Capítulo 32

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Pasaron un par de semanas desde que ejecutaron a Polonio. Hoy me levanté de la cama sintiéndome un poco mal, como si alguna cosa fuese a pasar, me sentía inquieta. Luca estaba en la cocina preparando el desayuno, yo me dirigí a por la pequeña princesa de la casa, la cambié y bajamos juntas a desayunar.

Después de desayunar decidí irme a la oficina y ponerme con el trabajo que tenía atrasado. Pasaron un par de horas y Luca entró al despacho un poco agitado.

- Cariño, coge a Leire, debo salir, me acaban de avisar que hay unos cachorros peleando entre sí y que no están haciendo caso a los mayores.

Decidí salir con él, al llegar al claro, vimos a dos cachorros peleando. Luca habló con su voz de alpha y eso les frenó en seco.

Una de las niñas que estaba allí viendo la pelea al verme vino corriendo a mí.

- Luna, Luna, ellos no tienen la culpa de la pelea, han sido unos mayores que les han dicho que si no peleaban para demostrar que son fuertes recibirían un castigo.

Me quedo mirando a la pequeña mientras me lo cuenta todo, con mi barriga ya crecidita y Leire en brazos me es difícil pero consigo ponerme a su altura. Cuando consigo ponerme de rodillas, siento delante de mis piernas a mi pequeña y le pido a la hermosa niña que me cuente lo que ha pasado.

- A ver preciosa, ¿me puedes contar lo que ha pasado? Has hablado demasiado rápido y no me ha quedado demasiado claro.

- Verá, un grupo de 5 mayores han venido esta mañana a por todos los chicos, diciendo que venían de parte del Alpha, se han llevado a todos los mayores de 7 años y los han traído al claro, yo les he seguido porque mi hermano estaba entre ellos, me he escondido para poder escuchar a los mayores, entonces les han explicado que el Alpha había dado órdenes de que se hicieran peleas para ver quién era más fuerte, y que los que perdieran recibirían un castigo. Yo me he asustado, mi hermano no es muy fuerte porque nació con problemas en el corazón y he corrido a buscar a un adulto, he encontrado a unos guardias con el Beta Nathan y les he contado que había cachorros peleando, pero yo no quiero que mi hermanito sea castigado, él es bueno, me cuida mucho cuando papá y mamá no están en casa, no quiero perderle. - en ese momento la pequeña se echó a llorar, la acerqué a mi pecho abrazándola y guardándola dentro de mis protectores brazos.

- No te preocupes mi niña, que tu hermano no será castigado, te doy mi palabra. Pero necesitaré que me ayudes a encontrar a los chicos mayores que han organizado esto, ¿sí? ¿Crees que vas a poder?

La pequeña asintió con la cabeza. Le sequé las lágrimas que corrían por sus mejillas. Cuando levanté la cabeza Luca me miraba con ojos llenos de amor y los demás adultos que había me miraban con orgullo. Supongo que una Luna que se ocupa y preocupa tanto por los suyos, les agrada.

- Cariño, será mejor que vayamos a casa, allí tenemos todas las fotografías de los chicos de la manada, así esta pequeña valiente podrá decirnos quienes son sin tener que buscar por toda la aldea, no creo que aguantes toda la caminata, además estos chicos conocen el terreno, podrían incluso estar escondidos para no recibir castigo.

Acepto y mi marido me ayuda a levantarme, me llevo a la pequeña cogida de la mano hacia la casa y mi pequeña que va jugando con su papá.

Al llegar, Luca saca unas carpetas enormes con las fichas de todos los chicos, están separadas por edades, así que guiándonos un poco por lo que nos ha dicho Candela, descartamos los menores de 12 y los mayores de 18. Queda una larga lista de personas entre los 13 y los 17. Esperemos no tener que subir más allá de los 17.

Al repasar las listas, encontramos a los chicos, todos de la misma edad, 15 años, y no sé porque, pero no me sorprende saber que el cabecilla es el nieto de Polonio, esta familia está dando dolores de cabeza como nadie.

Luca manda a algunos guerreros a buscar a los chicos, a media tarde todos están en la sala de reuniones de la casa de la manada, allí también están los padres de los chicos. Les va a caer un buen castigo, más que nada porque han ido a hablar en nombre de su Alpha sin permiso, han usado el poder que da el nombre de la máxima autoridad de la manada para obligar a los más jóvenes a pelear entre ellos.

- Bien, como sabéis estáis aquí porque habéis ocasionado problemas en la manada, habéis usado mi nombre para obligar a los pequeños a pelear entre ellos, y además de eso les habéis amenazado con poner castigos, tanto para el que no colaborara como para el que perdiera. Esto merece un castigo ejemplar. Todos tenéis 15 años, por lo que vuestro castigo puede ser público. He leído, en libros antiguos, algunos de los castigos que antes de imponían, y el que más me ha llamado la atención ha sido el de encadenaros en la plaza y daros un azote por cada año que tenéis, y después encerraron en una mazmorra por tantos días como niños estuviesen implicados. Tenéis suerte que solamente se haya llevado a cabo una pelea y que no haya pasado nada más que pequeñas heridas que mañana ya no existirán en sus cuerpos. - Contemplé a mi maravilloso marido mientras hablaba, veía el castigo muy extremo, pero no dije nada, él es quién decide. - Por lo tanto, y aun siendo algo que no me guste, creo que os impondré el siguiente castigo. Recibiréis 5 azotes cada uno, en la plaza, frente a la manada, y después pasaréis 2 días en las mazmorras, aún así, cuando salgáis, deberéis, durante un plazo de 15 días, ayudar a las personas que se os asignarán, pero ya os aviso que no trabajareis en ningún despacho ni nada, trabajareis ayudando a los granjeros y agricultores, pero no juntos, y me aseguraré que cumplís el castigo, porque por cada día que no reciba un buen informe del que será vuestro jefe, se sumarán otros 3 días de trabajo más al castigo. Por cierto, los azotes serán en el trasero, no penséis que os marcaré la piel de otro lugar, y yo mismo me encargaré de los azotes. Usaré la misma fuerza en todos y cada uno de los azotes y me aseguraré de que podáis seguir andando, solamente se os quedará el culo rojo como a los monos, pero nada que en una hora no tengáis solucionado. Se os tratará como a niños, eso hará que la próxima vez que se os ocurra alguna estupidez, os lo penséis mejor. El castigo empieza hoy, pasareis vuestra primera noche en el calabozo, mañana por la mañana os azotaré y regresareis a las celdas y pasado mañana se os asignará vuestro lugar de trabajo. - miró a Nathan - dicho esto, Beta llévenselos a las mazmorras, cada uno en una.

Nathan asintió con la cabeza, cogieron a los niños y se fueron. Era la hora de volver a casa, pero los padres de los chicos se plantaron frente a nosotros, no parecían muy contentos.

- Alpha, Luna, queremos cambiarnos por nuestros hijos en cuanto al castigo que se les ha impuesto. Son jóvenes, no merecen recibir castigo alguno, por favor, déjenos relevarlos y hacernos cargo de ellos a nosotros.

- Lo siento señores, pero ya he hablado, ellos son los que se han aprovechado de mi nombre y posición en la manada, deberán hacerse cargo de sus acciones, y punto. No aceptaré ningún cambio.

Todos callan y agachan sus cabezas. El Alpha ha hablado.

Nos dirigimos a casa y Luca se dirige a la oficina, supongo que se pondrá ahora con los lugares de trabajo para los chicos. Menos mal que solo son 6.

Decido hacer café, eso siempre le gusta cuando está entre papeleo. Preparo café solo para él y un té para mí. También un biberón para Leire, la verdad es que hoy no hace muy buen día, creo que se avecina una tormenta.

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