Doce años y medio

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Forks. Dormitorio de Bella. 03:45 AM del día posterior al regreso de Volterra.

-A la mañana siguiente de habernos ido, una bomba explotó en casa y destrozó los dormitorios, donde a esa hora Reneé y yo hubiésemos estado en circunstancias normales. Nos salvamos de la muerte por cuestión de horas...

Edward dio un pequeño jadeo. La historia parecía haberlo atrapado por completo. Un poquito satisfecha de mí misma, bebí otro trago de agua y continué.

-Eso dejaba en claro que ya sabían que yo estaba involucrada, y que tenían firmes intenciones de acabar conmigo. Mientras la policía intentaba averiguar cómo había ido a dar la bomba al interior de la casa, la investigación por la droga hallada en el depósito y su relación con el asesinato de Leyla continuaba, y los resultados eran escalofriantes. Primero Leyla y después yo habíamos tropezado con una organización internacional con sede en los Estados Unidos, una mafia que tenía implicación en casi todos lados, peligrosísima, que incluía algunos personajes de las más altas esferas y algunos de los más bajos estratos sociales. Era una red muy firme y bien constituida, que llevaba años funcionando.

»¿Sabes qué es irónico? –medio me sonreí con una mueca-. Enseguida se sospechó de inmigrantes. Se dijo, antes de investigar nada, que había colombianos y mexicanos involucrados en lo de las drogas. Que habían usado la escuela como escondite porque uno de los encargados de limpieza era inmigrante también, creo que nicaragüense. Y al final, resultó que eran puras tonterías. El encargado de limpieza no tenía nada de nada que ver, y lo más mexicano que había en todo el caso eran las enchiladas de pollo que había comido la directora el día anterior. Todos los involucrados eran ciudadanos de los Estados Unidos, y muchos de ellos personajes muy reconocidos y respetados.

»También quedó establecido que la escuela había tenido grandes deudas, y que unas generosas entidades anónimas habían donado grandes sumas que permitieron pagarles a los acreedores, pero que llegó un momento en que estos donantes les pidieron a las autoridades escolares un pequeño favor. Tenían un "cargamento" que habían tenido que sacar del "depósito habitual" a causa de la humedad, según dijeron, y necesitaban un sitio donde almacenarlo por unas semanas. Los directivos prefirieron volverse ciegos, sordos y mudos, y les cedieron el depósito a condición de no saber nada: aunque no estaban seguros, intuyeron de inmediato que había algo turbio en todo el asunto. Pero la escuela aún tenía deudas, y no querían arriesgarse a perder a un mecenas tan generoso...

Edward entornó los ojos y bufó. Me hubiese encantado preguntarle qué estaba pensando, pero no me atreví. Sin embargo, creí que en su rostro había una mezcla de desdén e irritación, que afortunadamente no iba dirigido a mí, de modo que seguí mi relato.

-Poco a poco, los integrantes de la organización iban cayendo. Hubo unos cuantos que consiguieron huir al extranjero y otros pasaron a la clandestinidad. Se llegó a pedir la captura internacional de muchos de ellos, y varios aparecieron muertos, ejecutados por la misma organización ante el temor de que hablasen. Algunas veces se pretendió simular suicidios, pero otras veces aparecieron ejecutados con un tiro en la nuca o degollados, dejando en claro que se trataba de asesinatos lisos y llanos, de advertencias para los demás.

»El problema fue que a la vez que aparecían muertos los sospechosos, desaparecían los testigos que se atrevían a declarar contra ellos. Y cuando reaparecían, solían hacerlo por partes: un trozo aquí y otro allá –hice un pequeño gesto con la mano, indiferente. Edward ahogó un jadeo; su expresión era espantada-. A la directora de la escuela, que se atrevió por fin a romper el silencio y declaró lo poco que sabía de los benefactores anónimos, la encontraron descuartizada, las partes de su cuerpo repartidas entre cinco jefaturas de policía distintas. Casi todo el Estado de Arizona se había convertido en un campo de batalla, y los muertos ya superaban la veintena en un mes.

Swan, Bella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora