CAPITULO TREINTA Y CUATRO

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- buenas noches, mi bella esposa- dice en susurros Ignacio y me besa.
- aun no, estamos comprometidos- le aclaro riéndome.
- para mi es lo mismo- me retruca, me abraza por la espalda y así nos quedamos hasta que el sueño nos vence.
Ignacio me despierta pidiendome que no haga ruido. Nos cambiamos y salimos en silencio.
- ¿a donde vamos?- pregunto una vez entro al auto y arranca.
- sorpresa- dice y sonríe de una forma misteriosa, se me hace un nudo en el estómago de la intriga, pero prefiero aguardar.
Llegamos a un edificio bastante conocido para mi pero que no logro recordar.
Entramos y me encuentro con el mismo juez que permitió a Ignacio ser tutor de mis hermanos.
- hola, señor juez- dice con respeto Ignacio.
- pasa, pasa- dice sonriente. Una vez dentro de una de las habitaciones me encuentro con Nicole y con mi padre, frunzo el ceño pero no digo nada. Espero a que el juez entre, cierra la puerta y nos mira.
- muy bien, estamos aqui para formalizar el casamiento civil de esta pareja de Ignacio Iglesias y la señorita Isabel Alai Renner Arzuaga- dice el juez mientras intercala la mirada entre el papel apoyado en el escritorio y nosotros. Abro los ojos y miro a Ignacio, luego a mi padre. Ignacio me mira y sonríe entrelazando nuestros dedos, mi padre tiene el ceño fruncido pero no se queja.
- ¿aceptas señorita Isabel Alai Renner Arzuaga como esposo a Ignacio Iglesias?- pregunta mirándome. Miro a Ignacio y observando detenidamente su celeste mirada espectante asiento.
- si, acepto- digo firme y sonriendo.
- ¿aceptas Ignacio Iglesias como esposa a la señorita Isabel....?
- si, acepto- lo interrumpe, su voz sale firme y feliz. El juez lo mira y niega con la cabeza divertido. Le entrega una cajita, la cual Ignacio la abre y me la muestra, allí se ven dos anillos dorados. Sonrío mostrando los dientes. La apoya en el escritorio y saca un anillo, toma mi mano derecha y me lo coloca en el dedo anular, yo imito su accion. Me besa de forma tierna y posesiva pero breve.
- muy bien, ahora necesito que firmen esto- dice extendiendonos unos papeles. Una vez hecho se lo devolvemos- los testigos tambien- dice mirando a papa y a Nicole.

Salimos del edificio y unos brazos me rodean impidiendome respirar.
- ¡felicidades cuñadita!- exclama en mi oído Nicole, sonrío y le devuelvo el abrazo.- para el casamiento por iglesia vas a necesitar mi ayuda con la moda- dice cuando se separa de mi, la miro con los ojos grandes y ella se ríe. Le levanto una ceja- si, es para que se jure ante Dios que son el uno para el otro para toda la vida- dice seria.Asiento lentamente comprendiendo que voy a ser el centro de antencion por varias horas, eso me asusta.- asique vas a necesitar un vestido blanco y unos zapatos tacon alto y...- mi ahora esposo la calla poniendole una mano en la boca.
- no la asustes- dice sonriendo- que quiero ver cuando nazca mi hijo- dice, le da un beso en la frente y me abraza por la cintura.
- vale, mal hermano- dice con un puchero y loa brazos cruzados en su pecho. Nos reimos de su reaccion pero nos ponemos serios en cuanto nos fulmina con la mirada.- le decimos a Rodrigo? los va a matar en cuanto se entere- nos aclara.
- conozco a mi mejor amigo- le digo seria, por alguna razon no me agrada su comportamiento actual.- y tiene derecho a saberlo- digo- no me importa si ustedes quieren decirselo yo lo voy a hacer- digo seria, se que mi actitud es anormal e ilógica pero ya lo hice y no puedo cambiarlo.- lo siento, no quise tratarte así- intento remediar un poco el desastre que hice.
-tranquila, Mario me estuvo dando unaclase sobre embarazo y sus efectos en las mujeres - dice agitando una mano en el aire quitándole importancia al asunto. Respiro tranquila y sonrío, Ignacio me besa la coronilla.
Comenzamos a caminar hasta el departamento de Mario. Papá había decidido que era malo para mí andar en auto asique se lo confiscó a Ignacio por un tiempo. Papá y sus miedos de que me suceda algo, un accidente o algo por el estilo.
Mientras vamos charlando de cosas sin sentido, más bien los hermanos se van actualizando yo miro las calles, el ajetreo diario de un lunes normal. Pedro, Marcos y Annabelle  están en clases. Rodrigo y Lucía decidieron pasear con el bebé en brazos que por cierto se llama Yago. Papá dijo que iba a darnos privacidad. Mamá sigue dormida pero tengo la eperanza que algún día despertará.
El llanto de un niño me distrae de mis pensamientos, busco con la mirada al portador de ese estridente llanto, cuando lo encuentro me paralizo. Hay un niño todo sucio parado en medio de la vereda con un dedo en su boca y su carita transformada por el llanto, un llanto sincero, de susto. Sin dudarlo me acerco al niño, me agacho hasta su altura y le obligo a sacarse ese dedo de su boca.
- como te llamas?- pregunto, no pasa de los seis.
- Ca...camilo- dice hipando.
- milo, dime, porque lloras? y tu mami?- pregunto con dulzura, lo aue menos quiero es que el niño se asuste.
- n-no lose- dice y se larga de nuevo-me...me dijo que-que volvería pero no vuelve- dice metiendose el dedo de nuevo en su boca. Abro los ojos grandes, ya se que es eso, ya lo he pasado, cierro los ojos tranquilizandome.
- que sucede?- pregunta mis espaldas la voz de Ignacio. Sin levsntarme me giro y lo enfrento desde abajo.
- lo mismo que me pasó a mi, lo han abandonado- digo como si fuera una sentencia de muerte.
- pero que lindura- interviene alegre Nicole lo toma en brazos y el niño deja de llorar, se pone a jugar con su collar.- me lo quedo- dice y le besa su frente.
- ya, pero necesitamos hacerlo legsl asi no tienes problemas- dice Ignacio con una mezcla de emociones en su rostro.
- yo me encargo de eso- dice Nicole y retrocede lo andado dirigiendose al juez.
Luego de encongernos de hombros sin saber que decir seguimos nuestro camino hasta la casa de Mario.
Cuando Ignacio toca la puerta miro su anillo, le queda perfecto con su color de pelo, ese simple anillo puesto en ese dedo demuestra que él es mío para siempre, y yo soy suya. Es tan facil acostumbrarse al frío del metal que ya ni lo siento, sonrío inconscientemente mientras niro el dorado del anillo. Soy la esposa de Ignacio Iglesias.

SobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora