Cuarenta y tres

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"Fiestas"


Una dulce melodía me obliga a abrir mis ojos lentamente. Inmediatamente sé que se trata de Harry y su locura por "Can't help falling in love", su canción favorita desde que era niño.

Abandono la cama poco a poco, después de entrar al baño y atender mis necesidades, no espero a cambiarme y voy al encuentro de Harry. Paso por la cocina y ante su ausencia lo busco en su lugar, su despacho, aquel que conserva su aroma aunque lo limpie mil veces.

También tenia su despacho, su oficina acá en Manhattan. No había lugar en el mundo en el que no impregnará su aroma. 

Me detengo en el umbral de la habitación ya que él no ha notado mi presencia. Se encuentra ido en su trabajo, con la mano que no sostiene su pluma se agarra la cabeza en gesto de estrés. Su reproductor de música se encuentra detrás de él despidiendo una melodía que esta vez me es imposible reconocer.

Cuando hace un movimiento para cambiar de tema musical me ve. Sus ojos se iluminan y es como si iluminaran toda la habitación. Poco a poco su sonrisa comienza a expandirse y no puedo evitar quedarme unos segundos mirándolo con cara de enamorada.

En el mundo puedo encontrar de todo menos alguien como él. No hay nadie como él.

Me acerco sin pronunciar palabra ante su mirada fija en mí. Escucho el sonido que produce su silla al ser arrastrada hacia atrás, invitándome a sentarme en su regazo. Sin esperar más me lanzo hacia él y todo el peso de mi cuerpo cae. Me mira profundamente con sus ojos verdes. Ni siquiera sé por qué hemos amanecido tan empalagosos.

-Hola -le digo para después depositar un beso en sus labios. Sus manos bajan a mi cintura y me acomoda nuevamente, pero esta vez en una forma más segura sobre su regazo.

-Creo que podría mirar esos ojos el resto de mi vida -dice provocando que me sonrojara, le agradezco con un beso en la mejilla. Después de eso me recuesto en su pecho y él me abraza por la cintura.

-No es muy lindo que digas eso -comienzo arruinando el momento con un toque de humor.- Eres tu él que tiene los ojos más bonitos del mundo, los tuyos son verdes -me quejo sin siquiera salir de mi posición anterior. No pienso abandonar su pecho.

-Pero si eres tú la que tiene los ojos color sol -dice Harry haciéndome paralizar el corazón. Al ver mi reacción nula (no porque no quiera decir nada, sino porque no puedo hacerlo) él ríe, haciendo que sienta la vibración de su pecho.

-Te adoro -digo después de minutos en silencio, acompañados solamente por la suave música que proviene de la lista de reproducción de Harry. 

-Estas hecha un caramelo hoy -Harry dice mientras deposita un beso en mi frente.

-Ya -digo con un gran pesar porque sé que lo estoy interrumpiendo en su trabajo.- Voy a desayunar algo, no quiero molestarte más.

Resiste bastante, pero luego de unos cuantos besos me deja ir. Mientras voy hacia la cocina un frio anormal me azota el cuerpo por lo que tengo que llegar a mi cuarto en busca de ropa decente. Luego de mi desayuno no elaborado, voy hacia el living para comenzar con la limpieza.

Noah sigue durmiendo hasta ahora, creo que es el único que se toma muy a pecho la palabra "domingo". Prendo la televisión y la pongo baja, solo para hacer algo de compañía, no me gusta mucho el silencio. El silencio me lleva a lugares en donde no quiero estar. El silencio me somete a pensamientos que no quiero tener.

En la televisión muestran recetas navideñas, y el hecho de que las fiestas están a menos de una semana me ataca. No había pensado en esto. Es que en realidad nunca tuve la necesidad de pensar en esto.

Aquí [Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora