Capítulo 17.

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Dígame la verdad señor... ¿Burke? — Jonathan asintió casi imperceptiblemente pero fue lo suficiente para que Alleah lo viera, no se sentía para nada seguro allí — ¿No ha sabido de alguna otra muerte? ¿Alguna muerte extraña o... inesperada?

Su mente vagó de forma automática a Jocelyn, él nunca la imaginó capaz de cometer un asesinato, mucho menos a su sangre propia, pero la muerte de Lucía no tenía ninguna otra explicación posible aparte de esa. Habían buscado incansablemente alguna pista, huellas dactilares, sangre, incluso alguna cerradura forzada o ventana rota por la que pudiera haber entrado alguien, pero nadie pudo encontrar nada, no había nadie en casa a excepción de Jocelyn.

No la pensaba culpable pero tampoco creyó nunca en lo que ella decía que ocurrió realmente, cada vez que ella intentaba explicarse a los detectives o a cualquier otra persona que fuera él solo suponía que el shock había sido demasiado fuerte y llegó a afectarla de forma permanente, o que incluso el psiquiatra pudo haberle puesto algún tipo de droga alucinógena que le causase algún daño cognitivo, pero el hecho de que estuviera diciendo la verdad nunca fue una opción para él.

—Supongo que ahora va a hablarme de posesiones de fantasmas y cosas de ese estilo ¿O no?

—Pues no, así no es cómo funcionan las cosas.

— ¿Y usted sabe de todo eso? ¿Acaso de eso también se trata el vudú? Ya entiendo que no todo es solo magia y brujería sino también ahora involucra demonios.

—Posee una mente muy cerrada para haber estado involucrado desde antes en este asunto.

— ¿Cómo sabe eso?

—Lo sé por su expresión en cuanto le pregunté lo de las muertes. Supongo que mi madre no sería la primera víctima.

— ¿Qué quiere decir con víctima? — "Santo Dios, esta mujer también cree que ese condenado juguete anda por ahí matando personas".

—Que no es la primera propietaria que termina de esta forma — luego de pensar un momento añadió —, y responderé a su primera pregunta, no, no está en mi poder ahora ni tampoco se encuentra en la casa de mi madre.

— ¿Quién lo tiene?

—Alguien a quien no podrá lastimar, al menos no todavía. Me gustaría que dejáramos todas estas formalidades innecesarias dentro de la situación, que me llamara por mi nombre y yo a usted por el suyo y que finalmente me contara la historia de esta amiga suya que es, según usted dijo hace unos momentos, la antigua "dueña" de Akop.

La frialdad y firmeza en su voz le hizo pensar por un momento en salir de allí y olvidar su promesa, aun así no lo hizo y sabía que si permanecía allí no le quedaba de otra más que hablar si quería llegar a algún punto con todo eso.

—Su nombre es Jocelyn... Jocelyn Sanders. Justo ahora está presa en el Instituto Correccional de Mujeres de Raleigh. La culparon por asesinar a su hija pequeña, se llamaba Lucía, la encontraron con múltiples laceraciones en todo el cuerpo.

— ¿Qué hizo la ley con el padre?

—Ronald murió hace algunos años, desde entonces crio a la niña ella sola.

—Eso tiene sentido. — dijo en voz baja, como si hablara consigo misma.

— ¿Qué tiene sentido? Usted está loca, nada de eso tiene ningún sentido en absoluto. — ni siquiera se dio cuenta de que levantó la voz y estaba casi gritándole. Estaba exasperado, solo deseaba conseguir el maldito muñeco, irse de allí y dejar todo ese extraño asunto atrás.

—Tiene sentido que ambas víctimas hayan enviudado, eso teniendo en cuenta de que es del demonio Akop de quien estamos hablando — aclaró Alleah —. Pero entiendo su escepticismo. No es un hombre creyente.

—Claro que si soy creyente, es solo que... — comenzó a decir Jonathan pero Alleah no lo dejó terminar.

—No, no lo es. Usted cree en una única realidad, Jonathan, y solo un fragmento de la realidad no la convierte en una verdad completa.

—No comprendo lo que está diciéndome.

—Estoy diciéndole que su visión es completamente ciega, si no me cree dígame ¿Qué pensó cuando se dio cuenta de que mi familia practica vudú?

Abrió la boca a punto de responderle pero la cerró y lo pensó mejor. No podía decirle lo que se había imaginado, que había considerado los sacrificios de sangre humana y los maleficios hechos con los famosos muñecos vudú, con agujas enterradas en sus pequeños cuerpos de tela.

—Nada bueno, por lo que veo. — dijo Alleah dándole la espalda y caminando alrededor de la habitación — Mucha gente piensa que el vudú es solo para hacer el mal, pero como en toda religión, en él hay mal y hay bien por partes iguales y permiten a la persona que la sigue elegir por cuál de los dos se dejará guiar.

—El vudú no es una religión, es una creencia pagano-africana. — en cuanto lo dijo supo que hubiera sido mejor no haberlo hecho. Su anteriormente femenino rostro se endureció en una mueca de desprecio.

—"Vudú" es solo un apelativo para denominar a las deidades creadas por Hawu-Lisa, no es la religión del antiguo reino del Dahomey como todo el mundo cree. Y como cualquier otra religión esta rinde culto a Dios y a divinidades inferiores a las que ustedes llaman santos y para nosotros son denominados "loá", "luases" o "sanses"... — en varias ocasiones Jonathan estuvo a punto de interrumpirla pero no se atrevía a hacerlo debido a la agresividad que se escuchaba en su voz — ... Fue una práctica marginada en occidente por todas las falsedades que divulgó la iglesia cristiana como la adoración diabólica y los maleficios, y fue incluso prohibida hasta que fue en el 2003 que en Haití se reconoció como una religión más que forma parte de la idiosincrasia nacional. ¿A cuál iglesia pertenece?

La repentina pregunta lo dejó despistado por un momento.

—Soy cristiano católico.

— ¿Qué tipo de católico?

—Apostólico.

—Tenemos el mismo loá, para ustedes es llamado Jesús, para nosotros es Oxalá menino, el hijo hombre de Dios, su personificación en el mundo terrenal.

— ¿Cuál es su punto? — no le interesaba todo el asunto de religiones paganas.

—Que para que usted entienda lo que está pasando primero debe de comprender que mi religión no es diferente a la suya.

—Yo no quiero entender nada, esto no es asunto mío ni es mi problema. Prometí ayudar a Jocelyn a conseguir de vuelta ese muñeco y solo por eso estoy aquí.

—No vas a dárselo. De seguro ella presintió que hay algo mal con él, explícale que ahora está bajo custodia.

Akop. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora