CAPITULO CUARENTA Y CUATRO

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Una vez salimos del hospital, despues que los médicos la revisaran sorprendidos por su rápida curación, caminamos hasta una plaza. Ya en un banco enfrento a mi madre y le cuento todo lo que pasó, con detalles. Casi le da un paro cardíaco al enterarse que conozco a mi padre.
Agacha su cabeza y se queda allí, mirando el suelo con las manos entrelazadas.
- no nos vamos a ir de tu lado, mamá- le digo poniendo una mano en su hombro- has sido nuestra madre desde siempre- levanta la cabeza un poco y se seca una lágrima.
- pero es tu padre, seguro querras ir con él- dice- y lo entiendo, solo los extrañaré, pero va a ser mejor, yo no tengo algo mejor que ofrecerles que la vida que hemos tenido hasta ahora- dice poniendose seria.
- que le parece si trabaja en la carnicería de un amigo mío- interrumpe Ignacio, me habia olvidado de su existencia- me han dicho que eres buena con las matematicas- dice encogiendose de hombros. Mi madre me mira y yo asiento sonriendo, lo mira y me vuelve a mirar.
- voy a hacer la prueba- dice no muy convencida y con el ceño fruncido.

Con Ignacio estuvimos hablando con papa para convencerlo de que acepte a mamá, no hizo falta convencerlo mucho, aceptó enseguida. Mamá entró al local y se queda de piedra mirando a mi padre. Levanto una ceja y palmeo entre ellos.
- eh, que vino a trabajar- digo al momento que aplaudo. Mi padre carraspea y asiente corriendo la mirada enseguida.
- em, si, es cierto- dice.
Nos vamos dejandolos solos mientras nos reimos de sus caras mezcladas entre susto y admiración.

Ya han pasado cinco meses, falta dos semanas para que mis bebes nazcan. El embarazo está pasando tranquilo, no tengo dolores ni nada que me moleste. Ignacio y mamá parecen dos histéricos en cuanto a mi cuidado. Ella me visita todos los días, y él no se despega de mi lado. Pedro sigue en el colegio con las mejores calificaciones. A Annabelle le cuesta un poco aprender pero entre los tres se ayudan. Marcos salió muy parecido a su madre, le encantan las matemáticas.
Con Ignacio decidimos visitar hoy a mi madre biológica, su lápida. Mientras él conduce con cuidado, yo me acaricio la panza sonriendo. Siento la frenada, por lo tanto estamos ya en el cementerio. Hace un par de semanas enterramos a mi madre, no pude llorar, algo impidió que se derramaran lágrimas por esa mujer que nos abandonó pero que a la vez lo hizo para que no muriesemos. No se que pensar. Ignacio me ayuda a bajar del auto y me deja a solas con la lápida de mi madre. Me acerco, me acuclillo y toco el frío marmol llamado lápida donde aparece su nombre completo y una foto. Saco el cuchillo que ella tenia en el momento en que murió, es lo único que tengo de ella, lo coloco al lado de la lápida.
- madre, gracias- digo con un nudo en mi garganta que me impide hablar. Me levanto y vuelvo al auto.
Al momento de sentarme siento un fuerte dolor en el vientre que me hace gritar, Ignacio corre hacia mi lado y llama a Mario.
- ah, bueno, bueno, estoy mas tranquilo- dice con evidente alivio.
Respiro profundo, segun las indicaciones que le dio Mario a Ignacio. Luego de cinco respiraciones se calma el dolor y puedo sentarme.
- son contracciones- me dice Ignacio.
- ¿a donde vamos?- pregunto.
- a la casa de Mario- informa mientras acelera el auto para llegar rápido.
Ya tenemos nuestra casa, Ignacio con la ayuda de Nicole decidió vender la casa de su padre. Compró una casa muy linda y muy austera. Me siento en casa cuando entro allí. Hay una habitacion para los bebes. Entre todos nos han regalado ropa como si tuvieramos un batallon de bebes en lugar de dos.
Llegamos a la casa de Mario y este abre la puerta.
- no bajen, al hospital ya- ordena sentandose en el asiento trasero. Ignacio le hace caso y arranca el coche.
Llegamos al hospital, donde Mario trabaja, en diez minutos. Las contracciones vuelven. Me ponen en una camilla y Mario corre hacia una habitacion, Ignacio va por detras.
- tu tranquila, respira profundo y cierra los ojos trantando calmarte, eso te servirá- dice. Asiento haciendo un esfuerzo por no gritar pero me saca una mueca de dolor.- Nacho, llama al resto, los bebes están por nacer.- le anuncia, yo quedo en shock, estoy por dar a luz, estoy por ser mamá.-¿puedes aguantar unos minutos?- me pregunta.
- eso creo- digo y muerdo un dedo para evitar gritar. Alrededor de diez minutos despues vuelve Mario con un par de médicos más, entre ellos una mujer.
Mientras se preparan llega Ignacio que me toma una mano y del otro lado hay otra persona que hace lo mismo. Paro de hacer respiracion lenta y miro a la otra persona. Es mi mamá. Sonrío pero me interrumpe un gemido de dolor.
- ponganse esto- les ordena Mario a mis acompañantes. Son dos barbijos.- abre las piernas- me ordena. Previamente me obligó a quitarme la ropa interior y me dio una bata. Colocan unas toallas tanto sobre mis piernas como debajo, en el hueco que se forma con las piernas dobladas y abiertas. - ¡puja!- vuelve a ordenar. Lo hago y sale un grito de dolor, siento mi frente perlada en sudor.- un poco más- vuelve a decir. Aprieto las manos de mis acompañantes. - tu puedes- me ayuda mamá.
- amor, ya llega el primero- me insta Ignacio. Hago más fuerza hasta que escucho el llanto de un bebé. Sonrío y me dejo caer en la almohada.
- falta el otro- interrumpe la médica- vamos señorita, puja- me apresura. Vuelvo a hacerlo con la última energía que me queda. El segundo es más facil, se vuelve a escuchar el llanto de bebé. Vuelvo a sonreir y me dejo caer cerrando los ojos. Alguien me pasa una toalla por la frente. Abro los ojos y allí está Ignacio con Mario y mis niños. Sonrío mostrando los dientes y achicando los ojos.
-mis bebes- digo con ternura al tiempo que Mario se acerca y me los da. Los tomo uno de cada lado y les beso la frente. El sueño me vence y me quedo dormida con ellos en mis brazos.

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