Capítulo 8

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Sintiendo unos fríos labios en mi espalda desnuda, despierto con pocas ganas debido al cansancio.

-Lern, amor, despertate. Estoy aburrida y no puedo dormirme. – Me dijo Camila, con voz grave mientras seguía besando despacio mi espalda.

-Hmmm, Camz, sigue siendo de noche y eso quiere decir que hay que dormir. – Le dije con los ojos cerrados todavía y la cara pegada a la almohada.

-Pero hay que aprovechar todo el tiempo perdido. El sexo de anoche fue genial pero no me es suficiente. – Sus labios pasaron a estar en mi cuello y sus manos acariciándome la espalda baja.

Me di vuelta para mirarla con los ojos entrecerrados y besé su frente. Ella se acurrucó en mi y la abrace fuerte.

-Nunca te vuelvas a ir de mi lado Lauren.

-Nunca más mi amor...

Al despertarme, estiré mi brazo hacia la parte izquierda de la cama... Y estaba vacía. Me senté y mire a mi alrededor, y de nuevo a la parte vacía de la cama. Todo estaba como si nada. Había sido sólo un sueño. El mismo sueño que estoy teniendo hace tres noches seguidas.

Semanas habían pasado desde la última vez que vi a Camila, y que estuve en New York.

Las primeras dos semanas no había pensado casi en ella, ya que estaba muy excitada por mi convocatoria al equipo nacional. Entrene duro e iba al gimnasio más horas de las que siempre iba. Miraba cada video de cada partido, para ver mis errores y debilidades. Necesitaba perfeccionarme.

La tercer semana me dediqué al estudio más que nada ya que los finales se acercaban. La liga de softbol de las universidades nos dio esas dos semanas libres de juego para que todas podamos concentrarnos y rendir, así que no hubo problema, a veces Steph se quedaba en casa ya que teníamos todas las materias juntas, otras veces nos juntábamos con otros compañeros a estudiar e intercambiar ideas. Y por las noches, cuando ya no quería estudiar, Camila volvía a mis pensamientos. Hasta quedarme dormida.

Al mes, ya había rendido mis finales y los había aprobado a los tres con excelentes notas, pero mientras más tiempo de óseo tenía, más me destruía con los pensamientos de Camila, sobre nuestra ex relación, todo lo que hice mal y la última noche que tuvimos juntas y obviamente, todo lo que ella me dijo.

Las demás semanas habían sido iguales, entrenamiento, clases, amigos. Pero Camila no salía de mi puta cabeza.

Estas últimas noches me he despertado a mitad de la noche, con la ilusión que los sueños sean verdaderos, que Camila este con su cuerpo pegado al mío, besándome alguna parte del cuerpo como solía hacer cuando estábamos juntas. Y hay que admitir que he llorado como una nena chiquita cuando no encuentra a sus papás en su habitación.

Las vacaciones de invierno se acercaban y yo tengo planeado volver a Miami para ver a mi familia. Mis amigos me dicen que me va a hacer bien a la cabeza, también al cuerpo. Ver a la familia y respirar mis aires en Miami...

Tomé fuerzas para levantarme de la cama e ir hacia la cocina. Allí agarré de la heladera una botella de agua fría y busque las pastillas que mi psicóloga me había recomendado cada vez que me pasara como esta noche, despertarme sin Camila a mi lado.

Suspiré al ver la pastilla pequeña color amarillo mostaza, me la puse en la lengua y tome agua.

Lo bueno de ser una jugadora de ligas como las de la universidad es que nos cuidan demasiado, ya sea en la salud, física o mentalmente. En cuanto empecé a tener esos sueños, no he podido dormir bien, mi rendimiento en la cancha bajo notablemente y empecé a tener pequeños ataques de pánico.

MCDH: Cambios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora