CAPITULO CUARENTA

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( vuelve al punto de vista de izzy)

Mi alma se desgarra al escuchar el detonar del revolver e impactar en el pecho de mi madre biológica, allí siento un verdadero vacío en mi interior. Comprendo que la que se está muriendo allí en el piso es la que una vez me tuvo en su panza. Al estar embarazada comprendo todo lo que una madre es capaz de hacer para que sus hijos no se mueran, hasta abandonarlos es capaz. Si bien no soy capaz de tener algun sentimiento de culpa o de nostalgia hacia mi madre, tampoco quiero que se muera, al fin y al cabo es mi madre.
- ¡No! ¡mamá!- grito al mismo tiempo que corro al lado de ella, mi voz salió un poco difónica al final debido al esfuerzo. En la desesperación me quito lo que sea que tengo en los hombros y hago presion en su pecho para que la sangre no salga. Pero es tarde, la bala ya llegó a su corazon.
- hi...ja, lo siento- dice mientras la boca se le llena de sangre- perdóname- pide suplicante. Comprendo que estas son sus úlitmas palabras. Mis ojos se anegan en lágrimas impidienme verla, ver su ultima figura. Mi labio tiembla pero logro articular las palabras que le permiten aflojar su agarre de mi camisa y caer flácida en su regazo.
- te perdono, mamá- digo con la voz ahogada. Cuando veo caer su mano todo se vuelve obscuro, sin importancia. Me aprieto a ella y lloro silenciosamente contra su cuello. Esta vez hay odio ciego hacia mi suegro. Él fue el que la mató, se merece lo peor del mundo, el peor castigo. Me vuelvo una persona sin piedad. Quiero ser yo quien lo mate o por lo menos lo haga sufrir por lo que acaba de hacer. Que pague por lo que hizo. Cuando me separo de su cuello veo algo que sobresale de su bolsillo del pantalon. Un cuchillo. Algo apendí en la calle, el manejo perfecto del cuchillo. Era mi única forma de defenderme de los depravados borrachos que a veces nos atacaban en la noche. Deposito suavemente el cuerpo de mi madre en el suelo y saco el cuchillo, es de plata.
Me acerco sigilosamente a la escena que se forma con Ignacio sobre Gustavo y él en el suelo con las manos extendidas. Me río cinicamente.
- déjamelo- le digo suavemente desde detras de él. Intercambiamos lugares, coloco mis rodillas a cada lado de la cintura de Gustavo, levanto su cabeza por los pelos y apoyo el filo del cuchillo en su cuello dispuesta a matarlo, o por el momento extorcionarlo.
- no eres capaz- me ataca. Me río ante sus palabras.
- no me conoces- digo con rabia.
- te conozco muy bien- dice- has herido a varios en esas luchas callejeras pero nunca has matado a nadie, eres debil, no soportarías luego la culpa- dice riendose de mi presion en su cabello para que pare de hablar.
- has matado a mi madre- espeto con los dientes apretados. Una mano intenta separarme de él pero me la quito de un violento tirón.- Ignacio, esto es entre él y yo. Has matado a tu propia hermana, has matado a tu mujer, no pensarás que te dejaré ir así sin mas- digo retóricamente.- sino quieres sufrir el corte del cuchillo te conviene responder a mis preguntas- digo. No contesta asique aprovecho a comenzar- ¿porque nos quieres a nosotros? ¿donde esta mi familia? - digo remarcando cada palabra de las preguntas.
- jamas voy a contestarte- me espeta con profundo odio. Hago presion en su cuello y un hilo de sangre sale de él.
- ¿quieres que siga?- pregunto. No contesta- pues responde- digo.
- Nunca- dice haciendo una mueca. Presiono mas y corro un poco el cuchillo agrandando y profundizando el corte.
- ¿quieres que tu adorable marido muera?- pregunta devolviendome el tono socarron. Frunzo el ceño- ¿no sabes a que me refiero? miralo- inmediatamente lo hago, luego de verlo al lado mío me tranquilizo pero una lucecita roja titilante me pone alerta. Miro a mi prisionero el cual sonrie y contesta- lo estan apuntando, un movimiento mas y dile  adios a tu amado- dice. En un momento de distraccion me quita el cuchillo y ahora soy yo quien es la que esta abajo solo que mirandolo. Siento el frío de la plata en mi cuello. Lo miro fría.- ahora soy yo el que ordena, asique, si no quieres que te quedes sin marido te sugiero que hagas todo lo que te pido.
