Ganamos el segundo partido de playoff de visitantes, en los terrenos del condado de Santa Clara,Palo Alto, donde la universidad de Stanford tiene sus canchas. Esta vez no fue fácil, pero pudimos lograrlo.
California era enorme, tan enorme y con mucha gente. Mucha gente vestida con camisetas de Stanford, con gorras, carteles de animación hacia sus jugadoras... pero había una, una muy hermosa que sobre salía de los demás. Pude verla en la entrada en calor.
Normani estaba ahí, sonriendo para mi cada vez que volteaba a verla para comprobar si era ella. Ella tenía una vieja camiseta mía, de la secundaria, que le había prestado una noche que se quedó a dormir en nuestra habitación porque estaba demasiado borracha para llegar hasta su dormitorio.
Al terminar el partido, tras la charla de felicitaciones del coach, salí en busca de mi amiga. Busqué por las gradas pero nadie estaba ahí. Acomodé mi bolso de entrenamiento sobre mi hombro derecho y me fui hacia el estacionamiento, donde el autobús estaba estacionado, esperando a que todos estemos preparados para llevarnos al hotel.
Pero ahí estaba Normani, sobre un coche rojo bastante fino, mirando a su celular, levanto su vista hacia mi y sonrió, yo me acerque hasta ella para poder abrazarla. Palabras sobraban.
-Mierda Mani, estás tan... caliente. - Le dije mirándola de arriba hacia abajo.
-Y vos Jáuregui no te quedas atrás, has sacado brazos. - Empezó a molestar. - Estaba en california y vi que el ganador equipo de Boston de mujeres en softbol iba a venir a jugar y que necesitaban toda la hinchada del lugar para poder derribar a la temible jugadora Lauren Jáuregui, no dude en venir. Me he peleado con un par de pendejos de Stanford defendiendo tu culo!
-Te he extrañado mucho, tenemos que actualizarnos. Podemos hacer algo luego? Deja que me bañe. - Pregunté.
-De hecho, eso iba a preguntarte, decime tu hotel por mensaje de texto y voy a buscarte a las cinco, te parece bien?
-Claro que sí, ni bien este preparada voy a mandarte un mensaje. Te quiero. - Dije abrazándola otra vez para alejarme hacia el autobús, donde mis compañeras esperaban.
Al llegar me meti en seguida hacia la ducha, me puse ropa no-deportista. Mande un mensaje a mi amiga y a los minutos ella estaba en la puerta. Me llevo a un café bastante coqueto y nos sentamos en una mesa cerca del centro.
- Y bien? Qué es de la vida de la grandiosa Normani? - Pregunté, dándole una gran mordida a mi pancito saborizado.
-He estado bailando, la universidad me estaba sirviendo de poco y los talleres de baile hicieron sus efectos, las propuestas llovían y me fui. Ahora estoy en una escuela de baile muy importante donde me pagan como si fuera no lo sé, la presidenta de Estados Unidos. Me presento de vez en cuando cada vez que algún famoso necesita a un bailarín. Estoy rogando para que algún día esa sea Beyoncé quien me llame. Y que tal vos, Jaurego ? - Llamó mi apellido de forma graciosa y yo reí.
-Eso es excelente, siempre supe que ibas a llegar muy lejos, voy a mandar a mis hijos a tu escuela de baile. Y yo hum. Hago lo que puedo en este equipo y nos va muy bien, todos estos años hemos salido campeonas y ningún equipo nos ha tocado el culo. Y los estudios siguen, sólo me faltan un par de materias para graduarme, pero el entrenador me pide que los atrase, quiere seguir teniéndome en el equipo. Y yo quiero subir mis posibilidades de que me llamen de las grandes ligas. - Nos miramos por unos segundos.
-Estamos enormes, eh? Las extraño mucho. Pero las cosas han tomado su rumbo. Has vuelto a ver a las chicas? - Preguntó, con tristeza en sus ojos.
-Sí, hace poco estuve por New York, de vez en cuando voy, hay veces que hay campus de perfeccionamiento. Y ahora el próximo partido de semi-final es allá también. Así que, las veré. Te extrañan también, por lo que han dicho, te has alejado sin más. Algo parecido a lo que yo hice, así que no soy nadie para juzgar tus actos, o darte algún sermón de que la amistad es todo y bla bla.