CAPITULO CUARENTA Y TRES

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- El antídoto- le exijo- Gustavo, no querras morir, ¿cierto?- pregunto apuntándolo con un cuchillo, ya no tiene esa sonrisa sobradora, tiene esa mirada de pánico impresa en su rostro.
- tu no eres capaz de matar, pequeña- dice mirándome mientras intenta poner su cara de desafiante- no querras decirle a tus niños que eres una asesina, ¿cierto?-pregunta atacándome.
- si ella no, yo si- lo interrumpe Romeo.
- ¿que quieres tu? ¿demostrar que no eres lo que siempre te dijo tu padre?- lo ataca - tarde, eso ya está gravado a fuego.
- aun no es tarde, puedo autodemostrarme que si puedo matar sin titubear, que no soy un cobarde, que defiendo mis ideales aunque despues vaya a la prision por eso, sinceramente no me importa- le espeta- no tengo nada que perder, no tengo un padre al que demostrar que soy buena persona ni una madre a la que tranquilizar con que no voy a hacer nada ni un hermano que tenga que salir en mi defenza por cometer una idiotes- lo enfrenta- ¿todo porque? porque ustedes dos me han quitado todo.- en su voz se puede distinguir anhelo y rabia- asique voy a defender a los que todavía confian en mi, aunque tenga que matarte y condenarme por eso, no me interesa- vuelve a repetir esa frase con mucha calma. Lo miro impresionada por su valentía. - asique, como tu bien sabes, soy bueno con la puntería, por lo tanto te conviene darme el antídoto o te lo quito a tu cadaver- dice al tiempo que carga por enesima vez el arma- tu eliges- dice.
- jamas- se defiende.
- tu lo has elegido- dice y le apunta, cuando está por gatillar un alarido proveniente de Gustavo lo para.
- ya, no me mates- suplica- te diré donde está pero por favor no me mates- pide.
- vale, pero ni se te ocurra jugarnos una mala pasada, somos varios para  aniquilarte- le recuerda Romeo.- no sabía que tenías esa voz tan chillona, podrías aprender ópera- se burla haciendonos reir a todos.
Lo desato menos las manos. Lo apunto con el cuchillo.
- camina- le espeto. Temeroso camina temblando. Todos vamos en fila india. Ignacio me abraza y me acaricia el estómago con emoción.
- mis niños - susurra haciendome sonreir.
- cinco meses y nacen- digo pensando más en el dolor que me va a causar que en otra cosa.- quiero que mi madre esté allí cuando nazcan- digo con añoranza.
Seguimos a Gustavo que marca unas contraseñas y entramos en una habitacion blindada y super asegurada. Se queda quieto en la puerta como si no quisiera seguir caminando.
- muévete- le ordeno pinchándolo. Camina y abre un maletin mostrándonos un pequeño frasquito con un líquido rojo.
-aqui lo tienen- dice y me lo tira.- ahora déjenme tranquilo- espeta y quiere irse pero lo detengo una vez le doy el maletín a Ignacio.
- alto ahi- le digo.- te faltó algo, ¿mi hermano? ¿donde está?- pregunto.- se que no logró escapar del todo- digo. Suspira frustrado y señala una puerta con un gran cartel que dice:" experimento".
- ¿para que?- vuelvo a preguntar.- ¿querias ver que efecto hacen tus nuevas drogas?- pregunto con rabia.- abre la puerta- exijo. Mira hacia atras y resignado lo hace encontrándome con un Pedro amanitado a una silla y la cabeza gacha como si estuviera dormido.
- no le he hecho nada- se excusa, lo miro con profundo odio y corro hasta mi hermano, lo desato y lo ayudo a caminar.
-Izzy, viniste- dice maravillado- sabía que regresarías- me abraza como puede intentando no aplastar mi estómago.
- ovbio que si hermano- digo y le beso la frente.
- pero si logré que me escucharan la policía- dice - y el juez amigo de Ignacio- termina sonriendo- estan fuera- me susurra en el oído. Asiento con la cabeza y miro a Gustavo.
-llevanos a fuera- digo.
