Jocelyn Sanders llevaba ya cinco semanas seguidas sin recibir ninguna otra visita a la prisión, las dos primeras semanas de su estadía allí se vio con varios de sus conocidos y, aunque no todas las reuniones fueron agradables, esperaba volver a ver pronto a muchos de ellos ya que las llamadas que recibía de su familia la dejaban sintiéndose más sola de lo que se sentía antes de haberla recibido.
Había llegado otro domingo más y, al igual que todos los anteriores, no escuchó, ni se preocupó por escuchar el sermón que el padre ofrecía, esa vez este se trataba sobre el arrepentimiento y las consecuencias de los actos mal intencionados, algo así como si también le reprocharan un crimen que no había cometido, al igual que como antes había hecho con ella la policía.
Nadie dentro había intentado hacer contacto o amistad con ella, lo cual pensaba, era mejor de esa manera y tampoco tenía las intenciones de tratar ella misma por su cuenta; se sentía mejor estando en soledad. No le importaba ser invisible para todos, o al menos creía ella que lo era.
─¡Oye tu! La nueva, ─ escuchó que alguien gritaba aunque no pensaba que se refiriera a ella ya que llevaba allí poco más de un mes ─ tu, la que no habla.
Al voltear la cabeza vio a la mujer que le hablaba sentada desde su cama en la celda opuesta a ella. Todas las camas estaban en la pared derecha de la celda por lo que ambas mujeres quedaban en diagonal para poder verse la una a la otra.
─ Por un momento pensé que además de muda también eras sorda. ─ le dijo si vecina de en frente la cual era alta pero con una contextura sorprendentemente delgada y alargada, tenía el cabello bastante corto, como un hombre, el cual se veía que era de un tono marrón rojizo que combinaba perfectamente con sus ojos oscuros. Jocelyn vio que la mujer pudo haber sido bastante atractiva si se ignoraban las pronunciadas bolsas bajo los ojos y una cicatriz bastante visible desde la barbilla hasta una de las comisuras de los labios.
─ Si pensaste que era muda entonces ¿Por qué me hablaste?
─ Estaba segura de que no lo eras. ─ dijo la convicta con una pizca de picardía en su mirada ─ Además, una se aburre bastante aquí.
Jocelyn solo apartó la mirada sin responder nada al comentario y fijó la vista en las deterioradas baldosas del suelo.
─ Me llamo Cassandra, Cassandra Pike. ─ continuó diciendo luego de varios minutos de esperar una respuesta ─ ¿Cuál es tu nombre?... ─ más espera ─ ¿Ahora no tienes nombre?
─ Mi nombre es Jocelyn. ─ dijo con la única intención de no sonar del todo maleducada.
─ Muy bien Jossy, veo que no eres muy conversadora. ─ dijo Cassandra Pike en tono de broma, mas la broma nunca llegó a oídos de su compañera. Jossy, hacía años que nadie le hablaba usando ese apodo, no desde que Ronald Sanders falleció en un misión dentro de la milicia; su esposo fue la única persona aparte de su familia a la que le tuvo suficiente cariño y confianza como para dejar que la nombrara tan tiernamente. ─ Bien, supongo que no quieres hablar.
Cassandra se recostó en su cama, se dio la vuelta y se quedó inmóvil hasta dormirse.~•~
─Levántate, tienes una visita. ─ dijo una voz femenina seguida del sonido de cerrojos al abrir la puerta de su celda.
Jocelyn ni siquiera notó cuando se quedó dormida pero supuso que habían sido como máximo un par de horas ya que aun estaba permitido recibir visitas.
Se levantó rápidamente de su catre y dejó que la oficial la condujera hasta la sala de visitas. Consiguió echar un vistazo a su placa para leer su nombre: Samanta Finegan.
"Un nombre muy delicado para una mujer tan robusta." pensó para sus adentros ya que, sin lugar a dudas, la oficial Finegan no era la clase de mujer a la que se llamaría delicada.
Caminaron el tramo hasta las puertas metálicas que conectaban con la sala de visitas, en el interior aun habían unas quince o veinte personas junto con media docena de guardias.
Para ese entonces le era extraño recibir alguna visita y no se imaginaba quién podría ser ya que nadie de su familia le informó que iría a verla vía llamada telefónica. Mientras pensaba en eso iba escaneando toda la habitación buscando a su visitante y notó, sentado en la esquina más alejada, a Jonathan Burke quien no le quitaba la vista de encima.
ESTÁS LEYENDO
Akop. [COMPLETA]
Mystery / ThrillerJocelyn es perseguida sin apenas saberlo, acechada por demonios ajenos, elegida totalmente al azar. Solo puede ser uno a la vez, esta vez llegó su turno; pero por mas que lo haya perdido todo no se puede darse el lujo de rendirse sin dejar que...