"La paleta"
—¿Bebé estas bien? —pregunté una vez más mirando a Noah mientras circulábamos por las calles, estas se encontraban prácticamente vacías.
No sabía con exactitud hacia donde caminaba, solo trataba de alejarme todo lo que pudiera.
—¡Upa...! —me apuntaba mientras daba pequeños rebotes con sus piernitas para que lo tome, llevábamos caminando alrededor de media hora, era esperado que un niño de dos años se cansara.
—Mira no te duermas aun...—empecé comentando ya que había acomodado su cabecita en mi hombro izquierdo.— ¿Vez esas lucecitas de allá? Compraremos algo para comer, pero si te duermes no podré cargarte dentro de la tienda.
—Mmh Mmh —dijo abrazándome más, para cobrar un poco de calor.
Caminamos o mejor dicho caminé dos cuadras más, y llegamos a un mini Marquet, me detuve un momento a pensar. Tenía que comprar algo que nos rindiera, al menos por hoy, ni siquiera me alcanzaba para alguna bebida extra.
"Allá vamos" pensé. Al ingresar me dirigí a las góndolas para observar los precios.
—¿Puedo ayudarla? —me di vuelta lentamente, ya que el peso extra de Noah no me permitía mucho.
—Yo... Mmm, estoy mirando los precios...—dije a lo cual él joven de pelo castaño y nariz exuberante nos observó.
Su cara cambio a una expresión más dura de la que tenía, y por unos breves instantes me miró con repugnancia.
¿Acaso era por mi vestuario? ¿O por qué tenía un hijo?
No podía descifrar lo que pasaba por su cabeza, pero algo estaba en claro y era la forma despectiva con la que nos miraba.—Mira no hay precios económicos hoy en día, lo que tienes a la vuelta es lo que puedes encontrar, pero como supongo no te alcanzará para mucho....retírate si no quieres pasar vergüenza —terminó diciendo.
Miré un segundo hacia el piso, y luego tomé rumbo hacia la puerta, encontraría algo para comer esta noche, pero no aquí. No podía dejar que me tratarán de ese modo, no más.
"Oh, oh" expresé en mi mente cuando me di cuenta de que Noah acababa de ver los dulces en el mostrador, apuré mi paso, pero eso no fue suficiente para detenerlo cuando bajó corriendo de mis brazos.
—¡MAMI MAMI! —señaló contento por lo que acababa de descubrir.— Ete mami, ete.
Señalaba una paleta bastante colorida, avanzando hacia el mueble. Claro que se la hubiera comprado de no ser que nuestra vida dependía de unos cuentos billetes.—Noah ven aquí —rogué corriendo tras él, pero me ganó y se pegó al vidrio, el joven con nariz exuberante al parecer era el dueño del local, me dirigió una mirada desagradable.— Bebé tenemos que irnos.
—Mami no, por favor —dijo arqueando su espalda un poco mientras las lágrimas asaltaban sus ojitos. Mi humor solo empeoraba al pasar los minutos, teníamos que encontrar un lugar donde pasar la noche, y no malgastar más tiempo.
—Esto no es una guardería, ni un mini Marquet de cuarta para andar montando espectáculos, si no sales en un minuto por esa puerta, me encargaré que no vuelvas a entrar a otro local en tu vida —miré al joven castaño perpleja cuando terminó de hablar.
Los niños siempre hacen estas cosas, se les ocurre algo y no paran hasta conseguirlo, pero este sujeto no sabia nada de eso.—Noah ven conmigo —logré decir una vez más con la esperanza de ser escuchada por mi hijo pero fallé. Mi intento en alzarlo y sacarlo de ahí también falló, ya que sus piernitas lanzaban patadas al aire.
—Me cansé —escuché susurrar al muchacho antes de llegar hacia a mí, pero se detuvo a unos centímetros e intentó levantar a Noah.
—No lo toques, suéltalo —exigí volviéndome loca ante la idea de alguien maltratando a mi bebé. Estiré la remera del muchacho pero este solo me ignoró.
—Sal de aquí, a ver si aprendes a criar niños —fui empujada por él fuertemente, pero gracias adiós logro estabilizarme y no caer.
—¿No me vas a cobrar? —preguntó una voz a nuestras espaldas. Ambos dirigimos nuestra mirada hacia un hombre que sostenía unas unidades de productos comestibles en sus manos.
Su cabello se aproximaba a sus anchos hombros, su alto cuerpo era acompañado por unos pantalones ajustados que combinaban con su camisa abierta a la altura de su pecho, sus finos y brillantes ojos examinaban la escena con atención. Y hasta me llegué a asustar por la expresión de su rostro.
—¿Sucede algo?
El joven mal educado soltó a Noah, para regresar a su posición detrás del mostrador, en su cara se asomaba una tenue luz de vergüenza, pero fue interrumpida por la avaricia de sus ojos al ver la billetera del cliente.
—¿Estás bien mi amor? —preocupada inspeccione a mi hijo, una vez que corrió hacia mí.
—Me atute.
—Vámonos de aquí —él asintió y tomó mi mano.
Tenía un pié fuera de la tienda cuando mis pensamientos fueron interrumpidos por esa voz, esa voz tan grave y ronca a la vez.—Señorita —exclamó el sujeto, deliberaba si debía volverme o no, pero lo hice.
—¿Sí? —pregunté con miedo, de que el sujeto siguiera con la humillación que había comenzado el dueño de la tienda.
—Creo que se le olvida esto.
Se aproximó a nosotros, debo admitir que era algo intimidante, al instante extendió la paleta colorida que se le antojaba a Noah.
¿Cuánto tiempo estuvo detrás de nosotros? ¿Observo todo, todo?—No...No se preocupe —dije tratando de hacerlo cambiar de opinión, pero su atención estaba concentrada en mi hijo.
—Tómalo, por favor —dijo mirando a Noah mientras este mantenía su dedito en su boca.
—Mami —me habló Noah en un susurro. De seguro quería tomar esa paleta, pero se encontraba demasiado asustado y necesitaba mi aprobación.
—¿La quieres campeón? Toma, es toda tuya.
—Gracias —expresó mi bebé, bastante claro para ser entendido.
—Gracias —repetí yo, aunque continúo pensando que esto es innecesario, ni siquiera nos conoce.
—No es nada preciosa —dicho esto emprendió viaje hasta el mostrador, donde señor maleducado observaba.
Creo que fui muy obvia al ruborizarme, porque el resto de la noche que pasamos en la plaza principal, le tuve que explicar a mi hijo por qué me había puesto colorada.
- -
Hola, espero que soporten mi lenguaje diminutivo tratando de hablar como un niño.
En mi perfil encontraran otra obra de mi autoría, titulada como "Mi viaje entre letras". Allí estaré subiendo escritos en los que trabajo. Me hace mucha ilusión que se pasen por él. Muchas gracias desde ya.
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Aquí [Harry Styles]
RomanceEstaba atrapada en la oscuridad, pero él decidió ser su linterna. Harry iluminó su camino, la guío a través de la oscuridad. Alrededor de él, la vida para Alika era dulce y no necesitaba nada más para sobrevivir que saber que los brazos de Harry si...