CAPITULO TREINTA

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Estoy jugando con el celular de Ignacio hasta que encuentro el calendario, en ese momento me acuerdo de que es el segundo mes que no me viene, hace cuatro días me tendría que haber llegado, esto ya es serio, no tengo ningun desorden alimenticio como para que me falle. Tengo la leve sospecha de lo que puede llegar a ser. Busco entre sus contactos a su primo y lo marco.
- hola- digo una vez atiende
- ¿quien eres?- pregunta con intriga
- soy la novia de Ignacio, me quedé con su celular, el se esta bañando- aclaro para que no haya malos entendidos.
- ah, si- dice sin entender mucho porque lo llamo.
- tu eres medico, ¿no? bueno, ¿como se hace para saber cuando alguien está ambarazada?- pregunto de manera directa en un susurro.
- ¿como? ¿los sintomas o la forma?- pregunta.
- las dos- digo de manera rápida
- para averiguar si hay embarazo está la manera casera que es con un evatest o yendo al medico para estar mas seguros- dice explicando con toda calma.- y los sintomas pueden variar desde desmayos, variacion del humor, antojos, nauseas, mareos...
- gracias- y le corto, escuché el fin del correr del agua y pronto sale Ignacio.
Tengo un plan que cumplir sola.
- buenos días mi dulce novia- me besa intensamente.
- buenos días dulzura- le devuelvo la atención- vuelvo en quince minutos- le aviso.
- ¿a donde vas? te acompaño- dice.
- no- digo de manera demaciado brusca- mientras tu te cambias yo ya volví- digo explicando.
- vale, te veo en quince- dice sin entender mucho.
Salgo por la ventana y me laego a correr para llegar lo mas rápido posible a la farmacia. Compro el evateste y vuelvo a la casa y entro al baño así como vengo chocándome casi con la pared de la bañadera. Me agarra un mareo y me sostengo de la mojada pared hasta que recupero la compostura. Sigo las imstrucciones y espero con los ojos cerrados el resultado. Cuento mentalemente cinco minutos y abro los ojos por turno. El resultado me deja estática, es positivo, hay un más gigante en la pantalla digital del aparato. La respiracion se me agita e inconscientemente me toco el estómago. Si esto es cierto tengo una pequeña parte de nosotros unidas en mi ser, tengo un bebé. Cierro los ojos y me tranquilizo. Sentimientos contradictorios se me agolpan de golpe. Es algo inesperado pero es un ser que vive y merece nacer, amor hacia esa criaturita que hay en mi ser, perocupacion de cómo can a reaccionar los demas en cusnto se enteren, la duda de si Ignacio me va a querer igual, ¿voy a poder vivir bien con la responsabilidad que genera tener un hijo?. Unos golpes en la puerta me vuelven a la realidad.
- ¿estas bien?- pregunta luego - entraste como una bala, y no saliste, hace media hora que estas alli- me grita desde el otro lado.
- si, estoy bien, ya salgo- grito de vuelta.
Me acomodo la ropa y guardo el aparato en um bolsillo, finjo una sonrisa de despreocupacion. De golpe me entra una alegría inexplicable, me lanzo a sus brazos y le devoro los labios en um beso desesperado de amor.
- necesito contarte algo pero quiero que lo veas por ti mismo- digo aum colgada de su cuello- antes necesito que me jures que pase lo que pase me vas a decir la verdad, no me mientas, no...- no me deja termimar, apoya sus labios en los mios em un dulce y tranquilizador beso.
- asi me dijeran que has matado a alguien te voy a seguir amando- dice apretandome a él.
- te amo- digo y apoyo mi cabeza en su pecho.
Practicamente lo empujo hasta el hospital.
- disculpe, ¿para una ecografía?- pregunto susurrando - quiero que sea una sorpresa para mi novio- digo. La que me atiende es una médica, sonríe complice y nos guía.
Otra médica me obliga a acostarme y a levantarme la camisa, me pasa un frío gel, y se forma una figura rara, que no es nada perteneciente a mi cuerpo.
- mi amor, te presento a nuestro bebé- le digo mirandolo desde abajo, acostada.
- ¿a...hace cuanto que estas embarazada?- es lo primero que pregunta serio.
- hace un mes - responde la médica. Ignacio me besa la frente y se va de la habitacion. Me quedo mirando la puerta con un ligero sentimiento de decepcion.
- no se preocupe, son reacciones que se pueden esperar, eso es el shock, entiendalo- dice muy tranquilamente.
Me ayuda a quitar el gel y salgo con temor de la habitación. Está mirando a traves de la ventana, me quedo a una cierta distancia no atreviendo a acercarme. Luego de un corto tiempo se gira y me mira, logro distinguir una lágrima que sale de un ojo. Sin importar lo que sea que piense de mi embarazo me acerco, le limpio la mejilla por donde corre la lágrima y lo abrazo.
- yo nunca pensé que iba a tener un hijo, no-no lo imaginé, no sabía lo genial sería imaginar que alguien me va a llamar papá algun día. Te-tengo miedo- dice, a veces su labio tiembla y otra lágrima se escapa.- no se ser un padre, voy a tener algun día una criaturita en mis brazos, ¿sabes lo que es eso? yo... voy a tener a alguien al que cuidar, darle amor, y mimos, alguien al quien cambiarle pañales, darle de comer, sostenerlo, ayudarlo a caminar, y luego darle clases sobre la vida, el amor y la confianza- sigue diciendo mientras alterna su mirada de la ventana a mi, yo no saco mi mirada de la de él, siento una lágrima caer por mi mejilla y él se dedica a quitarla. Me enfrenta y mira mi estómago, levanta la camisa y lo toca.- aqui está mi bebe, nuestro bebé- sigue diciendo. Lo beso.
- era la única forma de callarte sino me vas a hacer llorar a mi- explico antes de que pregunte.
- ¿te das cuenta lo grande que es todo esto?- sigue diciendo.
- ¿me vas a querer igual?- pregunto largandolo por fin
- ¿igual? es un motivo más para no separarme de ti por el resto de mi vida- dice como si fuera mi sentencia de muerte.- te amo, de eso no tengas duda- dice sellando su afirmación con un beso.
- yo tambien te amo- digo con una sonrisa de oreja a oreja- me encantaría que fuese un varon- digo- un mini tu- sonrío acariciando sus mejillas.

Llagamos a su casa, me recuesto tratando de alivianar la sensacion de mareo. Ignacio me levanta la camisa de nuevo y me besa el estómago, lo acaricia como si pudiera acariciar al bebé. Ese gesto de ternura me hace sonreir.
- Voy a ser papá, aun no lo puedo creer- dice mientras mira ni vientre- voy a ser papá- repite. En eso suena su celular.- ¿si? Mario, ¿que sucede?- pregunta. Me muerdo el labio.- si, no lo se- me mira muy significativamente - ya le pregunto. No, no es nada grave. Si, ya te vas a enterar. nos vemos- dice de forma monótona. Saca su celular de la oreja y me mira levantando una ceja.- ¿en serio? ¿a Mario? ¿a él le tuvieste que preguntar? ahora me va a matar a preguntas- se queja como si fuera un niño.
- vas a ser padre, afróntalo- digo  sobradora. Se muerde el labio, se inclina y me besa.
Luego se la pasa toda la tarde mirando y acariciando mi estómago.
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