No paraba de preguntarse a sí mismo cuánto tiempo más faltaba para que el caso se diera por cerrado. "He trabajado entre locos y psicóticos mi vida entera y esta mujer definitivamente no es una de ellos" — pensó para sus adentros.
O'Doherty no necesitó nada más que la entrevista para darse cuenta de que estaba en lo correcto. Toda aquella investigación y tantos exámenes y pruebas al final no lo conducirían a ninguna otra parte más allá de la silla del estrado.
Estaba en su escritorio examinando detenidamente los resultados de la última fase de los estudios psicológicos, los exámenes complementarios.
Desde que todo inició había seguido cuidadosamente cada proceso a evaluar y mientras lo hacía recitaba para sus adentros las frases que leyó cuando tan solo era un estudiante, las había memorizado y convertido en un mantra, una oración dedicada a nadie en realidad: "El médico no debe nunca absorberse tanto en la enfermedad, que llegue a olvidarse de que el paciente es la víctima".
Él había asumido erróneamente que su labor sería detectar esa enfermedad como siempre lo hacía cuando le encomendaban ese tipo de trabajo. Un médico debe de curar un órgano o sistema dañado, pero para uno especializado en la rama de la psicología podía llegar a ser un caso diferente ya que el paciente en sí es el que está dañado y no funciona correctamente como individuo; lo que poseen en común con los demás médicos es que tienen como fin el alivio del dolor humano, y para aliviar el dolor primero hay que determinar de qué se sufre.
Eso era exactamente lo que le representaba un dilema en ese momento. Seguía intentando hallar algo fuera de lugar en donde todo estaba en orden, ahora lo sabía.
Antes de dar un diagnóstico debía de hacer una recolección de todos los datos del paciente y estudiarlos a fondo en busca de alguno que pudiera determinar la presencia de una patología, esto puede obtenerse con las dos fases en las que se divide la entrevista, la historia longitudinal y el examen del estado mental.
Al no descubrir nada relevante pasó a la siguiente fase de investigación que consiste en la búsqueda de pruebas físicas, para ello se lleva a cabo una revisión neurológica completa. Esperaba encontrar algún desgaste en la corteza nerviosa o en los tejidos pero no hubo nada, por lo que ordenó que se llevara a cabo una tercera examinación.
Lo que necesitaba era un diagnóstico de tipo nosológico, alguna prueba de que su paciente no se encontraba en condiciones mentales plenas. Sus últimas herramientas eran los rayos X y el electroencefalograma.
Solo estuvo perdiendo el tiempo, había visto los resultados y las imágenes en las placas una y otra vez. Nada.
Tenía una hora aún para enviarlas al juez, los abogados y los miembros del jurado junto con un reporte de su opinión profesional sobre ello y sobre la paciente.
Tomó una libreta de apuntes y un bolígrafo de sus gavetas y comenzó a redactar el informe. Mañana se llevaría a cabo el veredicto y sus palabras serían las que condenaría a Jocelyn Sanders. Se esforzó en dejar de pensar en ello y a concentrarse en la paga que recibiría cuando todo terminara.
Pensaba alejarse de los casos legales durante algún tiempo. Ni siquiera ser un estudioso de la mente humano le ayudaba a explicarse tantas de las cosas en las que se había visto obligado a ver desde que se implicó por accidente en la criminología.
Termino su reporte y lo entregó a su asistente para que enviara las respectivas copias mecanografiadas.
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Akop. [COMPLETA]
Gizem / GerilimJocelyn es perseguida sin apenas saberlo, acechada por demonios ajenos, elegida totalmente al azar. Solo puede ser uno a la vez, esta vez llegó su turno; pero por mas que lo haya perdido todo no se puede darse el lujo de rendirse sin dejar que...