Capítulo 30.

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Cuando volvió a despertarse se encontró con la mesa de noche repleta de arreglos florales con notas como "Espero que te mejores" o "Me alegro que estés bien" de parte de sus padres, su exesposa Mónica, sus vecinos Cristopher y Russell con los que acostumbraba a tomarse unas cervezas mientras veían los partidos de los Yankees, y un par de antiguos socios con los que aún mantenía relaciones de trabajo y amistad.

La luz que entraba por la ventana no era demasiado fuerte así que suponía que eran pasadas las doce del mediodía. Esa vez no había ninguna enfermera a su lado para impedirle incorporarse pero deseó que lo hubiera, el dolor que le recorrió los brazos y la columna hasta llegar a la cabeza fue casi segador. Esperó un tiempo a que este redujera pero ya no se atrevía a volver a recostarse por miedo a que volviera a atacarle.

Pasó poco tiempo cuando un hombre joven, de seguro un pasante de medicina, entró a revisarlo, al ver que estaba despierto, le pidió que esperara y se relajara y salió de la habitación para volver con un doctor y una bandeja con comida y jugo de naranja que le colocó en un soporte sobre las piernas.

El doctor le explicó lo que había ocurrido la noche anterior y le preguntó si recordaba algo. Tuvo que mentir y decir que no pero desafortunadamente podía recordar hasta el mínimo detalle de la noche anterior.

Jonathan sabía cuáles eran las malas noticias que el doctor tenía que decirle aun antes de que lo hiciera: El automóvil había quedado destrozado por todo el costado derecho y el pasajero que viajaba allí no había sobrevivido.

Aunque sabía que los pensamientos que cruzaron por su mente eran egoístas no podía dejar de pensar en ellos. "Es una suerte que habláramos con él y nos contara su historia antes de que muriera".

Le devolvieron su ropa y posesiones que llevaba en la camioneta. Su teléfono celular casi no había sufrido ningún daño y después de comer y recibir sus medicamentos se dedicó a llamar a las personas que habían enviado sus obsequios y agradecerles por tomarse la molestia de ir hasta allí por él. Pidió a sus padres que fueran hasta la oficina de seguros a sacar la información requerida para la reparación de su Chevy y los gastos que le llevarían pagar el hospital.

La última persona a la que llamó fue a Alleah Donahue con el propósito de dejar las malas noticias y los problemas mayores para el final. No tenía ni idea de cómo decirle lo que había sucedido ni como se lo tomaría ella al escucharlo. Pero se llevó una sorpresa más ese día.

—-No te molestes demasiado en explicarlo Jonathan. Sé lo que ocurrió, Isaac murió, ¿Tú cómo te sientes? —- fue lo que le dijo inmediatamente después de contestar el teléfono. ¿Cómo pudo enterarse de todo? No tenían a ningún conocido en común que pudiera haberle dicho del accidente de aquella noche.

Akop. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora