Mis princesas

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Era el último día de marzo y estaba ya demasiado harta.

-¡Lo siento! Se que no debería dejarte sola, pero ya sabes cómo son ahora con respecto al banco, no paraban de hablar. Te juro que me imaginé a ti en el hospital maldiciendome por no estar ahi.- habló Bill. Se vio obligado a ir a una reunión sorpresa del banco y llegó más tarde de lo que pensé que llegaría, ya eran las 11 de la noche.
-Pues ojalá hubiese sido así, porque estoy harta.
Se acercó a mí, me abrazo y besó la frente.
-¿Cenaron ya?
-No. Bueno... Un poco de helado, pero cenar de cenar no.
-Pues haré una pizza en 5 minutos.
-Gracias.

Fueron las doce, del 1 de abril, cumpleaños de los gemelos.
Empecé a escribirles las carta de feliz cumpleaños, mientras comía una porción de pizza.
Y ahi me quedé, paralizada.
-Bill, vámonos.- dije parándome en de la silla.
Él me miró y si los nervios no me hubieran saltado, hubiese reído a carcajadas.
Abrió grande los ojos y se paró también. Salió disparado hacia el sofá, a buscar el bolso con la ropa que usaría la bebé, susurrando para si mismo "bien, bien, tranquilo, Bill"

Narra Bill.
Luego de toda esa situación, nos aparecimos en San Mungo.
¿Necesito explicar lo nervioso que estaba? Y sólo en mi mente estaban esas ideas que yo armo cuando estoy nervioso: que si algo sale mal, que si algo le pasa a la bebé o si algo le pasa a ___. O si... hay un mortifagos entre los medimagos. Rápidamente deseché la última idea.
Subieron a ___ a una camilla y la llevaron volando hacia una de las habitaciones. Yo corría junto a ella.
Abrieron de golpe una puerta y la entraron allí.
Me coloqué al lado de ella y tomé su mano mientras veía a cuatro medimagos preparándolo todo.
A todo esto, ___ soltaba gritos debido a las contracciones y maldecía, solo un poco.

Y así pasó. Eleanor Weasley nació el 1 de abril de 1999.
La bebita lloraba apenas nació y su cara era de gruñona, pero todo cambió en el momento que se la dieron a ___ a los brazos. Yo estaba junto a ella, admirando a la bebé como si fuera un tesoro.
Miré a ___, tenía un par de lágrimas en el rostro y estaba despeinada y acalorada.
Aún así pensé que ambas estaban preciosas. Ambas eran lo más importante en mi vida.
Eran mis princesas.

Narra ___.
Dolor intenso, solo eso.
Y luego una bebé estaba en mis brazos. Mi bebé. Que sólo sollozaba.
La estreché contra mi pecho y le besé la frente.
Despacio, se fue silenciando, hasta que sólo hacia ruidos de molestia.
Miré y a Bill. Y no sentía a nadie alrededor nuestro, solo nosotros... Tres.
Los ojos de Bill tenían brillitos admirando a la criatura en mis brazos... "Si...- pensé- estoy totalmente loca por él."
Volví a mirar a la bebé.
El poco cabello que tenía sin duda era naranja, como el de sus dos padres, tenía los ojos cerrados, no los podía ver bien, pero había algo en su forma que me decía que tenía los ojos de Bill.
-Tiene tu nariz.- dijo él, como si me hubiese leído la mente.
-Y nuestro cabello.

Un Gusto Conocerle, Señor. (Bill Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora