Aquí [Harry Styles]

Treinta y ocho

"Hechos"

Cinco meses después. 

Un brazo cubre mi cintura cuando despierto lentamente. El contacto piel a piel me hace recordar la noche anterior, y las mariposas revolotean en mi estomago, provocando una sonrisa en mi rostro. 

En estos últimos meses han sucedido muchísimas cosas. Entre ellas la mayoría buenas, y otras no tanto. 

La mudanza a otra ciudad, que nos obligó hacer el tratamiento de Noah. La finalización del ciclo lectivo en el colegio, la alegría con la que me felicitó Harry aquel ultimo día. Mí cumpleaños número 19.

Poco a poco empiezo a perder la pereza que llevo en el cuerpo. Me giro, dando media vuelta y veo a Harry todavía durmiendo, tiene la cabeza un poco inclinada hacia atrás y mantiene la boca abierta. Es tan lindo, tan mío. Abrazándolo, apoyo mi cabeza en su pecho, con la intención de despertarlo. Son pocas las veces en las que aguanto no hacerlo.

Comienzo con levantar mi mano y a acariciar su mejilla, me incorporo y depósito un beso en ella. Su creciente barba pica un poco sobre mi boca, pero esto no me impide continuar haciéndolo.

-Mmh —se queja e intenta sacarme de arriba inconscientemente.

-Harry, despierta —le doy tiempo a contestar pero nada pasa. Tal parece que ha vuelto a caer en un profundo sueño.— Harry tengo hambre y quiero estar contigo, despierta.

Sigo con mi trabajo anterior y él poco a poco empieza a abrir sus ojos. Aquellas perlas esmeraldas que brillan casi en paralelo con el sol.

-Hola —sonrió cerca de él. Intenta darme un beso, pero de repente recuerdo algo y me alejo de él. Me encamino rápidamente hacia el baño antes de poder pensar en otra cosa. Quizás soy la única que le da importancia a estos temas, pero no voy a permitir que ocurra en estas condiciones.

Cuando salgo del cuarto de baño, Harry sigue en cama. Un poco más despierto, me observacon confusión y un toque de amargura.

-¿Qué pasa? ¿Por qué has rechazado mi beso? —tomo asiento a su lado y prosigo a explicar mi vergonzosa pero necesaria situación.

-Me fui a lavar los dientes, no quería darte un beso y que sintieras sabor feo al besarme.

-Ali, todos tenemos mal aliento a la mañana, bienvenida al mundo real -dice poniendo los ojos en blanco. Me río ante su amargo humor, subiendome a su regazo.
No me importa estar desnuda ante sus ojos, habíamos intimidado tantas veces desde la primera vez, que prácticamente había perdido cualquier inhibición ante sus ojos.

-Es una sensación extraña —me observa y yo lo miro. Miro a ese hombre, mi hombre mayor. Mi novio, mi vida.

-¿Qué? —pregunto, recorriendo su pecho con mis dedos.

-Siento que por fin estamos en paz.

-Me encanta ver tan recuperado a Noah.

-Fue más duro para él, que lo que pasamos nosotros —dice, colocándome al lado de su cuerpo. Su brazo izquierdo se dirige hacia la parte detrás de su cabeza y yo descanso del lado derecho de su cuerpo.

-¿Recuerdas las primeras sesiones de quimioterapia?

Mis ojos se humedecen ante la imagen de Noah en el primer tramo de su tratamiento. La quimioterapia destrozó su cuerpito, junto con mí corazón.
Mí hijo había bajado de peso, lo suficiente como para ver sus costillas cada vez que intentábamos cambiarlo.

No solo se vio afectado él. Ese proceso me dejó sin fuerzas. No había noche en la que no llorara en brazos de Harry. Dejé de comer, no porque quisiera, si no que nada parecía querer entrar por mí boca. Me mantenía a base de agua y café la mayor parte del tiempo.