Un Gusto Conocerle, Señor. (Bill Weasley)

Cajas

Narra ___.
Luego de ese día todos estaban muy tristes, sobre todo Tonks que se culpaba de la muerte de Sirius.
Yo también estaba triste, Sirius me dejó quedarme en su casa, pasamos mucho tiempo juntos. Sus bromas y sus anécdotas de cuando era joven siempre te hacia te reir.
A todo esto yo no tenía, donde vivir ahora. No iba a quedarme en Grimmauld Place, esa casa ya no le pertenecía a nadie, hasta que encuentren el testamento de Sirius. Tampoco podría vivir allí con el recuerdo de él.
Así que alguien se percató de mi situación... Bill.
-¿A donde piensas ir?- me había preguntado. Yo estaba poniendo todas mis cosas en cajas.
-Al orfanato. Seguro que tienen espacio, siempre le caí bien a la directora. Además mi cuarto debe estar vacío todavía.
-¿Que?
-Si, Bill.
-No, no irás al orfanato.
-¿Pues adonde quiere que vaya?- pregunté algo molesta.
-Ven a mi casa.- dijo simplemente.
Me lo pensé un rato.
-Pero es pequeña. Yo tengo todos mis libros... Y estudiar... Mi ropa...
-Vamos, será divertido- me alentó- ¿y que sí es pequeña? Estaremos más juntos.
Sonreí, pero luego deje de hacerlo. Convivir con Bill, no lo tenía pensado. Si pensaba en hacerlo en algún momento, pero es que ahora...
-Además hay un cuarto donde puedes dejar tus cosas y si también es bueno por si quieres estudiar o alejarte de mi.
-No querría alejarme de ti.
-Y luego, si todo va bien, y va a ir bien, buscamos un lugar más cómodo para los dos.
-Bill Weasley, ¿oficialmente me estas diciéndo que viva contigo?
-Si, oficialmente.
Lo mire, estaba apoyado en la pared, sonriendo.
Caminé hacia él y lo abracé, apoyé mi cabeza en su pecho mientras el me acariciaba el cabello. Sentí como el seguía sonriendo y yo también lo hice.

Al otro día ya iniciamos todo el proceso. Fue divertido... Aunque todavía no podía aceptar que Sirius se halla ido.
Una vez que terminamos de dejar todos los libros y papeles en el cuarto que Bill me había ofrecido, fuimos a comprar algo para comer.
Luego de cenar, nos quedamos hablando.
-¿Vamos a dormir?- preguntó Bill.
-¿En tu cuarto?
-¿Donde más?- dijo con su sonrisa inocente.
Nos cambiamos y nos cubrimos con las sábanas. Los dos estábamos enfrentados, y Bill examinaba todo mi rostro.
Yo sonrei y pose mi mano en su mejilla, lo cual hizo que me mirara otra vez a los ojos.
-¿Que pasa?- pregunté.
-___, cuando te vi caer, la noche del ministerio, pensé que lo peor había pasado. - tomó la mano que yo tenía en su rostro y llevó mis dedos hacia su boca y los besó.- Casi te pierdo, __*.
-Está todo bien ahora. Nunca me vas a perder.
Lo besé en los labios.