Último día de Camila en Boston. Decidí invitarla a cenar afuera para despedirla. Nos vestimos elegantes, fingimos ser recién casadas y fuimos hacia el lugar que Kristie, la hermana de Sammy, me recomendó. Era bastante elegante, había poca gente y los mozos eran muy formales también.
-Este lugar es increíble, seguramente de vez en cuando vienen famosos a tener citas o esas cosas. - Dijo Camila mirando hacia el techo, donde hay unos candelabros hermosos.
-Hey, me ofendes. Yo soy famosa. - Le dije.
Luego de que nuestro mozo nos ponga en la mesa nuestros platos con salmón y una ensalada que jamás había visto en mi vida. Propuse un brindis.
-Porque esta sea una de millones de citas románticas y elegantes. - Levanté mi copa mirándola a los ojos.
-Vamos a tener muchas citas, no te preocupes Lo. Esto va a seguir tomando vuelo de a poco. - Chocó su copa con la mía.
Pero luego de mojar sus labios con el changpane, la morena se tocó el abdomen con ambas manos, cerrando fuerte sus ojos.
-Camila?
-Dios, otra puntada. - Seguía con sus ojos cerrados.
-No es bueno. Tenemos que ir a un hospital a verte. - Me levanté para ponerme a un costado suyo, mirándola preocupada.
-No Lo. No voy a arruinar nuestra cita de despedida por un dolor de musculos. Debe ser por lo de anoche. - Trató de reírse pero otra puntada volvió a su cuerpo.
-No. Arriba, prepárate. Voy a pagar y te voy a llevar a un hospital.- Le dije decidida, tome su abrigo y se lo puse y luego fui hacia la caja para pagar la velada.
Ella me esperó en el auto, yo me senté y en seguida prendí el auto para largarnos. Con mi mano libre agarré suavemente su muslo. Ella estaba acurrucada sobre la puerta del auto, aún con las manos en el abdomen. Se veía cada vez más pálida.
Una vez que nos atendieron en urgencias el médico nos dijo que era apendicitis lo que Camila estaba teniendo en ese momento. Que deberían operarla y hacer reposo. Ella me miró aterrada....
¿Aterrada por la operación o aterrada por estar un día más junto a mi, internada, lejos de su novia?
Dos horas después, Camila ingresaba al quirófano. Esperé en la habitación que le habían asignado a la morena, sentada en el sillón blanco y pequeño junto a la cama.
Tomé mi celular y le avise a mi mejor amiga que no iba a poder asistir al entrenamiento de mañana para poder acompañar a Camila.
-Lauren. Es tarde. Está todo bien? - Preguntó Steph del otro lado del celular.
-Amiga, está todo bien. Es Camila, que la están operando de apendicitis. Mañana no voy a asistir al entrenamiento, por favor decile al entrenador de la situación. No puedo dejarla sola. - Dije mientras frotaba los dedos en mi frente.
-No te preocupes, le voy a avisar. Cualquier cosa que necesites, háblame por favor. Voy a tener el celular en alto por cualquier cosa. Tengo el auto y podría ir a comprar cualquier medicamento si necesitas. O darte un aventón a cualquier lado. Suerte y saludos a la cochina de Camila. - Dijo en tono juguetón. Y yo aprecié mucho que haya puesto un poco de diversión a la situación.
Luego de cortar mi cabeza empezó a pensar, Camila había empezado con dolor desde la madrugada, ella decía que era dolor abdominal por hacerla reír mucho o hacía bromas que era gracias al sexo.
Me quedé dormida aproximadamente una hora, me desperté cuando las enfermeras trajeron a una Camila muy dormida sobre una camilla. Seguía pálida pero sus mejillas habían tomado color. Yo en seguida me levanté y acaricie su frente. Parecía tan pequeña y frágil.