Capítulo 3

1.4K 67 0
                                    

Son las 10 de la mañana, suena la alarma y me levanto de la cama, compruebo que Marie está en casa y la despierto, porque dijo de acompañarme a por Leire. Me dirijo a la cocina y preparo café y unas tostadas para ambas. Desayunamos tranquilamente y nos vamos a duchar y vestir para irnos. Salimos por la puerta 35 minutos después, listas. Cogemos mi coche, ponemos música y empezamos el camino hasta casa de mis padres. Viven a una hora de la mía.

Llegamos. Nos dirigimos a la puerta, tocamos el timbre y mi madre nos abre la puerta.

- Hola a las dos. ¿Qué tal el viaje? - nos pregunta mientras nos da dos besos.

- Hola mama. Todo bien.

- Hola Raquel. El viaje bien, pero el madrugar fatal.

Si, Marie esta resacosa. Entramos directas al comedor. Como son las 12:40, mi pequeña debe de estar más que despierta y seguramente jugando con el abuelo en el jardín.

- Si hija, como te imaginas están los dos en el jardín, llevan allí más de una hora.

Me río porque sé que es verdad, cuando mi padre se junta con mi bebé no hay quien los pare, y eso que Leire aun ni anda ni nada, pero a mi padre le encanta hacer cosas con ella. La hace reír muchísimo. Salgo al jardín y me encuentro con una de las escenas que mas me gustan de esta vida, mi pequeña y mi padre durmiendo bajo un árbol, a la sombra y rodeados de los dos Huskies de papá. Mi princesa lleva un vestido hermoso con zapatitos a juego. Ese traje es nuevo. Mis padres la consienten demasiado. La aman y por eso la tratan como toda una princesita. Me acerco a ellos y con mi móvil les tomo varias fotografías. La casa de mis padres es perfecta, su ubicación es increíble, enfrente de la playa con una reserva natural a un quilómetro de aquí. Tiene de todo y estoy feliz de que decidieran venir aquí a vivir, aunque quede un poco lejos de mi hogar.

Decido despertar solamente a mi padre y no a la pequeña que tiene en brazos. Cuando por fin abre los ojos y me ve, me saluda y me sonríe como solo mi padre sabe hacerlo. Lo amo, es el único hombre en mi vida y soy feliz así.

- Buenos días papi. Se está bien aquí ¿eh?

- Si pequeña, y esta hermosa bebé me transmite tal paz, que puedo quedarme dormido dónde y cuándo sea, mientras la tenga conmigo.

Es cierto, mi padre tiene toda la razón, y lo sé de buena mano. A mí me pasa lo mismo.

- Vamos a dentro papá, que en la sombra hace un poco de fresco y no quiero que la niña se enferme.

Cojo a Leire en mis brazos para que mi padre se pueda levantar tranquilamente. Entramos a la casa y voy a dejar a mi pequeña en su cuna, enciendo el comunicador y me voy al comedor con todos. Es hora de comer y mi niña no debe tardar en despertar con hambre.

Mientras ponemos la mesa mi teléfono suena, en la pantalla sale el nombre de la empresa. Cojo la llamada y es Andrés, mi jefe, quién me comenta que me necesita esta tarde para arreglar unos papeles con urgencia y buscar otros que no consigue encontrar. Le digo que en una hora estoy en la oficina y me contesta que sin problemas. Él sabe de Leire y que los sábados son sagrados para mí porque voy a buscarla a casa de mis padres.

Les cuento a mis padres y me dicen que vaya tranquila que ellos cuidaran de Leire, Marie se quedará también aquí. Cuando termine el trabajo volveré a buscarlas a las dos, aunque sí es muy tarde, nos quedaremos a dormir aquí.

Después de horas en la oficina llego por fin a casa de mis padres de vuelta, pero son las 9 de la noche y estoy agotada, así que decidimos quedarnos aquí a descansar y mañana nos iremos de vuelta a casa.

Propiedad Del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora