Si muere, muero.

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Y ahi estaba ella.

Revolucionándome.

Mi manera de quererla era tóxica,
distinta.

Quería quererla en todas sus formas, en todas sus maneras.

Quería tenerla,
quería que fuese mía
mía para hacer de ella lo que no le gusta admitir que puede ser.

Ella, sin embargo,
no quería ser mía.
¿Para qué voy a ser tuya, si me tienes igual?
me preguntaba a la luz de la luna.

Yo, por supuesto,
era suyo
me utilizaba para hacer de mi
algo más bonito,
para hacer un desastre,
un precioso desastre.

Era(mos) nosotros,
no otros, sino nosotros.
Cómo dos personas en una misma alma.
Cómo un alma repartida en dos.

Si muero, muere;
Si muere, muero.

Estábamos perdidos,
almas pérdidas.

Y ahí estaba ella.
Sanándome de toda herida, cicatriz, pesadilla.
Sanándome sin merecerlo.

Y ahí estaba yo, a su lado.
De repente ella se fue.
De repente la perdí,
y al mismo tiempo me perdí.

One love.
-A.
Publicada el 27 de mayo del 2016.

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