Capitulo 52

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La viviente y siniestra oscuridad fue alejada por la luz de las antorchas, que alumbraban un laberinto de corredores en un olvidado templo en lo más profundo de las montanas de Halous. Con un grupo de guerreros de su clan, el rey de los Gidians-Kai había logrado llegar a la recamara principal de esta tenebrosa estructura. Con malos tratos obligaban a caminar a una joven cautiva y segada por una venda negra en sus ojos. Por todas partes, centenares de osamentas de varias razas servían de adorno a este macabro lugar. Esto le otorgaba una sensación a muerte y un aroma a desesperanza. En el interior de esta oscura y antigua recamara, cuatro gruesos pilares negros rodeaban a un altar en forma de garra, de un tono rojo como la sangre. En el centro de este, una ranura en forma de un símbolo de un círculo con varias líneas en su centro sobresalía. El rey se acerco cuidadosamente, atento a todos los detalles en el lugar. Al ver las inscripciones en este sagrario reconoció su procedencia lo que le permitió entenderlas.

—Pensé que su estirpe ya estaba extinta—dijo un tanto sorprendido él.

Con cautela, saco de una funda de cuero marrón la estatuilla dada a él. La giro y observo que tenía el mismo símbolo en la parte de la base. Dudo por unos segundos pero la coloco en la ranura. En ese momento un sonido metálico comenzó a inundar toda la recamara.

—Tráiganla de inmediato—ordeno el rey.

Dos de sus sirvientes trajeron a la mujer y la acercaron a su rey. Trox le tomo las manos y con una daga le hizo una herida dejando caer sangre tanto en la estatua como en el altar. Al líquido de vida tener contacto con la superficie, unas líneas de color rojo se dibujaron por el suelo a la vez que la estatua se introducía en el interior del altar. El rey Trox sostuvo a la mujer, mientras que el suelo entre los pilares se dividía en cuatro gruesas piezas. Una nube de polvo invadió el lugar y un inusual escalofrió invadió a todos los presentes. Del interior de la abertura emergió lentamente un trono confeccionado de esqueletos rojizos. Sentada en el, una figura delgada de mayor altura que el propio rey y llena de telarañas yacía inmóvil. Una corona en forma de cráneos se podía notar en su cabeza. Gruesas cadenas bronceadas mantenían a esta extraña presencia restringida.

—¡Los sangrientos aun existe!—dijo sorprendido Trox.

Las puntiagudas orejas de esta criatura se movieron buscando la procedencia de esa voz. Con dificultad, sus ojos de pupilas violetas claras se posaron en los visitantes. Su arrugada piel pálida, con un leve tono violeta y su rostro fino con rasgos de murciélago, la hacían un incomodo espectáculo. Los protectores de rey sacaron sus armas al sentirse amenazados por la entidad que los observaba.

—Bajen sus armas cobardes—ordenó Trox.

—¿Quién se molestaría en venir a este olvidado lugar?—preguntó la criatura con voz femenina.

—Su alteza, mi nombre es Trox, rey de los Gidians-Kai y he venido a proponerle una alianza.

—¿Alianza? Soy la última de los míos, ya no tengo un reino o súbditos que me obedezcan, ¿Qué podría ofrecer yo a dicha alianza?

—Conozco su historia, dígame que necesita para levantar a los suyos y se lo proveeré.

Una fina sonrisa se formo en el rostro de la criatura: —Solo debes alimentarme. Llevo milenios sin comer.

El rey Trox tomo a la joven quitándole la venda. Cuando la mujer vio a la criatura en el trono solo pudo gritar de terror. Esta criatura la observo dejando ver entre su seca sonrisa sus largos colmillos.

—Entonces será alimentada—dijo Trox lanzando a la chica sobre la criatura quien a pesar de estar encadenada logro atacarla.

Los Gidians-Kai observaron impactados como esta criatura ataco a la joven que gritaba en agonía. Luego de drenar la sangre de la mujer empezó a alimentarse de su carne. Momentos luego la criatura comenzó a recuperar un poco su juventud y fuerza. Cuando termino con la chica lanzo con fuerza los restos hacia el suelo. Con potentes tirones intento liberarse de sus cadenas sin poder lograrlo. La criatura se recostó de nuevo en el trono con visible cansancio. Su cuerpo desnudo empezó a tomar una apariencia más elfica y su altura se fue reduciendo un poco.

—Aun estoy muy débil para romperlas—admitió ella cansada.

—La asistiré en lo que necesite para ser de nuevo libre y a cambio solo pido que nos ayude a conquistar el reino de Casliah—pidió Trox.

—Si me ayudas a liberarme y a levantar a mis nuevos sirvientes así lo haré—respondió ella—. Pero si lo hago quiero estas montañas a cambio, mis hijos necesitaran un hogar para vivir.

—De acuerdo, entonces dígame como puedo ayudarla.

—Llevo siglos sin alimentarme, estoy muy débil para poder liberarme. Solo con mis fuerzas restauradas podré deshacerme de estas cadenas hechizadas. Así que solo alimentame, solo alimentame.

El rey Trox dio la orden y varios de sus sirvientes salieron en busca del alimento para la reina. Complacida se inclino en su trono manchado por la sangre de la joven victima. Una sonrisa se dejo ver entre sus filosos colmillos a la vez que Trox sentía ciegamente como a través de ella su venganza podría ser realizada.

—Es hora de regresar al mundo y recordarles el poderío de antaño—dijo esta criatura sonriendo—. Y por mil demonios, mi sed de sangre y venganza solo han aumentado.

Continuara.........

Las Reliquias Del Antiguo: El Resurgir De Los CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora