Capítulo 10.

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El especialista en psiquiatría Harrison O' Doherty le dio mala impresión a Jocelyn desde el primer momento, su doctorado en psiquiatría y neurobiología lo hacía caminar y hablar creyéndose por encima de sus socios, trabajadores y, especialmente, pacientes. Era un hombre que había conseguido el éxito a lo largo de su vida, Jocelyn conocía todo su historial gracias a aquella ocasión en que había hurgado en la documentación del escritorio de Sexton y, después de eso, a la información encontrada por Jonathan Burke justo después de aceptar defenderla en el caso.

Harrison O' Doherty ingresó a la universidad a la edad de diecisiete años con muy elevada becas económicas y consiguió su licenciatura a los veintiuno, inició su post-grado mientras trabajaba en una clínica de investigación, a lo veintinueve años ya tenía un doctorado y se inscribió a neurobiología como segunda carrera al tiempo que abría el hospital psiquiátrico O' Doherty en los Estados Unidos, país al que se había trasladado desde Irlanda con el propósito de conseguir su maestría y en el cual había decidido quedarse. Hoy día era el director y dueño de uno de los hospitales psiquiátricos más mencionados en el estado.

Cuando Jocelyn se presentó en su oficina custodiada por un oficial y un abogado penal el doctor lo único que hizo fue mirarla fijamente, como evaluándola, de seguro llegarían montones de criminales a verlo y esa ya sería una rutina usual para él. En ningún momento le dirigió la palabra a la mujer, toda la información que requería para crearle un expediente le había sido enviada de antemano y para su información personal usó al oficial que la acompañaba como intermediario.

Una vez finalizado el procedimiento inicial, el Dr. O' Doherty solicitó al oficial, llamado Benjamin Fletcher, y a Jonathan que se retiraran para así poder quedarse a solas con ella.

-Por supuesto doctor, esperaré afuera. - respondió Fletcher casi inmediatamente y prosiguió a retirarse.

-No pienso dejar sola a mi clienta. - dijo Jonathan, quien no lo pensó dos veces para oponerse al pedido del doctor.

-Señor Burke, esto es únicamente parte del procedimiento, por lo que necesito realizarle unas pocas preguntas a la Sra. Sanders - la voz que usaba para dirigirse a él era similar a la que se usa para hablarle a los niños, como la que Jocelyn solía usar para hablar con Lucía. -, yo opino que ella preferiría responderlas en privacidad.

-Tiene derecho a la defensa y protección de un abogado y usted no puede negarle ese derecho, es decisión de ella si me desea presente aquí o no.

Dicho esto ambos dirigieron a ella sus miradas.

-Puedes quedarte aquí, no me molesta. -pudo notar la sonrisa de suficiencia en el rostro de su abogado y la mueca irritable que asomaba en el del psiquiatra.

"Unas pocas preguntas" no era exactamente la expresión correcta, toda la sesión duró aproximadamente una hora y media y se trataba de una serie de preguntas incomodas, razón por la que alguna veces deseó haberle dicho a Jonathan que esperara afuera, a pesar de eso en ningún momento mintió, por una parte porque sabía que era mejor no hacerlo y por otra que no se atrevía a hacerlo conectada al polígrafo.

Jonathan Burke, vio Jocelyn, era un hombre sumamente profesional que no se inmutó ni hizo ningún comentario a lo largo del interrogatorio a excepción de para interponerse entre los inapropiados comentarios, que el doctor en ocasiones le dirigía, y ella, momentos en los cuales se alegró de que estuviera a su lado.

Luego de que aquello terminara le pidieron a Jocelyn que se retirara y esperara afuera mientras que Jonathan permanecía adentro de la oficina, mientras se sentaba a un lado de Fletcher vio a su vecino Steve Mackenzie avanzar dirigido por un enfermero y entrar a la oficina mientras enviaba fugaces vistazos y simulaba que en ningún momento sus miradas se habían encontrado y que no notaba la expresión de desconcierto en su rostro.

Recordó que Steve había entrado a su casa la noche que Lucia murió, pensando que lo que buscaba era a un simple ladrón, el joven acabó viendo, tal vez por primera vez en su vida, un cadáver. No había penado en él durante todo ese tiempo, apenas si podía recordar cuando este había corrido aterrorizado a la policía para informarles del cadáver de una niña en el piso de arriba, y cuando la policía lo subió con ella y con Alana Black, su mejor amiga, para llevarlos a las oficinas centrales, la cara pálida de ese joven que, suponía Jocelyn, habría tenido que recibir atención especial por parte de los oficiales y quizá incluso psicológica.

La sesión con Steve duró mucho menos que la sesión con ella. Al salir, el joven se retiró por su cuenta sin la necesidad de un enfermero que lo acompañase.

-Dígale a Wittham que le enviaré vía correo electrónico el horario para la siguiente visita, - le dijo al oficial únicamente - que tengan un buen día.

Entró de nuevo a su oficina cerró la puerta, Jocelyn pensó que poseía muy poco tacto para ser alguien dedicado al estudio y análisis del cerebro y la mente humana.

Fletcher no volvió a alejarse de ella hasta el momento en que la dejó frente a la puerta de entrada a la casa de Alana.

Akop. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora