Capítulo 25.

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"Esto es una locura" pensó Jonathan mientras bajaba lentamente hacia el sótano ", una total y completa locura".

— ¿Estás segura de esto? — le preguntó a Alleah, quien iba frente a él, sostenida con piernas temblorosas aun cuando intentaba lucir valiente.

—Totalmente — le contestó —. El sótano era para Joel algo así como un santuario personal, en él colocaba sus altares y guardaba sus brebajes. Por supuesto guardaba allí aún más cosas que solo eso.

— ¿Él...? ¿Era él quien tenía...? — intentó preguntar pero las palabras se negaban a salir del todo claras de sus labios.

—Así es — dijo, demostrando que logró comprender qué era lo que Jonathan trataba de decirle —. Él era la persona de mayor confianza para hacer esto.

— ¿Te parece que esa persona era de confianza?

—No fue culpa de él, esto jamás debió de haber sucedido, así no es cómo funcionan las cosas. No es para nada normal.

— ¿Qué quieres decir con que no es normal? ¿Se supone que algo de esto deba serlo? ¿O el hombre no estaba poseído sino que solo estaba demente?

—No es común que se produzca una posesión sobre una persona, generalmente son difíciles de lograr incluso para los demonios mayores.

Se habían quedado de pie frente a los cuerpos, hablando para dejar pasar el tiempo y retrasar aquello que iban a hacer.

—Pensé que los demonios podían poseer lo que quisieran.

—Pueden, siempre y cuando Dios se los permita o sea la persona quien lo atraiga hasta él. Casi nunca se dan casos de posesiones de personas pero es más probable que ocurra en un objeto inanimado o que la presencia ronde por un lugar sin intervenir internamente en los humanos.

Alleah caminó hasta las estanterías y repisas llenas de plantas, polvos y líquidos de Joel. Tomó una botella y la llenó del grifo casi hasta el tope. Jonathan reconoció lo que estaba a punto de realizar: El Ritual de Purificación de los Muertos.

— ¿Necesitas ayuda? — le preguntó sin saber exactamente por qué.

—Para que esto funcione hay que creer.

—Después de todo lo que ha pasado sería un tonto si no creyera.

—Hay que creer con fe y convicción. — dicho esto supo que lo mejor sería dejar que la experta se encargara de todo y no arruinar el propósito de su labor.

—-¿Para qué vas a purificarlo?

—-Su espíritu fue ensuciado momentáneamente por un ente maligno, no correré riesgos y ayudaré a su alma en lo que pueda desde este lado.

—-Si ya no está aquí, ¿Cómo podrías? —- iba a ser difícil terminar de comprender todo lo referente a este nuevo mundo en el cual se había adentrado de cabeza.

—-En cuanto el alma es separada del cuerpo esta entra en un estado, puedes llamarlo cielo, infierno, purgatorio o limbo, pero tan solo es una fase en la que entra el alma cuando se despega de su estado físico.

—-Y lo ayudarás a llegar al estado del cielo, ¿No?

—-Básicamente.

Tampoco esa vez logró entender las frases que se decían en el ritual pero al escucharlas nuevamente en el silencio de la habitación comenzó a creer que no se trataba de una oración sino más bien de una canción, una fuerte entonación que combinaba la música celta con la gregoriana.

Antes de proseguir con el rito, sacó un manto de su bolso y envolvió con él el cuerpo de Joel, tarea para la cual requirió la ayuda de Jonathan para mover el pesado cuerpo. Hizo el mismo proceso con la bebé y la colocó sobre el pecho de su padre. Terminó con el ritual y, para sorpresa de Jonathan acabó diciendo:

Akop. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora