Cuarenta y ocho

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"Segunda Noche"



-Alika...-un leve movimiento me sacude logrando que me despierte de una vez. De nuevo encuentro a Federico viendo hacia mí, en menos de veinticuatro horas hemos repetido la misma escena.

-Espero que no se te haga costumbre esto -un intento de sonrisa nos abandona a ambos, pero ella no llega a nuestros rostros debido a los acontecimientos que están sucediendo.

-¿Qué pasa? -comienzo a peinar mi cabello, mis manos no ayudan de mucho pero tampoco me importa.

-Has dormido muchísimo. Harry sobrevivió a su segunda noche -dice esto con un tono de asombro, creo que fui la única que tenía todas las esperanzas puestas en Harry.

-Sabía que él iba a sobrevivir Federico.

-El doctor se encuentra con él en este momento...-suelta un suspiro expresando duda y lastima.- Está realizando las pruebas motrices.

-No me imagino la reacción de Harry cuando se entere que posiblemente va a quedar en silla de ruedas -sostengo mi cabeza entre mis manos, sé que esto va a romperlo y lo peor de todo es que me va a romper a mí. Porque pase lo que pase voy a tener que sostenerlo cuando caiga y hacerle entender que puede levantarse.

-Debes ir a casa, Noah estará extrañándote. Hace dos días no sabe nada de ti, ni de Harry.

-Lo sé, lo sé...voy a ir ahora y trataré de volver en cuanto logre dormir a Noah -comienzo a pararme de mi lugar, arreglo mi ropa y luego abrazo a mi amigo. También extrañaba demasiado a mi hijo, nunca estuve tanto tiempo alejada de él.

-Dile que esta noche me quedaré con él para jugar, no es lo mismo que su madre pero ayudará -esta vez sí sonríe, dando un leve apretón mi hombro derecho.

-Gracias -dicho esto me voy. Cuando llego al pasillo de mi edificio comienzo a recordar todo lo que pasó aquel día. Trato de dejar de pensar en ello, porque simplemente no quiero llorar frente a mi hijo. Ingreso las llaves en la cerradura y observo a mí alrededor, la casa está ordenada más de lo normal.

Solo me hace falta dar unos pasos más para encontrarme con mi pequeño Noah. Se encuentra merendando con mi vecina Sarah. Ella nota mi presencia inmediatamente y le hace una pequeña seña a mi bebé para que me mire. Una sonrisa invade el rostro de Noah en el momento en que sus ojos me ven, y deja a un lado sus galletas para venir corriendo hacia mí.

-Hola cariño -lo sostengo contra mi pecho unos segundos, hasta que él se separa de mi para examinarme, casi como si fuera mi padre.

-¿Papá? -pregunta, me revuelve el corazón ver su expresión de preocupación.

-Está trabajando bebé, me dijo que te extraña mucho mucho -sonrío al ver su expresión de alegría.

-¡Sí! -salta hacia mí para abrazarme de nuevo.- ¿Quele galletitas? -agarra mi mano y comienza a tirar de mi hacia la mesa ratonera en donde está su merienda. Saludo a Sarah y me siento junto a ellos a pasar el tiempo y tratar de olvidar todo.

-Gracias Sarah, puedes ir a tu apartamento por hoy. Mi amigo vendrá a quedarse con Noah -ella toma mis manos suavemente. Estas horas que pasé en casa, tuve que contarle entre labios lo que había sucedido realmente con Harry. No podía hacer que Noah supiera sobre esto.

-No es molestia para mi ¿Lo sabes no? -asiento, haciéndole saber que necesitaré de ella más adelante.- Espero que el señor Styles salga adelante, no entiendo cómo siendo tan bueno le pasan estas cosas.

-Yo tampoco lo hago -concuerdo con ella, caminamos hasta la puerta y me despido. Cuando estoy por cerrar la puerta Federico aparece por el pasillo y se apresura en llegar.

-Hola -decimos los dos al unísono, me hago a un lado para dejarlo pasar.

-¿Dónde está? -me pregunta refiriéndose a mi hijo.

-En su habitación... ¿Cómo está Harry?

-El doctor se adelantó esta tarde.

-¿Qué?

-Sí, me apresuré en venir para que vayas con él. No quiere ver a nadie, ni siquiera a su madre.

-¿Ya saben el resultado de las pruebas motrices, verdad?

-Quedará en silla de rueda, obviamente hay un millón de tratamientos para que pueda caminar, pero tendremos que saber que todo depende de él.

Ojalá la noticia me impactara con mas sorpresa, pero no es así. Había muchas probabilidades de que esto sucediera, lamentablemente. Sigo depositando toda mi fe en Harry, es capaz de todo y más. Solo había que hacer que se lo propusiese él mismo. 

Una vez de regreso en el hospital busco a Anne y le entrego un poco de comida que compré en el camino, es chatarra pero juro que no aguantaba más los sándwiches del hospital.

Cuando son alrededor de las doce de la noche empiezo a convencerla para que regrese a casa y descanse un poco. Después de varios intentos logro hacerlo, ella insiste en que la acompañe pero me niego diciendo que soy más joven y puedo aguantar más. Le envió un mensaje a Federico para que esté atento a la llegada de mi suegra. 

Aproximadamente a las cuatro de la mañana una idea me azota la cabeza, dudo un momento antes de llevarla a cabo. Me aseguro de que no haya nadie vigilándome desde algún punto y camino hasta la habitación de Harry.

Abro un poco la puerta y la misma enfermera de la otra noche se encuentra allí, se asusta un poco por el sonido de la puerta y se para urgentemente del sofá individual. Me empuja un poco haciendo que retroceda.

-Por favor no puede estar aquí. Que lo haya permitido la otra noche no quiere decir que la deje hacer lo mismo hoy.

-Nadie me ha visto venir -le digo pero ella sigue con la misma expresión seria en su rostro.- Por favor, si alguien descubre esto prometo hacerme cargo. Estoy embarazada y sola en el pasillo. Deja que pase los últimos momentos con él -juego un poco al chantaje con ella. Parece que me táctica funciona ya que me deja entrar. Ella va por una silla y la coloca para sentarse, mientras a mí me da el sillón.

Observo las facciones de Harry mientras duerme, me recuerdo una vez más que soy una adolescente en pareja con un hombre, un ángel, mi ángel.

-¿De cuánto tiempo estas? -escucho a mi espaldas decir a la enfermera, mientras revisa algo en su teléfono.

-Dos meses creo, todavía no hemos ido al médico -le sonrío un poco. Sostengo la mano de Harry, pálida y fría como la nieve. Parece tan sereno en esa cama, se que cuando despierte todo volverá a ser un infierno para él. Me encantaría cambiar eso, sentir ese dolor por él. Todo esto fue mi culpa, lo se y no deja de atormentarme. 

Mi noche pasa así, yo al lado del hombre que amo. Intercambiando una que otra palabra con la enfermera, no he esperado a verlo despierto ya que la medicación que le dan para el dolor es tan fuerte que lo mantiene dormido la mayoría del tiempo. Aproximadamente a las siete de la mañana la enfermera me pide cordialmente que salga del cuarto, y me asombro cuando me ruega volver esta noche.


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Hola ¿Cómo se imaginan a Federico físicamente? ¿Si lo tuvieran que caracterizar con algún famoso, con cual lo harían?

Gracias por leer. Besos, Antonella.


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