Capitulo 16

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La fogata calentaba la fría noche para el grupo de la Orden mientras que una decisión era tomada por el capitán Ulises. Kalya se había pasado varias horas rastreando los restos de la aldea y sus alrededores en busca de alguna pista útil. Junto al capitán se encontraba Dextius y Langrid quien avivaba el fuego muy atento a lo que se discutía. Jennifer descansaba a corta distancia de la fogata cubierta por una frazada. Kalya estaba parada con su semblante serio. El caído se había recostado en un árbol con su capa roja cubriéndole el cuerpo solo dejando libre su mano derecha que sostenía su espada.

—Entonces no encontró ningún rastro de las gárgolas no es así—mencionó Ulises.

—Como le dije, después de la aldea no hay rastro alguno—respondió ella.

—Es muy conveniente que ocurra ahora—recriminó Dextius.

—Que insinúa Elite—respondió ella.

—No fue algo parecido lo que le dijo a la brigada, hombres que fueron emboscados y asesinados mientras tú huías.

—Escúcheme bien idiota, yo les advertí del peligro, pero un imbécil Élite a cargo no me hizo caso. Yo cumplí con mi parte.

Ulises se levantó y haciendo un gesto detuvo la discusión. Kalya miraba con rabia a Dextius quien la observaba con desprecio. La media sangre cruzó sus brazos y sus orejas se movían inquietamente. Caminaba de lado a lado apretando sus dientes con fuerza.

—¿Tampoco encontró rastros de los Arkians?—preguntó Ulises.

—No, si pasaron por aquí debió ser hace mucho tiempo, su rastro ha desaparecido—respondió ella sería.

—Deberíamos devolverla a su celda—sugirió Dextius molesto—. Ya no nos sirve para nada esta media sangre.

—Vamos, insúltame, eso es lo que quiere no es así—recriminó ella—. Hágalo, ya he escuchado todos los insultos que pueden hacerme, invente uno nuevo para variar.

En ese momento Dazadiel se incorporó colocándose al lado de Kalya con su espada en su mano. Sus ojos destellantes se posaban sobre Dextius que acercaba sus manos al arco. El capitán se colocó entre ellos con sus brazos cruzados y un semblante serio.

—Esto lo diré solo una vez—dijo el con seriedad— Si se odian y desearían arrancarse las cabezas, no me importa. Mi única prioridad es proteger a la hermana y cumplir esta misión. Soy el que esta a cargo y soy quien decide que hacer. ¿Que encontró que nos pueda ser de utilidad?

La media sangre calmó su molestia y miró a cada uno de los presentes. Langrid la miraba con un gesto comprensivo mientras que Dextius no se molestaba en hacerlo. Molesta  dirigió su atención al caído y este le hizo un gesto para que contestara.

—Los elfos estaban antes de que llegaran las gárgolas y esas cosas aparecieron de la nada después—respondió ella—. Además los cuerpos de los elfos tenían señales de garras de gárgolas. Ellas los asesinaron.

—Y como es posible que en la catedral encontró el rastro de los Arkians a pesar de las llamas y aquí no—recriminó Dextius. 

—Por que en la catedral ellos mataron a las personas. Su esencia era más concentrada y la lluvia no limpio todo el templo. Aquí el rastro ha estado expuesto a los elementos por mucho tiempo.

—¿Y las gárgolas, por que no hay rastros de ellas si participaron en esta matanza?—casi gritó Dextius.

—Realice un rastreo a trescientos metros a la redonda de la aldea, no hay rastros. Las gárgolas se alejaron volando no hay forma de rastrearlas al menos que toque tierra—afirmó ella.

Las Reliquias Del Antiguo: El Resurgir De Los CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora