Por fin había convencido a Camila que vaya conmigo a Boston, pero solamente me dijo de ir unos días. Todavía no había hablado con JJ porque ésta estaba de viaje con el equipo de la universidad, y eso también me daba ventaja a mi. Debía, en estos días que ella se quedaría conmigo, demostrarle a Camila que además de tiempo para el softbol tengo tiempo para ella y para ser una excelente novia.
Espere por ella veinte minutos en el aeropuerto, ya estaban llamando a los pasajeros par abordar al avión y ella no aparecía... Hasta que a lo lejos, veo a un pequeño cuerpito correr como loca, con una valija en la mano, un gorro tejido a mano color amarillo que estaba corriéndose por encima de su rostro y una mochila que se movia de un lado hacia el otro.
-LAUREN, LAUREN YA LLEGO, SE ME RETRASÓ EL BUS. - Gritaba Camila mientras seguía corriendo.
Yo solamente sonreí y trate de acercarme para agarrar un par de cosas que sostenía en sus manos pero ella cayó al piso y todo se le fue encima.
Corrí hacia ella y ayudé a levantarla, ella un poco sonrojada me saludo con un beso en el cachete.
-Camz, estás bien? - Le pregunto arreglando su gorro.
-Hum... me duele la rodilla, pero llegue a tiempo cierto? - Me miró preocupada. - El bus nunca llegó y un taxi hasta acá seguramente me saldría lo mismo que pago para el alquiler.
-Me hubieras avisado y te recogíamos con Ally, cabezota. Estamos a tiempo. Vamos. - Le digo agarrando la mochila que llevaba en sus hombros.
Ya estando en el avión sentadas, ella recostó su cabeza en mi hombro.
-Me gusta viajar, y no conozco Boston. Así que supuse que va a ser un buen viaje.- Me dijo.
-Va a ser un buen viaje Camz. - Prometí.
Un coche que teníamos a disposición los de la universidad nos acercó a Camila y a mi a mi departamento. El señor amable quiso subir nuestras valijas hacia la puerta del lugar y le di la propina. Camila estaba con los ojos disparados hacia cada rincón cuando abri la puerta.
-Esto es hermoso Laur, es muy... moderno. No sé.
-Es lindo y trato de mantenerlo limpio... sentite como en casa, deja tus cosas donde quieras. - Le dije sacándome la campera que llevaba puesta.
Dejó sus cosas encima del sillón y se puso a mirar a través del ventanal y yo aproveche para rodear su cintura con mis brazos desde atrás.
-Este lugar sería tu departamento también si accedes a vivir conmigo. - Susurré en su oído para después dejar un beso en el cuello.
-Vamos con calma Lern, necesito tiempo, déjame pensar.
-Qué te apetece comer? - Le pregunte para cambiar de tema.
-Sushi. Quiero sushi mierda.
-Sushi tendrás entonces, el chino de la esquina hace los mejores sushis que vas a probar en tu vida. Creeme. Ya vuelvo. Bañate si queres, o no sé, hace lo que quieras. Mi casa tu casa.
Agarré otra vez mi campera, mis llaves y un poco de plata para poder ir a comprar. Tarde cerca de quince minutos.
Cuando volví ella estaba acostada, muy incómodamente, en mi sillón dormida. Sus labios estaban ligeramente abiertos y se veía hermosa. Si antes me había olvidado de ciertos detalles, ahora estaban regresando y eso me hacía feliz.
Tenerla acá hace un par de meses me parecía imposible, irreal, pero ahora está acá, y es mi prueba de fuego.
Acomodé la mesa para poder comer para que ella descanse un poco más, luego de dejar todo listo decidí despertarla. La moví un poquito hacia un lado y ella, asustada, se cayó... otra vez.