CAPITULO NUEVE

35 0 0
                                    

Ya son las siete de la mañana. Tengo prohibida la visita a mi hermano por haberme enfrentado y peleado a un médico, una mujer vestida de blanco y una hombre gordo vestido de azul. Estoy en frente a la puerta del hospital, sigo dolida por Ignacio y por mi hermano. El único al que dejan entrar es a Ignacio. Estoy sentada en el frío suelo con mis delgados brazos rodeando mis piernas que estan pegadas a mi estómago, temblando de hambre y frío. Nadie se digna siquiera a mirarme. Me resigno a esperar noticias de Ignacio. A mis amigos no los dejan entrar primero por ser mis amigos y segundo por ser pobres. Asi es la sociedad.
Cambio de posicion intentando conciliar un poco el sueño por lo que cruzo los brazos sobre mis piernas y coloco mi cabeza en el hueco de mis brazos cruzados intentando dormir aunque sea una hora. No he dormido aubsolutamente nada por quedarme llorando e intentando explicarle a mi hermano el porque de mi estúpido llanto. De mi debilidad. De repente su voz interrumpe mi intento de sueño.
-Izzy- su voz me pone alerta, susurra.- Izzy- vuelve a repetir despacio. Me toca el hombro. Levanto mi cabeza esperando lo peor.
- ¿que sucede?- pregunto con el ceño fruncido. Él cierra los ojos inspirando. Me levanto de golpe enfrentándolo. - ¿dime que le pasó?
- no...- su voz tiembla- n...no responde- termina en un susurro.
- ¡¿que?! ¡¿como que no responde?!- pregunto susurrando intentando no alterarme pero mi voz me traiciona por lo que me sale ahoga en un grito. Él no responde solo se queda mirando el suelo. Mi semblante se endurece. Le levanto con un dedo su barbilla para que me mire a los ojos.- dime- le ordeno apretando los dientes para no gritar por miedo a que no me permitan siquiera estar aqui. Sus ojos se tornan cristalinos. ¿Ignacio llorando por mi hermano? Esto es nuevo.
- está demasiado desnutrido, no responde al suero- responde. Frunzo el ceño, no entiendo nada de lo que me dice. - ¿entiendes lo que te estoy diciendo?- pregunta mirandome fijamente. Cierro los ojos y niego.- lo que te estoy diciendo es que por no haber comido bien estos años tuvo un desmayo y no pueden recuperarlo.- me dice lentamente para que entienda. Esta vez si entiendo, a medida que va hablando yo me tapo la boca con fuerza para no gritar y siento lagrimas caer por mis mejillas. Tiemblo.
- se...se...- no quiero pronunciar esa palabra tan temida por mi. Trago para alargar el tiempo.- se va a...a...mo...mo- esa palabra no puede salir de mi boca. Cierro los ojos fuertes para no pensar en eso. Esa posibilidad no puede existir en mi vida. No se puede ir mi unica familia que me queda. No él, no mi hermano.
- aun no- susurra acariciandome una mejilla. Él se me acerca tanto que quedamos casi pegados.
- por favor- pido con voz conmocionada- por favor, has todo lo posible por que él no se me vaya, no creo que pueda soportarlo- lo estoy agarrando de su campera bien fuerte para que me preste atención. Se muy bien que me puede humillar por el resto e mi vida pero por Pedro hago lo que sea.
- tranquila, no permitiré que nada le pase.- dice muy serio y mirándome fijamente mientras me agarra mis manos que aun siguen en su campera. -ahora necesitas comer algo, no has comido nada en mas de diez horas.
- no, yo me quedo aqui, con mi hermano, no le puedo dejar solo- niego frenéticamente mientras retrocedo mirandolo horrorizada por su propuesta.
-él no está solo- me susurra cerca de mi rostro- Leo está alli supervisando- dice acariciando mi cabello.
- ¿de verdad?- mi labio tiembla. Mis ojos hacen vaiven con los suyos buscando mirar algun error, alguna mentira, algun sentimiento de pena o lastima. No, nada, solo hay sinceridad y solidaridad. No se como actuar ante una situacion asi. ¿Que debo hacer? ¿abrazarlo? ¿solo asentir e irme? no se me ocurre alguna salida sin sentir que lo estoy ofendiendo o sobrepasando la linea.
Él me sonríe tranquilizandome, me abraza por la cintura atrayendome a él. Nuestras bocas quedan a centímetros de distancia. Yo no pestaneo y me quedo mirando sus ojos celestes profundos fijamente. Vuelvo a sentir por segunda vez su fuerte cuerpo. Me hipnotiza completamente.
- a comer que muero de hambre y tu también- dice. Acepto.

Ya llegamos al centro de la ciudad, él está agarrando mi mano con los dedos entrelazados como si yo me fuera a ir corriendo de su lado, como si temiera perderme.
- ¿a donde vamos?- pregunto curiosa. Hace frío pero estoy tan acostumbrada a usar remeras en pleno invierno que ya no me doy cuenta, pero tener su caliente mano tocando la mía me da escalofríos. Él parece darse cuenta porque me mira temblar, se detiene en medio de la calle, se quita su campera y la pone sobre mis hombros.
- a un lugar con calefaccion- me susurra mientras arregla su campera en mis hombros. Le hago una media sonrisa y agacho mi mirada. Siempre soñé con ir a a un lugar caro con mi familia o amigos, con cosas raras que usan los chicos normales, esas cosas que suenan y hablan con eso pegado en su oreja. Pero como soy pobre y sin estudio no tengo trabajo y asi me tengo que ganar la comida para mis hermanos: pidiendo.
Sigo los pasos de Ignacio, vamos a paso lento. Él siempre me agarra una mano o me abraza cuando alguien me mira raro. Aun no entiendo sus cambios de humor, de vez en cuando me vuelve ese recuerdo doloroso pero lo dejo a un lado para no amargarme. Observo todo con ojos espectadores, la gente ya no me mira con pena o desprecio, sino como lo miran a Ignacio, normal.
Entramos a un lugar cálido, lleno de mesas y sillas, hay mucha gente. Me retraigo, instintivamente, contra Ignacio. El miedo me puede, me siento desprotegida con tanta gente. Ignacio me abraza por la cintura fuertemente, lo miro y él me devuelve la mirada. Cuando miro esos ojos celeste cielo siento que todo está en orden, que todo está bien, me siento segura. Puedo ver en ellos todo lo que siempre me ha faltado: amor. Si bien tengo el amor de mis hermanos, de mis amigos y de mi madre nunca he sentido ese amor especial. Ese amor capaz de hacerte sentir en las nubes, capaz de hacerte volar y ver todo positivo. Eso es lo que me brinda la mirada azulada de Ignacio: amor.
__________________________________

https:/www.facebook.com/vickyortiz/

SobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora