¿Alguna vez has pensado que todas esas historias que has leído en tu vida pudiesen volverse realidad de un momento a otro?
Yo tampoco lo creía hasta que me paso.
Esta es mi historia, yo una chica cualquiera con un hombre lobo que llegó a mi vida pa...
Estoy un poco preocupado, la verdad es que nunca me hubiese imaginado que en la manada habría gente así. Hice bien al darle la tarea a mi mujer de repasar y llevar ella la contabilidad, la verdad es que pensé que sería algo fácil y de poco trabajo, se que ella no quiere estar sin hacer nada en casa, pero yo lo prefiero así, estando embarazada, me preocupa que esté tan centrada en el trabajo que descuide su salud.
Estoy despierto en la cama, observándola dormir, tan pacíficamente. La veo removerse, y sé que los pequeños la están molestando, así que decido poner mis manos en su barriga y les pido a esos pequeños bichos que tengo por hijos que se calmen y dejen dormir a su madre. Poco a poco los siento relajarse y Laura consigue seguir durmiendo. Parece que saben cuando estoy despierto porque se mueven demasiado.
Laura ya está de 19 semanas, cada vez falta menos para saber el sexo de los pequeños bebés. La verdad es que en una semana ya, por fin, iremos la ecografía que nos sacará de dudas.
Decido levantarme e ir a hacer el desayuno. Paso por la habitación de la pequeña Leire y la encuentro ya despierta como siempre. La cojo en brazos y me la llevo a la cocina conmigo.
Mientras hago el desayuno, Leire me mira y ríe cada vez que le hago alguna cara rara. Es un amor de niña. Cuando ya está todo listo, cojo a Leire y me dirijo a la habitación para despertar a Laura. Con ayuda de la pequeña la despertamos entre risas y diversión.
Una vez todos desayunados, decido tomarme el día libre, necesito pasar tiempo con Laura y cuidarla mucho ahora que espera a dos cachorros. Decido coger el portátil y sentarme con ella en la sala de estar. Mientras tecleo y ella lee un libro, la pequeña Leire juega en el suelo con los juguetes de navidad. Al rato, decido ir a hacerme un café, miro a Laura para preguntarle si quiere zumo, pero me encuentro una escena preciosa, mi hermosa mujercita se ha quedado dormida mientras leía.
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Decido no molestarla, cojo a la pequeña princesa y me dirijo con ella a la cocina para darle un biberón de zumo de melocotón que tanto le gusta como a su madre. Mientras se calienta mi café con leche, la pequeña Leire se acomoda en mis brazos y mientras se bebe su zumo, sus hermosos ojos se cierran, dándome a entender que jugar tanto rato la ha dejado cansada. Cada vez encuentro más semejanzas entre Laura y ella. Creo que la pequeña princesa repite todo lo que hace su mamá.
Cuando se ha quedado completamente dormida, dejo el biberón a un lado, cojo mi café y me dirijo de nuevo a la sala, allí dejo mi café en la mesa y a la pequeña en la cunita que tenemos para ella instalada aquí.
Mientras las observo dormir, sigo tecleando en mi ordenador, cuanto antes acabe este trabajo y se lo mande a Nathan, antes podré centrarme únicamente en los dos amores que ahora mismo duermen mientras me hacen compañía.
Por fin termino el trabajo que tenía pendiente y se lo mando a Nathan, cierro el ordenador y decido hacer para comer, pollo a la plancha con verduras, sano y perfecto, todo para mi hermosa mujer. Para Leire preparo un puré de pollo y verduritas que también sé que disfrutará mucho.
Pongo la mesa y las despierto para poder ir a comer. Laura me regala una hermosa sonrisa y varios besos en agradecimiento por cocinar para ella. Hoy es como un día de fiesta para mi testaruda mujer, pues no deja que nadie la ayude ni le quite trabajo. Le encanta encargarse de la casa y sus otros quehaceres. Le he dicho varias veces de contratar a una interna para que la ayude, pero es terca. Aunque sé que dentro de poco, cuando su barriga crezca más de lo que pueda controlar, no le quedará de otra que aceptar el hecho de que necesitará ayuda extra para hacer todo lo que hace normalmente ella sola.
Por el momento prefiero no insistir mucho, sus cambios de humor son, algunas veces, incontrolables. De un momento puede pasar de reír a llorar en cuestión de segundos. Así que, pasados unos meses más, deberá aceptar coger a una chica que la ayude a llevar la casa. Y más tarde que la ayude con los niños.
Decido, una vez terminados de comer, que podemos hacer tarde de cine en nuestra sala. Ponemos una película de comedia, así nos relajamos mientras echamos unas risas.
Cuando pasa la tarde, Nathan y Marie llaman para preguntar si nos apetece salir a cenar fuera de la reserva. Laura dice que sí, y es todo lo que necesito para subir a arreglarnos, coger el coche e ir a cenar con nuestros amigos por ahí.
Después de una cena divertida pero tranquila, volvemos a nuestro dulce hogar. Laura está agotada y Leire se ha dormido de camino, en el coche, mientras volvíamos, así que decido mimar un poco a Laura y le hago un masaje en los pies para relajarla. Una vez se ha dormido, decido hacer lo mismo que ella y meterme a su lado a dormir. Mañana será otro día.