Especial Luca - I

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Como cada viernes desde hace algunos meses, decidimos salir a buscar a nuestras mates. Las mates son las compañeras de vida que cada persona licántropa tiene.

Durante este tiempo muchos han conseguido encontrar a su mate, aunque aun quedamos los más importantes por así decirlo. Estamos Nathan, mi futuro Beta y yo, el futuro Alpha. Esto no es fácil, además que ver siempre a la misma gente se te acaba haciendo aburrido. A la 1 de la madrugada, llegamos al pub. Al entrar, solo se ve a gente amontonada y muchas las mujeres que no nos quitan los ojos de encima. Pasados unos minutos, percibo un olor a café y chocolate, que hace que me derrita y sé lo que eso significa, aunque que Derek me lo esté gritando, también ayuda para estar seguro. Derek es mi lobo interior, mi compañero, mi conciencia, mi mejor amigo. Aunque a veces puede tener menos cabeza que yo mismo.

- Mate, Luca, ese olor es de nuestra mate, búscala por favor, tengo muchas ganas de verla y de hacerla mía, llevamos desde los 18 años esperándola.

Derek tiene razón así que decido seguir el olor. Me lleva directo hasta la barra y de allí a la puerta de salida.

- No puede ser, ya se ha ido, esto es demasiado.

Decido volver con los chicos, y observo que Nathan está observando a un grupito de chicas, que supongo, cotillean sobre nosotros, ya que no nos quitan la vista de encima.

- Que Nathan, ¿buscando tu próximo ligue?

Me río porque sé que eso es falso, somos unos licántropos fieles a nuestras parejas.

- No tío, ¿ves a la rubia que parece que destaca, como si fuera la jefa de ese grupo de cotorras? Pues creo que es mi mate.

Yo la observo y la muchacha se ve bien.

- Pues si es así, a por ella lobo.

Nathan se ríe y decide entrar en acción, a los pocos minutos ya están bailando los dos, como si fueran pareja de toda la vida. A las 3 de la madrugada veo que Nathan se acerca con esa muchacha.

- Luca, ella es Marie, Marie, el es Luca, es como mi hermano.

- Encantada Luca.

Le estrecho la mano. Esta chica parece buena persona.

- Luca tío, voy a ir a acompañarla a casa, ¿te vienes?

Le digo que sí y salimos los tres del pub para ir a acompañarla. Cuando llegamos a un bloque de pisos, vuelvo a percibir el olor inconfundible de mi mate. Parece ser que Marie y ella son amigas, porque Marie desprende un poco de su olor, que noto ahora que estamos fuera de todo ese montón de personas.

- Chicos, gracias por acompañarme, creo que Laura tenía razón, mañana tendrá una compañera resacosa.

Así que Laura ¿eh? Muy bonito nombre.

- De nada princesa, tienes mi numero y yo el tuyo, llámame y quedamos para ir a tomar algo ¿vale?

Se despiden con dos besos en las mejillas, y nos vamos.

Han pasado dos días desde que Nathan encontró a su mate y yo la percibí, estamos a lunes, vivimos en una reserva natural, mi familia es la dueña y aquí tenemos todo lo necesario para esconder a la manada. De vez en cuando me gusta escaparme de todo el gentío y me escabulló hasta una pequeña cascada que hay cerca de aquí. Me dirijo hacia los árboles y me transformo. Decido correr un poco y llego al claro, pero, ¿cuál es mi sorpresa?, de repente me llega de nuevo el inconfundible olor de mi mate, a café y chocolate. Y ahí está, sentada en el tronco de un árbol caído, con una cámara en sus manos y haciendo fotografías de la naturaleza que la rodea, no me doy cuenta que me he acercado demasiado hasta que ella me ve y se paraliza.

Veo cómo actúa prudentemente, guarda su cámara y se levanta despacio, mientras retrocede no ve una rama y cae al suelo, hace una mueca de dolor y creo que se ha torcido el tobillo, me acerco con cautela y la observo bien. Definitivamente se ha torcido el tobillo, así que decido ir a por mi ropa para poder ayudarla sin causarle miedo.
Al volver veo que se levanta pero su pié no responde y está a punto de caerse, así que por inercia la agarro de la cintura para evitarle el golpe.

Levanta la vista y observo unos hermoso ojos marrones con toques negros. Veo como se sonroja y baja la mirada.

- ¿Estás bien? - Es lo único que consigo decirle.

- Si, gracias. Me he torcido un tobillo, pero estoy bien. Gracias por evitar la caída.

Siento como si me estuvieran electrocutando allí donde su cuerpo se junta con el mío. La dejo de pié sin fijarme si ha equilibrado su cuerpo y la veo caer al suelo. Ahogo mi risa pero se da cuenta.

- ¿Te has hecho daño con la caída? ¿Estás bien?

- Sí, estoy perfectamente, solo he visto que el suelo estaba un poco triste y he pensado en darle un abrazo. ¿Tú eres tonto o qué te pasa? ¿No ves que no estoy bien? Porque en lugar de intentar no reírte de mí, me ayudas a levantarme y a llegar hasta mi coche que está en la entrada, ¿eh?

Vaya pero qué genio tiene. Me encanta que sea así, aunque lo sarcástico se lo podría haber ahorrado.

La ayudo de nuevo y cuando está de pié y veo que no se va a caer, decido cogerla en brazos al estilo princesa. Eso será mucho más rápido.

- Disculpe señor manos largas, con que me ayudaras a ponerme en pie y asegurarte que no me caía me bastaba, no hacía falta que me cargaras como una princesita.

La miro como si hubiese dicho el mayor pecado del mundo, bueno para mí lo ha dicho, en fin, actúo así porque es mi mate, es algo que me sale solo. Llegamos al parking de la reserva y la dejo en el suelo, la acompaño hasta su coche, y veo como se pone una compresa fría en el tobillo, ahora un poco inflamado.

No le quito los ojos de encima, quiero y necesito asegurarme que está bien.

- Disculpa. Gracias por traerme pero ya estoy en mi coche y estoy bien, así que ya puedes irte.

La miro ofendido, me está echando como a un perro.

- Sí, mejor me voy. Que te vaya bien. Por cierto, ¿cómo te llamas?

En realidad, no pienso abandonarla, solo me separaré un poco para avisar y acompañarla a casa sin que se dé cuenta.

- Soy Laura y gracias por todo. Adiós.

Cierra la puerta de su coche y lo pone en marcha. Es hora de saber en donde vive la razón de mi existencia.

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