Capitulo 1

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POV Lauren:

Volvía a casa en mi auto, buscando una buena radio para que suba un poco mi ánimo. Había tenido un entrenamiento de mierda para ser sincera, no había podido pegarle a ninguna pelota y el entrenador me había hecho quedarme una hora después para correr suicidas en la cancha de futbol americano de la universidad.

Me mude a Boston hace tres años y medios, me ofrecieron una beca completa, un lindo departamento y por el momento éramos el mejor equipo de la liga universitaria. Después de haber ganado la liga en mi primer año de universidad en New York, me habían fichado de muchos lugares y me ofrecían bastantes cosas. Pero para ser sincera siempre, desde chica, había soñado con vestir el uniforme rojo de Boston University, así que acepte sin dudar... Bueno, estuve un tiempo bastante indecisa. Por el tema de mi carrera, por Camila y por los amigos que había hecho allá.

Camila al principio no le gustó la idea pero ella solo me daba ánimos para seguir mis sueños, al igual que mis amigos. Lo consulté con mis padres y ellos también me dijeron lo mismo. No tenía respuestas, pero sabía que si quería seguir mi camino de deportista y crecer, tenía que tomar esta oportunidad.

Desafortunadamente mucha gente la cual era mi amiga en New York, hoy ya no tengo contacto. Normani es una de ellas. Y se estarán preguntando por Camila, ¿verdad?

Fue una montaña rusa hasta que ese camino de idas y vueltas, subidas y bajadas bruscas terminó. Y no terminó bien. El primer año lejos se hizo difícil pero prometimos mantenernos firmes y que en las vacaciones o fin de semanas largos nos visitaríamos. Todo funcionó bien, videollamadas todas las noches, llamadas y mensajes todo el día, comidas compartidas a la distancia, todo eso hasta el principio del segundo año lejos, todo cambió.

Yo empecé a entrenar tres veces por día ya que habíamos entrado en las finales nacionales, además tenía que ir a mantener mi cuerpo al gimnasio y también estudiaba, a Camila le molestó, empezó a no visitarme más, a no llamarme más por las noches, a no mandarme fotos de como estaba vestida día tras día. Empezó a salir más con Normani, Ally y Dinah y eso no me gustó. Una noche peleamos a tal punto de decirnos que nos odiábamos. Pero al otro día hablamos en frío y decidimos que lo mejor era terminar todo ahí. Pero al mes ella me había borrado de twitter, de Facebook, de instagram. Esas mismas vacaciones, cuando estaba en casa, suponiendo que ella también estaba en la suya le escribi varias veces porque quería verla para charlar aunque sea. Pero ella no contestó ni un mensaje.

Ally y Dinah tampoco me hablan de ella. Así que Camila para mi ya es casi una desconocida.

Pero había que seguir adelante, no? Bueno. No me está saliendo bien esa parte. De vez en cuando, cuando tomo algún que otro vaso demás de cerveza en las fiestas la llamo o le escribo mensajes penosos como "Por favor Camila. Te sigo amando".

Entonces, resumiendo. Mi vida es eso, entrenar, estudiar, entrenar, estar con amigos, entrenar más, estudiar.

Al llegar al departamento dejo mi bolso de deporte en el sillón azul y me meto a la ducha. Esta noche van a venir a cenar dos amigas, que conocí en la universidad. Ellas también tienen una beca para Softbol. Hacemos cena "familiar" todos los viernes.

Asi que me vestí con una camisa a cuadros azul y negro, un jean negro roto en las rodillas y puse música en el pequeño estéreo. Me puse a preparar sushi para las invitadas y a eso de las nueve y media de la noche escucho el timbre.

-Hola pequeña cabeza de balón. – Le digo a Stephanie. – Y donde está Sam? –Me asomo por la puerta.

-Está abajo, se quedó charlando con tu vecina... Betty? La vieja del gato sin una oreja. – Me dijo mi amiga y dejó su campera en la silla.

Stephanie es una chica de estatura mediana, sólo un poco más alta que Ally. Tiene el pelo castaño con un poco de desgaste rubio en las puntas. Para ser sincera quiero su cabello en mi cabeza. Tiene 22 años y es de North Carolina. Es una loca amante de los perros, le gusta el café más de lo que a mi me gusta el culo de Camila (sí, todavía me acuerdo de su culo y que precioso es apretarlo). Siempre está haciendo chistes, es muy alegre y lo mejor de todo es que tiene los cachetes como inflados. Siempre está haciendo videollamadas con su mamá y también siempre está comiendo chicle con la boca abierta.

Y Samantha es la mejor amiga de Steph, es muy alta y muy pálida. Es rubia con ojos azules y cachetes ruborisados. Es de Massachusetts y tiene 23 años. Es la sombra de su hermana mayor Kristie, ya que ella juega en la selección de Estados Unidos y siempre saca las mejores notas, la chica alta se esfuerza demasiado para poder ser como su hermana. Ella también es muy graciosa pero tiene un pequeño problema para entrar en confianza... Sólo estoy bromeando. A ella le encanta hablar con la gente, y más con la gente mayor. Como por ejemplo con Betty la vieja del gato sin oreja, viuda y bastante densa. Sam fue la primera en hablarme cuando llegue a la universidad, por eso somos tan unidas las tres.

 Sam fue la primera en hablarme cuando llegue a la universidad, por eso somos tan unidas las tres

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-La señora del gato es tan agradable, me dijo que iba a presentarme a su nieto. – Entró Sam dándome una pequeña palmada en la espalda.

-Hiciste un gran trabajo entonces larguirucha. – Le digo riendo.

-Los genes Mewis son irresistibles. – Dijo mientras hacía que se daba besos sola.

-Ya lo creo, Sam. Kristie es ardiente como el sol. – Sam sólo se dignó a mirarla con cara de asesina y yo aguanté mi risa. – Lau, yo creo que es hora de que saques esa foto.

La menor señaló el cuadro que tenía en una pared con Camila. Yo la estaba abrazando por atrás poniendo mi cabeza en su hombro y ella me estaba mirando. En sus ojos había nada más que ternura y amor. Amaba esa foto. Pero no podía sacarla. Mis amigas sabían de mi ex novia.

Me limité a mirar la foto y a seguir preparando la comida.

-Hay buenas noticias del entrenador, de todas formas amiga. – Dijo Sam. – Vamos a hacer un campamento de perfección de lanzamiento a New York dentro de tres semanas. Quizás, las aguas estén más calmadas y puedas ver a Camila. – Sonrió.

UN CAMPUS. A NEW YORK. DONDE ESTARÍA CAMILA. NO ESTOY GRITANDO. Aunque, tengo que ver todas las posibilidades, ella ni siquiera contesta mis mensajes, tampoco va a querer verme ni en foto. Pero bueno. Vamos a ver que sale...

MCDH: Cambios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora