Este es el final de su camino Elites, no puedo dejarlos pasar al interior—advirtió Leónidas.

—No te hemos perdido permiso—respondió Ulises girando su arma.

La charla duro solo unos segundos, Dextius comenzó a lanzar una oleada de flechas de energía hacia ellos. Leónidas movió su espada con gran rapidez, repeliendo los ataques como si no significaran ningún reto para él. Jinzo arremetió contra Ulises quien logro mantenerla a la distancia con su mazo. La gárgola se elevo por los aires y como una enorme águila embistió varias veces al hombre. Con cada ataque, la fuerza de los mismos aumentaba considerablemente. Cuando el veterano capitán bloqueo con su arma un golpe de la espada de esta criatura, fue lanzado con brutalidad hacia el suelo. Como lo había sospechado, su rival era superior a las otras. Al ver esto, Dextius apunto con su arco a Jinzo, pero en el momento en que iba a lanzar la flecha, su arma fue destrozada por un fulminante golpe de la espada de Leónidas.

—No es honorable interferir en un combate ajeno—mencionó él.

—Que sabes tú de honor—grito Dextius sacando su espada.

—He vivido en este mundo por más de tres siglos Elite, esta no es mi primera batalla.

—¿Qué eres entonces?

—Soy un nocturno, la unión de una humana y un demonio. Pero lo que importa ahora es que vas a morir.

Leónidas lo miró con seriedad y sin decir nada mas lo ataco con fuertes estocadas de su curvada espada. A pesar de sus esfuerzos, Dextius casi no podía contener el ataque. La experiencia en combate de Leónidas se percibía en cada movimiento que realizaba. Dextius fue cortado en su hombro y pecho dando la impresión de que Leónidas solo jugaba con él. A poca distancia Ulises se percato de lo que ocurría y haciendo un giro rápido logro por fin golpear a Jinzo haciéndolo cae con fuerza al suelo. El capitán levanto su mazo y logro destrozarle el ala derecha a la gárgola. Sin dudarlo se dirigió hacia Leónidas y lo ataco, pero una potente patada de este lo lanzo hacia atrás contra unas rocas.

Las Reliquias Del Antiguo: El Resurgir De Los CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora