Se miraron el uno al otro a la cara sin saber exactamente qué hacer a continuación hasta que la realidad cayó sobre ellos y ambos saltaron fuera del coche para revisar el estado de la persona a la que acababan de atropellar.
—-Estamos demasiado lejos de cualquier hospital y no hay cobertura para llamar a una ambulancia. —- dijo Alleah arrodillándose en el asfalto de la carretera.
—-Deberíamos subirlo al auto y llevarlo con nosotros a la ciudad.
El estado del hombre no parecía crítico a excepción de una herida en la cabeza que no paraba de sangrar. No recordaba en dónde había escuchado que esas heridas siempre sangraban aunque no fueran serias y tan solo se hubiera lastimado la piel, sin producir daños severos en el cráneo y mucho menos en el cerebro. De igual manera prefería no confiar en ello y llevarlo a un hospital, al fin y al cabo, si algo le ocurría a ese hombre sería culpa suya.
—-Levantémoslo con cuidado. —-dijo Alleah colocándose a un lado del hombre e indicándole a Jonathan que hiciera lo mismo por el lado contrario.
Juntos lo sujetaron y lo acomodaron en los asientos traseros, tarea que resultó ser difícil a pesar del famélico estado del hombre que casi daba la impresión de estar muriendo de inanición.
—-Quédate atrás con él para verificar que no se golpee por accidente, yo conduciré.
Segundos después Alleah ya estaba acomodada en la parte trasera y Jonathan arrancaba el motor para llegar rápidamente a la ciudad para la que tan solo faltaban una media hora y en la que, con mucha suerte, podrían estar en unos veinte minutos como mínimo si se daban prisa, lo que menos necesitaban era causar otro accidente por exceso de velocidad.
Estaban entrando nuevamente a Greensboro cuando el hombre comenzó a retorcerse en el asiento y a gritar horrorizado.
—-Tranquilo, tranquilo —- le repetía Alleah una y otra vez —-. Estamos llevándolo a un hospital, está herido. Ya estamos cerca.
—-¡Sáquenme de aquí! —- gritaba el hombre cuyo horrible aliento empeoraba aún más el espantoso olor que impregnaba el auto desde su llegada —- ¡Déjenme salir por favor!
—-Señor haga el favor de relajarse, solo queremos ayudarlo. —- dijo Jonathan intentando que entrara en razón.
El sujeto, ignorando por completo toda palabra tranquilizante, soltó su cinturón de seguridad y se abalanzó hacia la manija de la puerta abriéndola. No tuvo tiempo suficiente para saltar de la camioneta gracias a Alleah, que saltó rápidamente sobre esta, volviendo a cerrarla y aferrándose a la agarradera para impedirle cualquier otro intento de escape.
—-No lo acerquen a mí por favor. No quería que me encontrara.... Yo no quería que me encontrara. —- decía colocando las sucias manos sobre sus ojos mientras sollozaba.
—-¿De qué está hablando? —- le preguntó Alleah extrañada —- Jonathan detén el auto.
Jonathan pisó el freno mientras se acercaba a la acera. Inmediatamente el hombre hizo otro intento de salir del vehículo, esta vez su intento no resultó frustrado por ninguno de ellos y salió a la oscuridad de la calle, cayendo de bruces contra el suelo y provocando un dolor agudo cerca de la nuca, en donde la adrenalina no le había permitido sentir dolor hasta ese momento.
—-No por favor, tengan piedad de mí. —- continuaba diciendo en un llanto bajo.
—-Escuche, ninguno de nosotros quiere hacerle daño. —- le dijo Jonathan suponiendo que la razón del comportamiento del hombre era el temor de despertar encerrado en un auto con dos extraños luego de ser atropellado.
—-Aléjenlo. Aléjenlo...
Cuando el extraño se echó a llorar desconsoladamente Jonathan le indicó por medio de señas a Alleah que se distanciara un poco del hombre que parecía mostrar síntomas de estrés postraumático.
—-Señor todo está bien, no pasa nada —- Alleah no se daba por vencida con sus intentos de calmarlo —-. Déjenos llevarlo al hospital, usted va a estar bien.
—-No, no lo estaré. Ya fui su víctima una vez y de nuevo me encontró.
Jonathan no pudo evitar dirigir una mirada a Alleah quien, al igual que él, se había quedado rígida y con la boca ligeramente abierta de la sorpresa.
—-¿Qué es lo que acaba de decir? —- le preguntó con el propósito de que explicara aquel extraño dato o de que al menos lo repitiera por si habían escuchado mal las palabras del hombre.
—-Creí que había logrado salvarme, pensé que ahora que se lo día a alguien más me dejaría en paz.
Alleah comenzó a pronunciar palabras en voz baja en lo que reconoció como patoe pero no llegó a distinguirlas lo suficientemente como para entender lo que decía. Luego levantó la vista de nuevo a aquel hombre al cual en tan inoportunas condiciones se habían encontrado.
—-Dígame, ¿De qué está hablando? ¿A qué es a lo que se refiere?
—-Intenté librarme del demonio, lo intenté de mil maneras diferentes pero todo era inútil, todo. Pensé que lo había conseguido.
—-Él sabe de Akop. —- dijo Alleah dirigiendo ojos preocupados a Jonathan.
—-¿Quiénes son ustedes? —- dijo esta vez dirigiéndose a ambos y mirándolos con profunda desconfianza.
—-Nosotros... —- comenzó Alleah sin saber exactamente qué decir sobre ellos o lo que hacían tratando con ese tipo tan poco común de objetos así que se decidió por saltarse esa parte y comenzar a explicar la situación en la que se encontraban —- Mi nombre es Alleah Donahue, este es Jonathan Burke. Tuvimos un accidente en la carretera en las afueras de aquí, fue nuestra culpa, lo atropellamos mientras usted cruzaba la calle, así que estábamos en camino de llevarlo al hospital cuando se despertó.
—-Claro —- comenzó a reír casi desenfrenadamente echando la cabeza hacia atrás y abriendo la boca para mostrar dos hileras de dientes amarillentos y repletos de caries —-. Que coincidencia, que manera tan oportuna ¿No?
—-Disculpe pero ¿Qué ve de oportuno en esta situación? —- Jonathan sentía dentro de sí la increíble necesidad de empujar a Alleah de vuelta al auto, subir y pisar el acelerador a fondo para alejarse de él.
—-Por coincidencia llegó a mí la primera vez, por coincidencia logré entregarlo a alguien más y ahora por coincidencia ha vuelto de nuevo a terminar lo que comenzó antes. Akop no se detiene hasta matarte.
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Akop. [COMPLETA]
Mystery / ThrillerJocelyn es perseguida sin apenas saberlo, acechada por demonios ajenos, elegida totalmente al azar. Solo puede ser uno a la vez, esta vez llegó su turno; pero por mas que lo haya perdido todo no se puede darse el lujo de rendirse sin dejar que...