CAPITULO CUARENTA Y UNO

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Nos volvemos a refugiar en la habitacion. Tanto lujo me hace sentir infima, insignificante, intimidada por tanto derroche de dinero. Me hace recordar a tiempos anteriores donde tenía que sufrir. Ese pasado me sigue atormentando cada dos por tres, sigo sintiendo que tengo que seguir pidiendo, haciendome sentir nada.
Veo la escena de mi esposo abrazando a su hermana y no puedo evitar pensar que me gustaría poder abrazar a mi madre, pero está muerta. Me acaricio la panza pensando que sea como sea mis hijos no van a sufrir lo mismo que yo, no van a pasar por lo mismo. Siento unos brazos rodearme y acariciarme la espalda al momento que me besa la frente.
De la nada se abre la puerta dando un fuerte golpe y aparece Gustavo con una sonrisa socarrona.
- sabía que estaban aqui- dice de forma amistosa. Los cuatro nos erguimos y lo miramos de manera seria.- en vez de matarlos los voy a hacer sufrir y ver a quienes aman morir.- dice y luego sonríe de lado mostrando sus dientes.
- eres increible- dice Ignacio- nunca paras, hasta cuando estas perdiendo- dice.
- ¿yo perdiendo? nunca hijo, nunca- dice y hace una seña- el primero en morir frente a ustedes va a ser...- dice divertido por nuestra tension- él- anuncia y hace pasar a alguien, lo empujan y este cae al suelo de rodillas. Lo reconocería en cualquier lado. Está lastimado, con las manos amarradas a su espalda, la cara hinchada y ensangrentada. La ropa rasgada. Me tapo la boca con ambas manos para no gritar pero encuanto le tiran del cabello para que me mire y le sacan un gemido de dolor, no aguanto y corro hacia él.
- ¡Rodrigo!- grito con la voz estrangulada, le acaricio la cara masacrada, la furia me puede y me levanto de golpe enfrentando a Gustavo, le golpeo con ambos puños- ¡eres una basura! ¡¿como pudiste?! ¡tiene un hijo pequeño!-le vuelvo a gritar mientras le golpeo- ¡eres una mierda!- grito, estoy fuera de mi. Sus fuertes manos me paran y me aprietan las muñecas haciendome doler pero no me quejo.
- escúchame, rata insignificante-me escupe- esto es para que aprendan lo que es enfrentarme, mucho más sufrirá tu adorable hermanito- dice.
- ¡No! ¡con Pedro no!-sollozo de manera un poco fuerte.
- no lo creo-dice riendo Rodrigo- a esta altura debe estar lejos- dice riendo como un demente. Gustavo lo toma del menton ahorcándolo.
-¿donde?- pregunta furioso. Rodrigo lo mira, se ríe y luego le escupe recibiendo una bofetada que lo voltea. Corro hacia su lado, me toma del pelo y tira hacia el, para este momento ya le desataron las manos.
- poli-cia- murmura contra mi oído. No entiendo exactamente a que se refiere pero disimulo. Me levanto y me dirijo hacia Ignacio. Lo miro a los ojos intentando mandarle un mensaje, parece captarlo porque tranquiliza sus manos.
- oye, ¿que pasó con Romeo?- pregunto ladeando la cabeza- digo, porque desde que le bajé su orgullo no apareció- digo.
- Romeo está bien- dice serio.- ahora- continúa como si hubiese recordado lo que tenía que hacer. Saca un revolver del pantalón y apunta a la sien de Rodrigo
- di tus últimas palabras- le ordena.
- estúpido- dice y sonríe largando sangre. Le está por dar un golpe pero de la nada una voz de mujer lo para.
- yo que tu no haría eso- está detras de él con una sonrisa de suficiencia. Tanto yo como Rodrigo sonreimos felices.
- Lucía- decimos al mismo tiempo. Nos mira pero no dice nada.
- quita eso de la cabeza de mi marido- dice furiosa pero tranquila. Letal. Abro los ojos y alzo una ceja. ¿Acaba de decir marido?, la vida no deja de sorprenderme. Gustavo, lejos de retraerse cambia de blanco apuntandola en la frente.
- vale, si tengo que morir lo haré peleando- dice y aprieta el gatillo pero ella se agacha en el momento justo y le dispara en el brazo. Ignacio se apresura a llegar a su padre y le amarra los brazos.
- nunca subestimes a una mujer- le dice con una sonrisa de lado Lucía.
Luego corre al lado de Rodrigo.
- ¿donde está Yago?- le pregunta con voz debil.
- él está bien- dice.
- tenemos que intentar salir- digo de repente- hace mas de catorce horas que no comemos. O por lo menos intentar encontrar algun lugar donde dormir- digo.

No pudimos salir pero encontramos, gracias a Nataly, unas latas de comida y leche. Los sillones son realmente cómodos. Gustavo está amarrado a una silla, la boca la tiene imposibilitada para hablar. Tampoco come, solo le damos agua. Hacemos turnos para cuidar de que no se le ocurra escapar. Estamos esperando que lleguen los policias o algo que nos saque de aqui. Rodrigo se la pasa durmiendo o besandose con Lucía. Con Ignacio jugamos a las pulseadas o a ver quien ganas mirandose sin pestanear. Algo para matar el tiempo. Las conservas duran para un mes y ya estamos una semana aqui encerrados.
- ¿donde estaban ustedes y como hicieron para salir?- pregunto luego de que me decidiera por preguntar.
- Sinceramente no lo se- dice Rodrigo, se está recuperando a pasos agigantados.- solo se que eran celdas con barrotes y electrificados.- dice haciendo una mueca.
- la prision, tercer subsuelo- dice Nataly- para gente peligrosa.- termina.
- si, eso- termina Rodrigo.- los niños son muy ingeniosos, encontraron un agujero en el techo de su celda. Comenzaron a golpear con sus puños y luego con las zapatillas hasta que qudaron las maderas. Nos avisaron de su descubrimiento y entre todos distragimos a los guardias- dice mirando el techo como si recordara algo.- Pedro quedó en el entre techo pero siguió rompiendo con un palo que le dimos y alcanzó este piso- dice- escuchó sus voces y quiso quedarse pero lo apuré a que se fuera y directamente desapareció por la ventana-termina.
- ¿y los otros?-pregunto.
- los niños se quedaron en el entre piso y leo no tengo idea- dice encogiendose de hombros.

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