Los trabajos dentro de la correccional no eran tan malos después de todo, Jocelyn generalmente hacía la limpieza de los pabellones, jardinería y cultivo y, algunas veces, cocina. La limpieza era una labor cansada y dura que le tomaba todas las horas del día y algo más del siguiente, trabajar en la cocina era aún peor que eso, era buena cocinera pero cocinar para una multitud pertenecía a un nivel aun mayor que al de sus capacidades culinarias. Por otra parte disfrutaba de la jardinería, el trabajo al aire libre le era relajante, este consistía básicamente en el huerto de verduras hidropónicas que era relativamente fácil de mantener.
-No entiendo por qué te gusta tanto hacer esto. - le dijo Cassandra Pike.
Por una vez a la semana sus rutinas de trabajo coincidieron gracias a un cambio en la planificación de las jornadas hecho por los encargados de administración.
-Es un cambio del ambiente diario de aquí, - le respondió riendo, de alguna manera reía más seguido desde que conoció a Cassandra - todo dentro es demasiado gris, afuera por lo menos puedes ver color.
-Puedo ver color, insectos y tierra, una magnífica vista. - Cassandra al fin podía hablar en tono burlón sobre sus quehaceres ya que sus supervisores se habían distanciado a inspeccionar la siguiente sección de terreno.
- ¿Miedo de ensuciarte las uñas?
-Por supuesto, jamás resistiría algo como eso.
Jocelyn no podía creerse lo mucho que se había acercado a ella en tan poco tiempo y en un lugar como ese, aunque era de suponerlo ya que eta fue la primera persona en hablarle y había ido muy persistente en hacerlo, podía darse cuenta de ello cada vez que recordaba sus intentos de aparentar dormir y su vecina pasó hasta diez minutos hablándole hasta que se cansó y decidió dejar de fingir.
-Eres bastante buena en esto, no parece una chica de campo. -le dijo a Jocelyn viéndola de arriba abajo.
-No lo soy, soy de Greensboro, apenas si llegué a conocer el campo en mi vida. - lo cual era bastante cierto, sus padres nunca fueron dados a permanecer mucho tiempo junto a la naturaleza y su trabajo e hija no le dejaban la oportunidad de hacerlo ella por su propia cuenta.
-Tienes mucha suerte, no es tan bueno como muchos piensan.
Jocelyn pudo ver que evitó decirle de donde venía pero tampoco quiso preguntarlo, después de todo, no era como si esperara conocer sobre su vida, no era exactamente una amistad al fin y al cabo.
-Nunca había hecho algo así, ni siquiera en la escuela. -le dijo Jocelyn con el fin de continuar con las trivialidades - No pensé que podría llegar a gustarme.
A las doce del mediodía fueron escoltadas junto con el resto de la gente del pabellón D a la cafetería. Para el momento en el que entraron ya este estaba lleno y la larga fila para servirse los alimentos se extendía casi hasta la puerta de entrada, razón por la que esperaron bastante tempo para sentarse en su mesa asignada y prácticamente tuvieron que atragantarse para acabar antes del fin de la hora.
Luego de comer se levantaron y se dirigieron en fila para colocar los platos y cubiertos en la pila donde se dejaban lo trastes sucios y las mismas personas encargadas de cocinar los lavaban. Después de dejarlos allí cada grupo volvía junto a sus supervisores del día y reanudaban su trabajo varias horas más.
Cada oficial encargado las hizo formarse una a una y avanzar a los jardines nuevamente. Cuando Jocelyn cruzó el umbral pasó junto a Stephan Wilberg, uno de los pocos hombres que trabajaban allí.
-Sanders, - le dijo en cuanto la tuvo a su lado - tienes una llamada en espera, es de tu abogado. - "Jonathan" pensó automáticamente. Había esperado su llamada durante cada segundo y ahora que la recibía apenas la había recordado, eso la hizo darse cuenta de que en realidad no quería contestar esa llamada - Te acompañaré hasta la sala común, vamos.
Vio por el rabillo del ojo como Cassandra salía detrás del grupo y su cara de confusión al verla ir hacia el lado contrario en compañía de Stephan, quien era conocido por su dureza y sus medidas correctivas.
- ¿Esperabas que te llamaran hoy? - le preguntó este mientras caminaba a su lado.
-No señor. - respondió "señor" aunque sabía por su apariencia que era menos que ella. Su respuesta no era del todo mentira, ya que esperaba haberla recibido un par de días ante, tendría que preguntarle a Jonathan qué lo había demorado tanto tiempo, sin embargo no pensaba dejarle saber que estuvo preocupada.
-Más te vale que sea una llamada corta, estaré escuchando al otro lado de la línea - le dijo antes de dar la vuelta y cerrar la puerta, dejando la amenaza implícita en sus palabras.
Ella prefería olvidarse de su falta de privacidad, ya era muy duro saber que cada palabra que dijera por teléfono sería escuchada y que ese procedimiento se realizaba con cada convicta.
-Diga. - fue, por costumbre, lo que dijo cuándo sostuvo el teléfono contra su oreja.
-Jocelyn - se oyó salir de la voz de Jonathan Burke a través del auricular - llevo al menos diez minutos esperando. ¿Está todo bien?
-Sí, claro. Todo está bien. -era en parte verdad, era ella quien no estaría bien si decía demasiado con Wilberg concentrado en lo que dijera. - ¿Qué ocurrió?
-Disculpa que no te haya llamado antes, no tuve oportunidad.
-Descuida, no pasa nada. - "Solo pensé que no volvería a tener señales de ti".
-Fui al almacén, registré toda la bodega pero no encontré nada, ya habían vendido antes el baúl. Lo siento Joss.
- ¿Lo vendieron? ¿A quién? - Este cambio era lo último que se esperaba, de alguna manera se había convencido a sí misma de que nadie volvería a ser víctima de él, de que nadie volvería a tenerlo en su poder. Había sido tan ingenua al creer eso.
-No lo sé. Jocelyn, ya no hay nada por hacer.
-Debe haber algún registro de quien lo compró.
-Sí, debe de haberlo, pero ¿Qué quieres que haga? ¿Pedirle que me lo revenda? No debe de ser tan importante.
-Lo es, Jonathan entiende, necesito ese baúl.
- ¿Por qué? No entiendo porque estás tan interesada en ello.
-Está allí dentro, lo dejé allí. Nadie más debe tenerlo.
-Debes estar bromeando. ¿De nuevo con eso? - su voz demostraba lo poco que le creía - Tienes que superar este tema.
-Por favor, tienes que encontrar a quien sea que lo haya comprado, hazlo por mí, solo este último favor.
La línea quedó en silencio un par de minutos antes de que este respondiera.
-De acuerdo, que este sea el último.
Luego de despedirse y colgar el teléfono la puerta fue abierta desde afuera por Wilberg, quien tenía una pequeña vena moviéndose en cada sien.
-Vamos, a seguir trabajando. - dicho esto le hizo una seña para que avanzara, de nuevo iba a escoltarla.
Su sorpresa fue que no la llevó afuera sino que cruzó por el pasillo dieciséis y la llevó hasta los baños del pabellón F.
-Por hoy continuarás aquí. - se fue luego de cerrar la puerta con cerrojo, dejándola con el repulsivo olor de los baños.
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Akop. [COMPLETA]
Mystery / ThrillerJocelyn es perseguida sin apenas saberlo, acechada por demonios ajenos, elegida totalmente al azar. Solo puede ser uno a la vez, esta vez llegó su turno; pero por mas que lo haya perdido todo no se puede darse el lujo de rendirse sin dejar que...