- nunca, tienen lo que quieren ahora yo me voy- dice necio.
- ha dicho fuera- interviene Romeo apuntandole en la sien. Rueda los ojos y nos guia hacia fuera, hacia su casa.
Allí nos rodean los policias y el juez.
- queda detenido, acusado de crímenes de lesahumanidad- anuncia el juez mostrando su identidad. Gustavo se va a quejar pero le tapan la boca con una mordaza y una capucha y se lo llevan en su movil.
- gracias pequeñin- dice el juez revolviendole el pelo a Pedro.- lo siento Ignacio.- dice con un gesto de pena.
- tranquilo, es lo que tenías que hacer, sino lo hubiese matado- dice sin inflezion. Seguro debe estar sufriendo por dentro, pero no lo muestra. ¿A quien no le dolería que lleven preso a tu padre?.
Aun no puedo creer que se acaba de terminar nuestro suplicio, nuestro peligro. Podemos vivir en paz a partir de ahora.
- oye, se que es tu padre, pero... ¡tenemos que festejar!- grita Rodrigo provocando que todos riamos, inclusive Ignacio aunque tiene una sonrisa amarga.
- un momento... ¿y Mario?- pregunta Nicole.
- ¿alguien me llamó?- pregunta la voz de Mario desde un lugar de la casa apareciendo de golpe.
- tu no tienes ni un rasguño, ¿donde te metiste?- le reprocha Nicole.
- yo directamente no me metí ahi- señala un lugar indeterminado.- solo aguardé hasta que volvieran, cosa que pasó dos semanas despues- dice con una mueca.
Salimos de la casa todos riendo. Me giro violentamente hacia Romeo chocándomelo.
- ¿tu sabes como aplicar el antídoto?- pregunto señalandolo muy de cerca. Me baja mi dedo y sonríe asintiendo. Lo arrastro hacia el hospital donde está mi madre. Busca una jeringa a la cual le vierte el liquido rojo. Está por inyectarle el antídoto cuando lo paro y llamo a mis hermanos, ellos tienen derecho a estar presentes. Annabelle habia aparecido junto con Mario. Una vez todos presentes Romeo le clava la aguja en el cuello.
Pasados los primeros minutos no sucede nada, los nervios me comen viva, pero luego comienza a pestanear y levanta la cabeza. Nos ve y pestanea varias veces seguido.
- mis niños- nos dice y nos pide que nos acerquemos, lo cual lo hacemos sin necesidad de que nos lo repita. La abrazamos asficiandola.
- todo se ha acabado- le digo acariciando su frente blanca y fría. Me acaricia la cintura y pasa su mano por mi estómago, se incorpora de golpe y me mira seria y luego a mi estómago.
- explícame- ordena en susurros. Cierro los ojos antes de mirarla sin pestanear y abrir la boca sin emitir palabra.- ahora - prosigue lentamente.
- bien, voy a ser mamá doble- digo y cierro un ojo.
- dime que esto es una broma- pide examinandome - ¿quien es el padre?- pregunta.
- yo- dice la voz de Ignacio saliendo del vacio. Mamá abre los ojos y me mira.
- ay, no- suspira y se vuelve a recostar, se tapa con una mano la cara.
- ¿de cuanto estas?-pregunta.
- cuatro meses- digo mientras siento la mano de Ignacio en la mia.
- no te iba a dejar sola- susurra en mi oído, sonrio y vuelvo a mirar a mi madre. Suspira varias veces y luego me mira y a Ignacio.
- mas te vale, niño, que estés en el momento en que ella va a dar a luz, sino te dejo sin mas herederos y sin ganas de tenerlos, ¿oiste?- le apunta con un dedo. Ignacio hace un gesto miliar y asiente repetidas veces. Escucho la puerta cerrarse, es Romeo que se fue.- un segundo... ¿digiste cuatro meses? ¿cuanto estuve dormida?- pregunta con el ceño fruncido.
- alrededor de nueve meses- digo calculando.
- interesante- dice con una mueca- necesito actualizarme en la vida de mi familia, ya ven con que sorpresa me encuentro apenas me levanté- dice haciendonos reir.

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