- por favor, no le hagas nada, está embarazada- pide su hijo suplicante de tal manera que se me parte el corazón al escucharlo. Gustavo se ríe a carcajadas.
- conque la pequeña rata está embarazada, interesante- dice riendose.
- ¿sabes lo que es interesante?lo que duelen las partes íntimas al ser golpeadas- y diciendo esto, sin dejarlo pensar en lo que dije, le propino un fuerte golpe en la entrepierna dejándolo tirado a un lado sin atinar a nada.
- ¡Corre!- le grito a Ignacio al mismo tiempo que recupero mi cuchillo y lo sigo hacia una puerta que para suerte nuestra está vacía, nos sigue la empleada. Trabo la puerta con seguro y con una silla.
- no tenemos mucho tiempo- digo cuando recupero la respiracion. Ignacio se me acerca y me acaricia la poco abultada panza. Siento devocion en su toque, en sus ojos, en su sonrisa.
- no te me separes nunca- me pide. Sonrío y acaricio su mejilla obligándolo a mirarme.
- nunca- digo segura y lo beso rápido pero intenso.
Nos separamos y apoyamos nuestras mentes.
- ¿ahora puedes decirme cuando se veían con ella? - pregunta con una ceja levantada.  Con Nataly nos miramos y sonreimos.
- luego, no tenemos tiempo- digo y lo empujo un poco para poder caminar.
Unos gemidos de dolor nos detienen. Nos miramos entre los tres y fruncimos el ceño. Nos quedamos quietos mirando de donde podría venir el ruido. Nataly reacciona y nos guía hasta una puerta escondida.
- es la única puerta que da hacia el interior- dice como si fuera algo ovbio. le levantamos una ceja, rueda los ojos pero abre la puerta dejandonos con un escenario tenebroso.
Es una habitacion pequeña donde hay una chica sentada con los brazos atados. Nos da la espalda. Parece resignada a estar allí. Se le ve la espalda lastimada por latigasos. Tiembla visiblemente. Ignacio corre hacia ella como si la hubiese reconocido.
- Nicole- la llama susurrando. Abro los ojos y me apresuro a ir a su lado. Entre los dos la desatamos y la obligamos a abrir los ojos. Está semidesnuda.
- no pueden sacarme de aqui- susurra mirandonos con los ojos entrecerrados como si le costara enfocar.
- no puedo dejarte aqui, eres mi hermana y estas herida- le susurra intentando entrarla en razon. Trata de levantarla pero ella hace fuerza para sentarse.
- es que no lo entiendes- dice con voz casi extinguida- mira debajo de la silla, si me levantas moriremos todos y no creo que quieras que tu mujer embarazada muera- dice a lo que los dos le fruncimos el ceño.
- ella tiene razon- interviene Nataly- le han puesto una bomba de contacto- dice, esta agachada mirando la silla- solo él puede desactivarla- dice.
- ¿cuanto tiempo queda?- pregunta Ignacio.
- dos minutos.
- ¡corran!- grita Nicole- salvense, yo no intereso, tu familia interesa hermano- dice mirandolo fijo- ¿que es mas importante?, ¿yo? ¿o tu mujer embarazada? - pregunta.
- los cuatro- dice muy seguro. Mientras ellos discuten yo me pongo a mirar la habitacion. No encuentro otra salida que por la que entramos, al menos que...
- por lógica toda bomba tiene cableado o algo electrico que lo conecte- digo de repente.
- y el cable rojo es el mas importante- añade Nataly - por lo que...- no termina la frase se agacha y comienza a hacer algo. - muy inteligente Izzy, necesito algo para cortar los cables.- anuncia estirando una mano.
- ¿esto te servira?- pregunto extendiendole el cuchillo. Lo toma y de un tajo corta todo.
- salvada- dice suspirando- quedaban tres segundos.
Ignacio ayuda a levantarse a Nicole con lentitud.
No pasa nada asique corremos a la habitacion de donde venimos.

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