Capítulo 15.

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Ahora que ya sabía a donde ir solo tenía que encontrar la casa correcta. Greensboro, Avenida 14-B, 40-42, 17-A.

Estaba conduciendo su vieja Chevy por la carretera intentando no caerse en los agujeros que aparecían cada pocos metros, viendo los números de las casas buscando la 17-A. Las casas eran pequeñas y algunas pocas se encontraban en mal estado.

... 15-A... 16-A... 17-A.

Estacionó su camioneta que se quejó un poco al subir el borde de la calzada y descendió frente a una pequeña casa pintada con tonos claros y suaves con tupidos arbustos en la entrada del jardín frontal. Gracias a las cortinas de las ventanas que estaban descorridas pudo ver movimiento dentro y asegurarse de que habría gente allí. Se detuvo ante la puerta de entrada y tocó suavemente.

Quien apareció ante la puerta fue una mujer joven con el cabello rubio recogido desordenadamente y un delantal puesto sobre un vestido. De seguro tendría menos de treinta años pero la expresión de sorpresa que apareció en sus ojos azules la hizo parecer menor a como se veía.

—Disculpe, ¿Puedo ayudarle en algo? — le preguntó con voz suave.

—Lamento la molestia señora, estoy buscando a Benjen Walker.

—Justo ahora no se encuentra, ¿De qué se trata?

—Solo necesito hablar con él un asunto, nada serio — se apresuró a añadir cuando la preocupación cruzó por su semblante —, es un asunto más bien personal diría yo.

—Pase adelante. — abrió completamente la puerta y retrocedió unos pasos para permitirle entrar.

—Permítame. —dijo mientras le sostenía la puerta y la cerraba para ella.

—Gracias, muy amable. Sígame.

Avanzó detrás de ella hasta llegar a la cocina en donde un olor a guiso era muy fuerte y había un par de ollas cocinándose en el fuego, era más que obvio que la mujer estaba ocupada, a lo que se le añadió un niño de cuatro años que entró corriendo mientras jugaba con pequeños aviones de juguete y continuó con su recorrido de vuelta a la sala sin apenas percatarse de su presencia.

—Creo que aún no me ha dicho su nombre, señor.

— ¡Oh, sí! Me llamo Jonathan Burke. ¿Y usted es?

—Puede llamarme Annie. Mi esposo no debe tardar en llegar. ¿No le molesta esperarlo unos minutos?

—No, claro que no. Más bien perdone que la interrumpa cuando está tan ocupada.

—No es ningún problema. — Decía esto al tiempo que sacaba unas verduras del refrigerador y comenzaba a cortarlas sobre una tabla de madera — Si usted quiere puede quedarse a cenar con nosotros hoy, así tendrán más tiempo de hablar.

—Muchas gracias. — tuvo suerte de que no necesitó seguir hablando debido a que en ese preciso momento la puerta principal se abrió y alguien entró a la casa.

— ¡Hola campeón! — escuchó que le decía al niño que seguramente fue corriendo a saludar a su padre.

Luego de unos segundos entró a la cocina quitándose la chaqueta. Era un hombre alto y de buena contextura, y de tanto cabello como barba negra. Iba vestido formalmente, al verlo colocó la chaqueta que aun sostenía en sus manos en respaldar de una de las sillas y avanzó con la mano extendida al frente.

— ¿Cómo le va? Soy Ben Walker, un gusto en conocerlo.

—Jonathan Burke, igualmente. —respondió de su saludo levantándose de la silla y estrechándole la mano. Walker le devolvió un apretón firme.

—Hola cariño. — le dedicó un cariñoso saludo a su mujer y se dio la vuelta justo cuando ella le decía que estaba allí para hablar con él.

— ¿Conmigo? ¿Sobre qué asunto?

—Es algo un poco difícil de explicar ¿Cree que podríamos hablar en privado?

—Seguro. — Volviéndose hacia Annie añadió — Avísanos cuando esté lista la cena. Supongo que nos acompañará hoy.

—Si no le molesta mi compañía, con mucho gusto.

Jonathan siguió a Walker fuera de la habitación hasta llegar a la misma sala de estar por la que había cruzado para llegar a la cocina.

—Jake por favor ve con mamá un momento, puedes jugar en la cocina. — se dirigió a su hijo con tono dulce al cual el niño respondió tomando sus juguetes y buscando a su madre. Una vez solos ambos hombres se sentaron uno frente al otro en el sillón.

—Muy bien, ¿De qué se trata? — le preguntó finalmente.

—Verá, hace unas semanas, el diecinueve de julio para ser exactos, usted asistió a una subasta en el Westend Boulevar; aquí tengo el recibo de la compra y sus datos. — dijo tendiéndole los papeles que sacó el día anterior de la oficina.

—Sí, compré un viejo baúl ¿Hay algún problema con eso? —Ben Walker estaba extrañado de que todo se tratara de una simple compra en una subasta en la cual consiguió muebles de buena calidad a bajo precio.

—Sí, soy amigo de la antigua propietaria del baúl y... — pensó un momento lo que iba a decirle, no iba a solicitar que le dieran el baúl cuando ya sabía de qué se trataba todo el asunto y que en realidad el baúl propiamente carecía de importancia para Joss — había dentro algunas cosas importantes para ella, quería saber si hay alguna de que se le fueran devueltas.

—No hay problema pero, ¿Qué tipo de cosas? No había nada de mucho valor, solo unas cuantas sábanas y toallas de baño, aparte de un viejo muñeco.

"Esto fue mucho más fácil de lo que creí," pensó Jonathan "ahora solo tengo que explicar por qué lo necesito sin que crean que estoy loco".

—Ese muñeco que mencionó, creo que eso es lo que estoy buscando, debió de ser uno de los juguetes de su hija. Es un valor sentimental, diría yo.

El hecho de que el hombre mirara al suelo antes de responderle le dio un mal presentimiento.

—Me temo que no podré devolvérselo por más que quiera. Cuando lo vi pensé que le serviría a Jacob, mi hijo, para jugar pero a mi esposa no le gustó esa idea y me convenció de que lo regaláramos.

— ¿Por qué a su esposa no le gustó?

—No lo sé, solo me dijo que no quería que Jacob jugara con él, que le daba una mala sensación así que lo obsequiamos a una mujer de la otra calle que solía tener una colección de muñecas y cosas de ese estilo.

—Le agradecería si pudiera darme el número telefónico de ella o su número de domicilio para poder comunicarme con ella. Es enserio importante que se lo lleve a su antigua dueña.

—Entiendo que debe de serlo pero lamentablemente Nancy Donahue falleció hoy en la mañana de un ataque al corazón. —Jonathan no logró evitar que sus ojos se abrieran de par en par al oír aquello — Tenía unos cincuenta y tres años, de seguro fue algo normal.

Akop. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora