CAPITULO CUARENTA Y DOS

16 0 0
                                    


Gustavo se está poniendo cada vez mas pálido por la falta de comida. Mi panza se abulta cada vez más. Ya han pasado dos semanas y no tenemos noticias de nadie. Me preocupa Pedro, está solo en la ciudad, ¿durmiendo quien sabe donde?. No tiene dinero, ¿que comerá?. Estamos todos sentados mirando la nada mientras esperamos a que llegue alguien. Rodrigo se está mejorando notablemente.
- ¿estas segura que no quieres darle nada de comer?- me susurra Ignacio. Frunzo los labios y el ceño.
- segura- digo sin mirarlo, juego con mis dedos mientras mato el tiempo y mi paciencia. Todo sigue en silencio hasta que se escucha la risa ahogada de Gustavo. Todos giramos nuestras cabezas hasta su demacrado y pálido rostro. Frunzo el ceño y me acerco hasta él, le quito la mordaza y me semi acuclillo frente a él poniendo mis manos en mis rodillas con una mueca de sorna y curiosidad.
- ¿que quieres?- pregunto - es un poco de tu propia medicina.- digo y él se ríe como un demente, eso me hace entrecerrar los ojos, no de rabia sino de extrañeza. Alguien en esa situacion no se reiría como si hubiese ganado una batalla o le hubiesen dicho un chiste.
- es que...esto es inutil- dice una vez recupera la respiracion. Por alguna razon tiene la cabeza gacha y el pelo le cae hasta los ojos. Miro a Ignacio pidiendo ayuda, él se acerca y le corre el pelo tirandolo hacia atras. Descubrimos un mini audífono en su oreja. Entrecierro los ojos y río sin humor. Le doy el aparato a Ignacio que lo mira con odio y una pizca de tristeza.
- muy bien- digo fuerte para que me escuchen todos, hasta los que estan del otro lado del aparato.- esto es así- continúo y me coloco detras de Gustavo, le coloco el cuchillo en el cuello y hago presion.- señores, si quieren que su jefe siga con vida dejen a mi hermano en paz, y a mi familia. Dejennos salir de aqui en paz y no nos vuelvan a molestar.-digo desafiante mientras busco con la mirada una cámara en el techo. Por las dudas deslizo el filo del cuchillo por su garganta sacándole un gemido y un hilo de sangre.
- tranquilo hombre- digo sonriente- seguro tu se lo has hecho a muchos - digo- no está nada mal que sepas lo que es sufrir.
- ¿esto lo haces por tu estúpida madre adoptiva?- pregunta con asco escupiendome. Ignacio intenta acercarsele con las manos hechas puños pero lo impido.
- esto es entre él y yo- digo sin mirarlo.- mi madre no es estúpida, me adoptó cuando no tenía a nadie - digo con odio en la voz.
- hiciste lo mismo que con mi madre- interviene Ignacio.- la dormiste para que no diga nada de lo que sabe-dice, lo miro con incredulidad- y solo tu tienes el antídoto para el ADR- sigue.
- me conoces bien, hijo- dice tranquilamente.
- damelo - digo y presiono un poco mas manchándome la mano con un líquido caliente.
- suéltalo- dice otra voz lejana. Busco la voz y lo primero que veo es a mi padre, frunzo el ceño y este se gira dejando ver al padre de Romeo. Inmediatamente comprendo que mi padre está siendo amenazado, suelto el cuchillo dejandolo caer con estrépito.- muy bien, ahora despídete de tu papito- dice.
- no tan rápido- interviene una vocecita que me provoca reirme por la situacion que se ve. Está Marcos de trece años apuntando con un revolver a un chico de unos veinte años, el cual tiene cara de pánico.- camina cerdo- le espeta a Romeo. Miro a Ignacio y levantamos una ceja.
- no me importa- dice mientras sigue apuntando a mi padre.- a veces hay que sufrir pequeñas pérdidas para poder ganar algo mayor- dice con total frialdad.
- ¿eres capaz de dejar morir a tu propio hijo?- preguntamos Ignacio y yo al mismo tiempo.
-¿papá?- pregunta soprendido Romeo.
- ya no me sirves, dos veces me fallaste, dos veces fuiste debil- dice y se encoge de hombros- ahora lo importante- contínua.- ¿por donde iba? ah si, despídete de tu padre, preciosa.
- tú despídete del mundo- interviene Romeo- siempre creí que lo que decías era cierto, que había que acabar con todos los inservibles como los pobres, por eso te seguí, pero tus últimas palabras me dejaron en claro que eres un completo mentiroso e hipócrita, por si no lo sabías mamá tambien fue pobre pero tu la quisiste igual. ¿Que te pasó para que la mataras en el baño? ¿solamente porque se dio cuenta de la basura que eres?- enfrenta a su propio padre con mucho valor.
- hijo, lo siento- dice con fingido arrepentimiento.
- ¿lo siento? tu no sabes cuanto la necesité, lo mucho que quería que me regañara por no hacer la tarea, o la cama, que me abrazara, que me diera consejo sobre como tratar a una mujer- dice con los ojos cristalinos.- ¡no tienes ni puta idea de lo que es sentirse una mierda!- le grita con la vena del cuello marcándosele.- asique- dice con una mueca de dolor mientras carga el revolver y le apunta en la sien- lo siento, no voy a permitir que más gente siga sufriendo por tu culpa, adios- dice y dispara al tiempo que se le cae una lágrima. La bala impacta en la sien de su padre quien cae sin un solo ruido.
- oficialmente soy huerfano- anuncia una vez compruba que su padre haya muerto. Marcos corre hacia mi y lo abrazo fuerte. Todo esto fue muy intenso. En ese momento Romeo cae sobre sus rodillas dashaciendose en lágrimas silenciosas, quiero ir a abrazarlo pero todo lo que hizo no me permite mover del lugar. Pero me reemplaza Ignacio corriendo a su lado y abrazandolo como si no hubiese un mañana. Veo a Romeo decirle algo con los labios temblorosos y los ojos rojos. Se abrazan. No se cuanto pasó, yo tengo a un Marcos shockeado abrazandome mientras miro la escena de Ignacio. Los veo venir hacia mi.
- dile- lo insta Ignacio. Estan abrazados del hombro.
- Isabel, lo siento. Siento todo lo que te he hecho. No estaba en mi. - dice mirando al suelo. Tengo mi ceño fruncido.
- tengo que serte sincera, no estoy para nada contenta con lo que has hecho, pero sé lo que es sufrir y estar engañada- digo recordando cuando me enteré quien es mi padre.- pero todos merecemos una segunda oportunidad, solo que si metes la pata tienes el mismo destino que Franco- digo apuntando el cadaver de su padre. Hace una media sonrisa cómica.
- oye, ¿porque a él lo perdonas mas rápido que a mi?- pregunta la voz de mi padre. Me río y me giro a verlo.
- ¿tal vez porque él no es mi padre?- pregunto de forma retótrica y divertida.-no es como si me afectara de manera sentimental, pero si mi marido lo perdonó ¿porque no yo?- pregunto mientras le doy una mirada fugaz a Ignacio que me la devuelve con una sonrisa de orgullo.
- con que marido, ¿eh?- pregunta Romeo dandole un codazo en la costilla- ¿encima bebes?- pregunta de nuevo señalando mi estómago.- ¿no era que tu no querías atarte al matrimonio ni cambiar pañales?- pregunta divertido por el color rojo que toma Ignacio al mencionar algo que alguna vez dijo.
- y aqui volvió mi amigo Romeo- dice una vez destapa su cara de su mano.- eso fue en un pasado, todos tenemos uno. Y eso fue hasta que conocí a esta hermosa mujer que me quitó el corazón guardándoselo en un cofre dentro de su cuerpo- dice mirándome. Ahora soy yo la que está roja mientras sonrío mirando al suelo.
- oye, yo soy Romeo, se supone que soy yo el que dice cosas cursis, no tú- le reprocha bromeando. Todos nos reimos.
- vale, pero ella me inspira- dice Ignacio abrazándome.
- ya, ya. Yo quiero a mi Julieta.- se queja con un puchero. Abrazo de un lado a papá y del otro a mi amor, Ignacio. Entre los dos quieren que los abrace más a uno que a otro.
- paren, me van a partir a la mitad- digo riendo.
- siento interrumpir el momento emotivo pero algo nos falta- interviene Marcos con su vozarron. Todos los del círculo miramos hacia abajo. Nos habíamos olvidado de él.-él-termina señalando a Gustavo que sigue atado mirando como ido al cuerpo de Franco.

SobrevivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora