Maratón (3/3)
Me levanté y entre al salón, las chicas no trataron de detenerme así que seguí mi camino. No sabía muy bien hacía dónde iba, pero sabía que tenía que alejarme un poco de la fiesta y fumar. Estaba muy tensa y sólo eso logra relajarme, no lo hacía muy seguido debido a que empeoraba mi rendimiento deportivo, pero me relajaba. Deje la copa en una de las bandejas que llevaba uno de los meseros y me dirigí hacia la salida.
Había olvidado que ella estaba ahí con Jess, trate de pasar rápido, pero fue inevitable voltear hacia la dirección en donde ellas se encontraban. Al segundo siguiente de haber volteado me arrepentí. Ellas estaban besándose, pero era un beso raro. Camila no la abrazaba ni nada, sólo Jess la sostenía de la cintura acercándola a ella.
Ella tenía sus brazos alrededor del amor de mi vida. Esa chica tendría que ser yo. Suficiente. Decidí seguir caminando, ahora más que antes necesitaba de ese cigarro, más bien, varios de ellos.
Camine hasta asegurarme de que estaba lo suficientemente lejos y saque una caja de cigarros que tenía a en mi pequeña bolsa, por alguna extraña razón razon sabía que los necesitaría hoy. Saque uno y empecé a fumarlo. Traté de contenerlo, pero fue inevitable, lágrimas empezaron a salir por mis ojos. Esto realmente me ponía mal, ella y yo seguíamos aún conectadas, algo seguía intacto en nosotras a pesar de los años. Por un momento mientras hablábamos creí que podríamos intentar ser como antes, creí que por un momento podríamos intentarlo de nuevo, pero al parecer en esos momento yo había olvidado de que ella ya no era mía, porque en serio se sintió tan real.
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero ya casi había terminado de furmarme toda la cajetilla de cigarros. Decidí que era suficiente, me sentía menos tensa que antes. Metí unos chicles a mi boca y me eche un poco de perfume, empecé a caminar de regreso. Estaba tratando de pensar que haría si Camila estaba con Jess en la boda. Tendría que tratar de ignorarlas.
Sí, como si eso fuera sencillo.
Entre al salón y me fui directamente hacia el bar. Decidí que quería embriagarme para que me pase el nudo que tengo en la garganta cada vez que pienso en el anillo en la mano de Camila. Me acerqué y me senté, el chico se acercó a mí y le pedí un "trash can" que era un mezcla de muchos licores, estaba realmente decidida a olvidarme de eso por el resto de la noche. Cuando me dieron el trago sin pensarlo me lo tome todo. Fue lo más fuerte que he probado en toda mi vida, mi garganta ardía no sabía si era por el trago o por lo de Camila, pero después de un tiempo se sentía muy bien.
Me tomé otros dos tragos de esos y me di la vuelta. Creí que embriagarme me iba a funcionar, pero fue todo lo contrario. Me empezaron a dar ganas de llorar, es más sentía las lágrimas arder en mis ojos, así que decidí salir al gran jardín y sentarme en una de las bancas.
Habían algunas personas ahí, pero no le di mucha importancia simplemente me senté y me puse a ver al cielo. Las estrellas se veían como una buena compañía esta noche, cerré los ojos e instantáneamente las lágrimas cayeron por mis mejillas. No podía controlarlas. Agradecía internamente porque nadie me estaba molestando, necesitaba estar un tiempo sola, necesitaba desahogarme.
No duró mucho porque vi que las chicas salían junto con Camila.
" ¿Por qué le dijeron?" Preguntó la latina.
" Nadie le dijo, ella nos preguntó." Contestó Normani.
"Ella vio tu anillo, Camila." Dijo la Polinesia.
"Mierda. Olvide quitarme esa cosa hoy." Dijo la latina evidentemente arrepentida.
"¿Por qué te la quitarías?" Preguntó la polinesia.

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MCDH: Cambios.
Fiksi PenggemarEsta es la continuación de "Mi compañera de habitación".