Kansas, ese había sido la sele elegida para el primer campus de la selección nacional de softbol femenino.
Con mi bolso nike negro en el hombro derecho, mis tenis blancos, pantalón y chaquetón color azul marino, en la espalda de éste tenía grabado "USA" con color rojo, bajé del bus que nos trajo a todas al hotel donde nos alojaríamos.
Había caras que ya conocía por la fiesta anterior, también había jugado con un par en contra, también estaban mis amigas ahí a mi lado. Sam estaba concentrada con su celular, creo que hablando con Pat. Y Steph estaba maravillada con el hotel, no paraba de susurrar "wow".
-Mi madre cuando le muestre lo que es esto va a querer morir. – Me dijo acercándose a mi oído.
-Ya no podrá molestarte por su viaje a Cancún y su lujoso hotel. – Le dije riendo y ella negó con la cabeza, sintiéndose superior.
Nos acercamos las tres hacia donde todos estaban; tanto el cuerpo técnico, como las jugadoras pre seleccionadas. Todas con la misma vestimenta que nosotras.
-Bienvenidas a todas, espero que hayan tenido un buen viaje hasta acá. Esto es algo grande. Así que imagínense que vamos a entrenar como tal. Las horas de sueño van a estar contadas, tanto como las horas de entrenamiento y las horas de recuperación. Podrán tener vida, claro. Pero estos días van a ser a puro entrenamiento. – Sonrió el primer entrenador, ajustando su gorra azul – Ahora, quiero presentarnos. Él es Mark, el segundo coach – Señaló a un hombre con pinta de joven, que sonrió achinando sus ojos verdes. – Ella es Mary, quien se encargará de la parte de recuperación. – Mary era una mujer rubia, y tenía una chomba color roja y sus músculos de los brazos eran notorios. También sonrió, mostrando sus dientes con brackets. – Él es Ramirez, le gusta que lo llamen por el apellido, verdad, Ramirez? – El hombro morocho asintió con la cabeza mientras reía. – Él va a encargarse que ustedes tengan mucha resistencia, ya que nos dará el físico. Y yo soy Roger, y soy el coach, pero nadie me llama por mi nombre asi que está bien si me dicen coach.
Se veía que las expectativas de todas eran altas, nuestros ojos brillaban al escuchar los nombres de cada uno del cuerpo técnico. Soñando silenciosamente con nuestro nombre en la lista de buena fé, con nuestros apellidos en la espalda de las camisetas.
-Bien, ahora que nos presentamos, quiero que se registren en recepción. Ni bien den sus nombres, les van a dar una llave de habitación. Las compañeras ya están asignadas. Tienen tiempo hasta las doce del medio día para acomodarse. – Saludo con dos de sus dedos y desapareció por la puerta principal.
Miré a Sammy y ella levanto sus cejas y señalo con la cabeza al hombre de la recepción, hicimos fila hasta que me tocó.
-Lauren Jauregui. – Dije con la voz un poco rasposa, ya que mi garganta me estaba molestando.
Él me miró y me dio una llave. 214. Colgué mejor el bolso en mi hombro y me fui directamente al ascensor.
Miré el reloj de mi muñeca izquierda. 10.23 de la mañana. Genial voy a tener tiempo para descansar un poco mis piernas.
Entre a la habitación y una chica ya estaba dentro, se dio vuelta con su celular en la mano y me sonrió.
-Hey! Soy Lexie. – Me dijo acercándose a mi para darme la mano.
-Hola, soy Lauren. – Recibi su saludo y se me quedó sonriendo.
Su piel estaba perfectamente dorada, tenía ojos miel y el cabello color castaño claro, desgastado un poco en las puntas. Flaca y un poco más alta que yo.
-En que universidad estas, Laur? O ya estás jugando en ligas mayores? – Preguntó mientras seguía acomodando sus cosas.
-Estoy en la universidad de Boston. Y vos? – Me tire en la cama, soltando el bolso en el suelo. Saqué mi celular del bolsillo del pantalón.