Sentada al lado de mi hermana, escuchando un poco de the pussycat dolls ya que a ella le encantaba monear con sus canciones, escuche tres golpecitos en la puerta. Ya sabía muy bien de quien se trataba.
La morena que había pasado las ultimas semanas a mi lado apareció tras unos segundos, con un poleron que le cubria todo el cuello color mostaza, unos jeans negros y botas del mismo color.
-Hola Lern. - Dijo con una sonrisa, dándome un beso en la mejilla. - Qué haces escuchando esa basura?
-Ey, sus canciones son geniales. - Dije riendo, sentándome derecha en el sillón. - Que tal estás?
-Prefiero destiny's child. Y estoy bien, afuera hace un clima muy lindo. Te traje unas galletas, mi mamá las horneo.
Sacó de su bolso una bolsa con galletas dentro, sacó una y me pasó la bolsa para que agarre. Habían varios gustos, podía ver de chocolate, de vainilla había agarrado yo, también habían con confites y otras con chispas de chocolate.
-Gracias, debes agradecerle, todas las semanas manda algo. Es un lindo gesto. - Le sonreí a la morena.
-Quiere invitarte a cenar esta noche, podrás? - Preguntó con la boca llena.
-Me encantaría. - Contesté sacándole migas que le habían quedado cerca del labio. Ella al sentir mi tacto agachó la cabeza, sonriendo.
Miré a Taylor, sonriendo. Le había estado hablando de Camila y todo lo que había pasado últimamente. En una de las veces que estábamos teniendo esa charla, ella apretó mi mano, aunque el médico dice que son pequeños reflejos que tienen. Pero para mi, mi hermana estaba diciéndome que estaba aprobando todo lo que nos sucedía.
-Qué tal estás de los ataques? - Preguntó, aún con las mejillas rosadas.
-Mejor, no me han estado pasando en estos días. No ha sido la primera vez que me pasó aquel día.
-Sólo cuando estás muy cargada. Lo sé, me lo has dicho, pero sólo quería asegurarme que estés bien.
Después de unos minutos de haber estado en silencio, comiendo aquellas ricas galletas, mi papá apareció tras la puerta.
-Hola chicas. - Saludo, acercándose a Camila. - Hola Camz.
-Hola Mike. - Rió ella tras el apodo que mi padre le había dicho. Él siempre se burlaba de aquello.
-Esta noche voy a cenar a su casa, papá. Estan bien con eso? O me necesitan acá? - Pregunté, asegurándome que todo este bien.
-Claro Lauren, te he dicho mil veces que salgas de este maldito hospital. Te estás volviendo transparente ya de lo blanca que estás.
Reímos los tres tras el chiste de mi papá. Luego, con Camila nos levantamos de los asientos, le ofrecimos un par de galletas y nos largamos de esa sala.
La casa de Camila no quedaba muy lejos del hospital, por lo cual decidimos ir caminando. El sol estaba escondiéndose y nos daba un cielo muy hermoso. Con tres colores: celeste, rosa y un poco de naranja.
Sentía la mirada de Camila sobre mi, me gire hacia ella y sonrió.
-Me gusta como te ves bajo esta luz. - Dijo casi susurrando, mientras mordía su labio. Podía ver en sus ojos algo así como ternura.
-Me gusta como te ves sin ropa. - Le dije yo y ella golpeó mi brazo.
-Como quemar un momento de sinceridad y romanticismo en un segundo, por Lauren Jauregui. Creo que has comprado ese libro eh?
-Lo leí mas de dos veces.
Pasé mi brazo por sus hombros, para acercarla a mi. Ella me abrazo por la cintura y puso su cabeza sobre mi pecho. Así caminamos lento hasta su casa.